La historia detrás de Marina Granziera, la periodista deportiva del Gol Caracol

Vie, 09/06/2023 - 15:37
La periodista deportiva oriunda de São Paulo contó detalles inéditos de su vida y el camino que ha recorrido para ser referente en su profesión en Colombia. Esto dijo.

En entrevista con KienyKe la periodista deportiva, Marina Granziera contó detalles de su carrera profesional, de cómo se convirtió en un referente de este sector en Colombia y cuál ha sido el origen de todos sus logros. 

El sol apareció aquella tarde en Bogotá. Era uno de esos escasos días perfectos y brillantes que cubren a la capital del país, característicos e ideales para las fotografías en redes sociales, que ciudadanos postean asombrados y agradecidos. 

En un parque, los rayos de semejante sol se colaban por entre los espacios que dejaban las hojas de los árboles. El clima era perfecto, fresco. En dicho lugar apareció Marina Granziera, relajada, sonriente y dispuesta a batear cualquier respuesta antes de iniciar su programa radial. Cruzó el parque, seguida por la mirada de algunos transeúntes que la reconocieron, se sentó en una de las bancas y mientras cuadrábamos la cámara para dar inicio a la entrevista, me sorprendió las frases colombianas que ya tiene arraigadas.  Palabras como: "paila", "de una" y "chévere" salen de su boca. 

Esta conversación se dio en medio de un día movido para ella. Recién terminaba el Giro de Italia, el Mundial Sub-20 avanzaba y otros eventos deportivos llenaban su agenda. Su día había iniciado a las 4:00 de la mañana y definió sus ocupaciones como la normalidad de su profesión. 

"Lo bueno es que como siempre se está en movimiento, en ritmo, nunca se pierde el pedaleo. Toca estudiar, a veces pedir ayuda, levantar la mano, pero salimos adelante. Estos 11 años en el canal Caracol me han enseñado que se pueden dosificar las cargas", aseguró. 

El origen de Marina Granziera

Marina Granziera Schwyter nació en Sao Paulo, Brasil en 1.988. Tuvo una infancia rodeada del amor de sus padres y la calidez de una niñez que se desarrolló en medio de los juegos en el parque con sus amigos del barrio. Disfrutaba de ciudades como Recife, Bahía o Rio de Janeiro, donde el sol y la playa maravillaban los días de visita. 

Sus papás se habían conocido desde muy temprana edad en el coro de la iglesia, su amor se desarrolló en toda una vida que dio como fruto a su hija Marina. 

Al formar la familia, como cualquier pareja de padres de clase media, trabajaban mucho para cumplir con las responsabilidades de la adultez y el sostén de su familia. Es por tanto, que Marina quedaba al cuidado de su abuela, quien generó los mejores recuerdos de su infancia y de quien disfrutaba las pastas que hacía, siendo hasta el día de hoy, el plato que más valora de esa época de su vida.

Su infancia y la inclinación por la presentación y el periodismo

En la mayoría de videos grabados en casetes de la época, aparece Marina cantando con un micrófono, o presentando su casa cuarto por cuarto, dejando ver su vena para la presentación y el periodismo desde muy corta edad. Siendo un síntoma revelador de su futuro. 

Su padre, ingeniero y quien laboraba en una multinacional, les dijo un día que se iban a trasladar de Brasil a Ecuador. Con ese ánimo de aventura y con la intensión de vivirla, la familia y Marina de 9 años, empacaron sus maletas y se mudaron a dicho país. 

Ahí, aprendió a hablar español, dada su corta edad lo resolvió muy bien, nunca tuvo problema con aprenderlo. Luego, tres años después se mudaron a Colombia, lugar donde terminaría su colegio en uno americano y le sumaría a su lista de idiomas, el inglés. 

Así eligió el periodismo deportivo Marina Granziera

Marina nació en una época en la que Brasil consolidó su cultura al rededor del deporte. Por los años en que ella crecía, Ayrton Senna se convertía a la par en uno de los mejores pilotos de la Fórmula 1, siendo inspiración para los niños de su país, además, la selección brasileña de fútbol fue campeona mundial en 19994 y 2002, reforzando esta gran ola de superación y amor por los deportes en las generaciones últimas de este país. 

Marina no era la excepción. A su gusto y pasión por la presentación, el entablar conversaciones y la reportería, se le sumarían los deportes, con los cuales había crecido y disfrutado al calor de su familia, pues era el pretexto para reunirse, hablar, bailar, celebrar, reírse y comer con sus parientes, disfrutando a Senna pasearse por las pistas o a la selección conquistando trofeos. 

Más adelante, terminando su etapa escolar en Colombia, se encontró en la casa de una de sus amigas para departir con ella. A la reunión se sumaron un par de amigas más, quienes minutos más tarde acordaron salir a dar una vuelta por la ciudad. Sin embargo, Marina estaba atenta a un partido del Corinthians, su equipo favorito, el cual sería transmitido por televisión y decidió quedarse. "Adelántense, más tarde las alcanzo", les dijo al grupo. 

