Unos ojos color chocolate, una sonrisa amable, mucha actitud, elegancia y fortaleza es lo primero que viene a la mente de quien recuerda o habla acerca de Johana Maturana, una mujer con un corazón noble y la templanza heredada de su abuela.
A Johana te la puedes encontrar en espacios políticos, en festivales culturales, en encuentros de etnoeducación o en paneles de mujeres, entre muchos otros. Su apuesta es a la visibilidad de las mujeres transexuales en el país y a la representatividad femenina afro diversa en todos los escenarios de la vida colombiana.
En el mes de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora, Emilia Valencia, desde el Programa Inclusión para la Paz destacamos la vida y acción socio comunitaria de Johana Maturana, la primera mujer transexual del departamento del Chocó.
Johana nació en Quibdó, capital del departamento del Chocó. Caracterizada por su innovación, biodiversidad, creatividad, emprendimiento y sobre todo, por la resiliencia de sus habitantes que día a día se reinventan ante los retos económicos, sociales, culturales y en salud de la región.
A los 11 años esta joven chocoana se fue a vivir a Medellín (Antioquia), ciudad en la que terminó la primaria y curso el bachillerato en escuelas normalistas.“Mi infancia y mi niñez fue maravillosa, me críe con mis primos, que son mis hermanos de crianza. Desde esos años que viví en Quibdó ya sabía que era una mujer diversa, que sentía atracción física y emocional por el chico, entonces fue una infancia de descubrir y descubrirme”.
Durante su etapa del colegio Johanna se destacó como estudiante, vivió con el respeto y amistad de sus compañeros, pues ellos conocían su orientación sexual. Fue una etapa en la que no solo descubrió su identidad, también, entendió cuáles eran sus retos, sus mayores habilidades y aquellas metas que quería para su vida.
Cuando tenía 19 años decidió que era el momento de hacer visible su sentir y su diversidad, y fue a esa edad, en Medellín que empezó su vida pública como mujer afrocolombiana trans. Gran parte de la fortaleza e impulso para visibilizar su ser fue cimentado por las mujeres que han transversalizado su vida: su abuela, su tía y su mama. Las tres han dejado una huella ancestral y de liderazgo en su corazón y mente, y las tres siguen motivando el camino de Johana a visibilizar las acciones comunitarias de las mujeres afrodescendientes en el Chocó.
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“Yo vivo agradecida con Dios enormente por mis tres mamas, ellas me hacen feliz, me han sacado adelante".
Su abuela, Serafina Ibarguen Mosquera, una mujer afrocolombiana pujante y cariñosa pero con el corazón y sentir de una matrona, ha sido un ejemplo de resiliencia, perseverancia y profundo amor para Johana, quien nos cuenta que la muerte de esta maravillosa mujer la ha marcado fuertemente, y que constantemente recuerda aquellos mimos, aquellos detalles, cariño y consejos que siempre le brindaba.
Impulsada por el recuerdo de su abuela y el cariño de las mujeres en su vida, fue para el 2014 que Johana regresó de Medellín a Quibdó, decidida a visibilizar no solo a las mujeres trans de la región, sino a su comunidad afrocolombiana, su ancestralidad, la riqueza en todo sentido del territorio.
“Cuando llegue al territorio, de nuevo a Quibdó, eso me marco, porque llegue siendo una mujer, ya había vivido mi proceso de reasignación de sexo, ya mi caso era reconocido y llegue como una mujer no solo en cuerpo, sino en alma, en estado mental y en sentires. También, llegue como una mujer que lucha por sus derechos, una mujer que cada día ha intentado ser positiva en medio de todas estas dificultades sociales, y ante todo, llegue decidida a salvar vidas, a ayudar a otras y otros, a darles oportunidades”.
¿Por qué Johana Matura?
Este no es solo el nombre de esta polifacética mujer, es también el nombre de su fundación, el cual tiene historia, porque en su niñez la habían nombrado Yovany, nombre que le dio su abuela, con el que descubrió su diversidad y con el que vivió buenos momentos durante su infancia. Así que fue el fuerte cariño por su abuela y las memorias de su vida las que la llevaron a no cambiar su nombre por completo, sino a dejarlo como Johana.
