La pelea de Mario Hernández en Peñalisa

Jue, 16/06/2011 - 10:00
Antes de 1993, donde ahora pasean los carritos de golf y navegan los jet skis, donde ahora tienen casa de veraneo 450  familias, sólo había reses. Y zorros, mosquitos, chuchas y babillas, muchas ba
Antes de 1993, donde ahora pasean los carritos de golf y navegan los jet skis, donde ahora tienen casa de veraneo 450  familias, sólo había reses. Y zorros, mosquitos, chuchas y babillas, muchas babillas que salían de la desembocadura del río Sumapaz al Magdalena para dar un paseo por los pastizales. Porque este lugar paradisíaco en el municipio de Ricaurte, Cundinamarca, a 120 kilómetros de Bogotá, era antes la Hacienda Peñalisa, de propiedad de Agustín y Eduardo Morales, quienes se unieron con la Promotora Andina de Recreación S. A. para la construcción del Club Puerto Peñalisa. El arquitecto Simón Vélez diseñó algunas casas y la sede social, y Willi Dreus hizo el diseño urbanístico de todo el club. La Constructora Peñalisa de Entre Ríos S. A., creada por Fernando Mazuera y CIA., planeaba construir en cinco etapas más de 1.000 casas alrededor de 18 hoyos de golf, tres lagos, canchas de tenis y fútbol, piscina olímpica y supermercado. Pero las deudas ahogaron el proyecto y sólo vendieron 450. Así, el terreno que quedó baldío y las casas que se quedaron en los planos, son hoy motivo de discordia. En 1995, el empresario del cuero Mario Hernández compró una casa en la etapa del proyecto conocida como Cádiz, una decisión tomada por su pasión por el golf. De hecho, Hernández acaba de regresar de Gleneagles, un resort de golf en Escocia al que Johnny Walker lo invitó como agradecimiento por ser la imagen de su última campaña en Colombia (lea aquí su historia). De realizarse el proyecto de Mario Hernández, se ofrecerán casas como esta. Hernández ha sido un trotamundos de los negocios. Ha tenido tiendas de abarrotes, bares, discotecas, distribución de vehículos y construcción. En 1975 creó la oficina de finca raíz Hernández y Mayorga, y desde entonces ha participado en proyectos como hoteles, centros comerciales y edificios de apartamentos en Bogotá y Cartagena. Pero ahora, a sus 69 años, su último proyecto inmobiliario está encallado en una pelea de socios: la ampliación del Club Puerto Peñalisa. En 2006, el empresario del cuero y un grupo de inversionistas extranjeros le compraron a los bancos Colmena, Pacífico y Ganadero, 700.000 metros cuadrados de tierra que Fernando Mazuera y CIA. no pudo desarrollar porque, al parecer, estaba en quiebra. Desde entonces, la idea de Hernández es construir un complejo de 400 nuevas viviendas, con precios que oscilan entre 600 y 900 millones de pesos. Pero ha encontrado una oposición radical por parte de algunos socios del Club. Uno de los argumentos es que el dinero y las mejoras invertidas durante estos años han sido muchas como para dejar ingresar a anónimos propietarios. Algunos comentarios que rondan el club afirman que Mario Hernández quiere saltarse los filtros de admisión que le pone la junta a los futuros compradores. Pero ese rumor, según Hernández, es falso: “en los clubes hay que cuidar a la comunidad, no se puede permitir que entre cualquiera, y yo estoy de acuerdo con eso. No se trata de vender por vender, y siempre le he dicho a la junta que ellos aprobarán a los nuevos propietarios, como lo han hecho desde siempre”. A los socios de Peñalisa les preocupa que el nuevo proyecto sature ambientalmente la zona. Otra preocupación de algunos socios es sobre la capacidad de las instalaciones y la posible saturación del lugar con nuevas viviendas, en especial del campo de golf. En Peñalisa, a menos que haya un campeonato o sea temporada de vacaciones, el tiempo de espera máximo para salir a jugar es de veinte minutos. “En Estados Unidos hay condominios de dos mil casas con un campo de golf de 18 hoyos. No es un problema de espacio, sino de organización, de reservar los turnos en la cancha”, argumenta Hernández. Una de las personas que se ha opuesto vehementemente al desarrollo del proyecto es Fernando Muñoz Merizalde, empresario de la aviación y socio en Peñalisa. Él advierte que en el desarrollo de ese proyecto ha habido incumplimientos en las normas municipales por parte de Mazuera y, eventualmente, de Marío Hernández. Muñoz también afirma que la junta directiva del club no ha hecho una buena gestión en su empeño de oponerse al proyecto. Kien&Ke conoció documentos radicados en la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, en la Alcaldía de Ricaurte y en la Superintendencia de Sociedades, donde Muñoz advierte sobre irregularidades en las que incurrirían, de aprobarse la futura construcción. Muchos en esta controversia no entienden cómo Mazuera y cia, una empresa que se declaró insolvente tiempo atrás, ahora haya resucitado como socia en este proyecto. El área señalada en el círculo corresponde al sitio donde Hernández desarrollará su proyecto. Hernández  por su parte dice que puede esperar los años que sean para hacer valer sus derechos. No quiere hacer de esto un show mediático, pero dice tener los elementos suficientes para no dejarse atropellar. Incluso, podría enfrentarse con abogados penalistas reconocidos que son socios del club. “Lo único que he querido hacer es adelantar un proyecto que valorizará el club. Estamos con abogados para hacer las cosas bien, no para violar la ley, sino para mejorar. Esto podría, incluso, generar muchos empleos”, concluye. El proyecto de Hernández ya cuenta con la resolución 204 del 22 de diciembre de 2010, en la que el municipio de Ricaurte le concede la licencia de urbanismo de una parte del lote. La obtuvo después de una lucha de año y medio. Kien&Ke intentó comunicarse con Rafael Blanco, presidente de la junta directiva del club, pero no respondió las llamadas. Además, fueron consultados José Santofimio, gerente del club, y algunos socios como Samuel Villegas Posada y los ex ministros Néstor Humberto Martínez y Fernando Londoño Hoyos. Ninguno quiso referirse al caso. Así pues, el pulso entre Mario Hernández y el comité jurídico de Peñalisa, conformado por pesos pesados del Derecho como Néstor Humberto Martínez y Francisco José Sintura, puede terminar pronto en una pelea judicial que traspasaría el escenario privado y reservado que el Club ha querido mantener.
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