La fundación Johanna Maturana es el resultado de lo que su fundadora y directora menciona como “una lucha y un camino por el reconocimiento” en la que todas las diversidades y formas de ser son bienvenidas, y en las que no solo se apoya y se forma para mejorar la calidad de vida de las mujeres del Chocó, sino para darle una transformación a su existencia a través de la garantía de sus derechos.
“Desde la Fundación, en la misión de dar a conocer a la mujer trans, empezamos a visibilizarlas desde nuestro departamento (Chocó). Desde Medellín yo ya venía con un importante reconocimiento. Porque mi proceso de cambio de sexo también fue una lucha y una resistencia constante hasta lograrlo por completo. Entonces con esas experiencias, con ese contexto, yo empecé a recorrer diferentes corregimientos y municipios del Chocó – como Unguía, Acandí, Carmen del Atrato, Bojayá, Cértegui, Istmina, Tadó, Condoto, Pizarro- para identificar a la población LGTB del departamento y sobre todo sus necesidades”.
Este proceso también le permitió a Johana Maturana y su fundación lograr visibilizar las vidas, historias, resistencias y sentires de las mujeres transexuales en toda Colombia, y nos cuenta que “ha sido muy importante tener presencia y contribuir a la plataforma LGBT por la Paz en Colombia, al movimiento de mujeres negras, raizales y palenqueras desde sus identidades diversas en el país, donde la mayoría de mujeres del equipo central eran mujeres heterosexuales, y fuimos invitadas a ser parte por nuestro proceso y nuestro liderazgo como mujeres trans”.
Hoy en día Fundación Johana Maturana hace parte de la mesa “Mujer, paz y seguridad” y la Mesa Territorial de Garantías Chocó. Además, ha liderado diversos proyectos con ONG´s como ONU Mujeres y con Agencias Internacionales como el Programa Justicia para Paz Sostenible de USAID en alianza con Colombia Diversa, en los que como organización socio comunitaria se ha enfocado en fortalecer y garantizar los derechos de la comunidad LGBT, brindado capacitaciones desde el enfoque diferencial, acompañando la creación de los planes de desarrollo municipal y las rutas de atención a la comunidad LGBT en la región, entre otros.
Actualmente, con el apoyo del Programa Inclusión para la Paz, Johana Matura y su fundación desarrollan un proyecto desde el enfoque de inclusión y género, en el que se ha logrado fortalecer a la fundación para aumentar el acceso a servicios eficaces, inclusivos y con capacidad de respuesta a la población LGBT.
Por estos días, Johana sigue siendo una apasionada por el estudio y el aprendizaje colectivo, constantemente está buscando como formarse para mejorar las condiciones de su familia y de su comunidad en el Chocó. Esto le ha permitido abrirse puertas hacia la educación, pues se encuentra estudiando en la Escuela de Administración Pública Territorial Antioquia – Chocó en Quibdó, siendo reconocida y visibilizada como una mujer negra y transexual. Para ella, este paso ha sido el inicio de una gran conquista, no solo personal y colectiva, ya que como nos cuenta, en esta institución educativa la mayoría son hombres.
“Ahora que estoy estudiando, cada día me convenzo más de que en la vida no hay retos, lo que hay son oportunidades. Actualmente, estoy enfocada en aprender mucho sobre la historia del movimiento afrodescendiente en Colombia, la ancestralidad de mi vida y de mi territorio, los saberes de las étnias en el país y mucho más”.
En el marco del mes de las Mujeres Afrolatinas, Afrocaribeñas y de la Diáspora, Johana Matura desea compartir un mensaje a todas sus hermanas afrocolombianas:
“Nunca dejemos de luchar, pero tenemos que hacer un trabajo colectivo, un trabajo de hermandad, donde ese trabajo tiene que ser sin egos para que podamos construir todas desde nuestras identidades diversas. Que sea una unión -como digo yo- de mujeres negras super poderosas, que permita fortalecernos, formarnos y transformar nuestra vida con derechos y dignidad”.