Ellas, muy obedientes lo hicieron y Marina se quedó en la casa de su amiga para disfrutar de la transmisión. 

Hasta el momento, no había decidido que iba a estudiar. Estaba aún indecisa y en sus palabras "no sabía que iba a hacer con su vida". Ella, consideraba que sus amigas si lo tenían muy claro, pero ella no. 

Durante la transmisión del partido del Corinthians, se acercó la mamá de su amiga, quien estaba en el hogar y le dijo: "Tú deberías estudiar comunicación y trabajar en periodismo deportivo".

"Ya en Brasil existían mujeres en el periodismo deportivo, se estaba cerrando esa brecha. Ella (la mamá de su amiga) me cambió la vida, cuando ella me dice eso, todo se unió de inmediato y lo entendí. Supe que iba a estudiar comunicación y que iba a enfocarme en hacer periodismo deportivo", dijo Granziera. 

Así llegó Marina Granziera a Telemundo

Luego de decidir con seguridad su carrera. Se fue a estudiar Comunicación a Italia, ahí, logró independizarse, para ello, necesitaba trabajar y lo hizo de mesera en el restaurante de un hotel cerca a su casa. Le gustó hacerlo, un reto que significaba responsabilidad para ella y lo hizo bien. 

Le fue muy bien porque constató que tenía un muy buen manejo del inglés y al ser la mayoría de los clientes norteamericanos, le significaba unas muy buenas propinas debido a su gran habilidad en comunicación. Lo disfrutó, sin embargo, un día luego de entender el gran desarrollo del idioma, supo que debía explotarlo más y se mudó a Estados Unidos, para terminar ahí, su carrera. 

Así lo hizo, se mudó a Miami y una vez ahí, ingresó a la Universidad de esa ciudad para terminar su profesión. Consiguió un trabajo en una empresa de relaciones públicas, le gustaba mucho y además, existía la posibilidad de que le ayudaran a tramitar la visa dado su gran desempeño. 

A la par que se desenvolvía en su trabajo, hacía parte del noticiero en español de su universidad, cuya directora era también amiga suya y la cual un día le dijo: "Mari, el viernes van abrir convocatorias en Telemundo para practicantes, ¿Me acompañas? 

Marina dijo que si, cómo no iba a hacerlo. En el transcurso su amiga la convenció de evaluar alguna posibilidad ahí, si algo se acordaba a las necesidades y habilidades de ella, se presentaría. 

"Yo me senté como acompañante. Yo ya tenía trabajo, me gustaba y me iban a dar la visa, yo no tenía porque buscar otra cosa. Me senté en una butaca como esta y mi amiga empezó con sus entrevistas. Mientras tanto, pasó una señora que estaba por ahí y por curiosidad le pregunté que si había espacio para deportes y ella le dijo: "Los de deportes nunca vienen para eso, nunca piden practicantes". Me volví a sentar y la señora angustiada me decía: "Pero mira hay de todo, política, entretenimiento y más fuentes". Yo le dije que no, que si no era deportes no iba a presentarme", aseguró Granziera. 

Ante la seguridad que presentó Marina a la señora, esta después de unos minutos le señaló una puerta y le dijo que ahí quedaba la sección de deportes, que no fuera a delatarla, pero que preguntara en aquel lugar. Así fue, Marina ingresó al lugar y se encontró a recepcionista al que le preguntó si estaban buscando practicantes, él, le respondió que si, para sorpresa de ella, y de inmediato le pregunto que cuándo podía empezar. Marina dijo: "mañana". 

Marina renunció a su anterior empleo, con la inseguridad que los nuevos comienzos exigen, pero con la felicidad de estar en lo suyo, haciendo periodismo deportivo. 

Su primer reportaje fue sobre el reclutamiento de las 'cheerleaders' de los Miami Dolphins, un equipo de fútbol americano. Ahí inició su camino, cargó cables, hizo reportería, cámara y lo que ningún periodista con experiencia quería hacer, así, con actitud, empezó a labrar su camino. 

La llegada de Marina Granziera a Caracol TV

Recuerda que por esa época conoció a quien sería su esposo. De hecho, ya se conocían desde el colegio en Colombia, sin embargo, retomaron contacto a través de las redes sociales y fueron poco a poco construyendo su historia de amor. En visitas de él a Miami se veían y consolidaron su noviazgo. Un año más tarde, con una relación sólida, se preguntaron sobre su proyecto futuro y su relación a distancia. 

Lo anterior, incentivó a Marina Granziera a enviar hojas de vida en medios de comunicación en Colombia, envió muchísimas, hasta que un día, Darío Fernando Patiño, director en ese entonces de Noticias Caracol le respondió un correo: "Recibí una hoja de vida tuya, me gustaría hablar contigo". Ella, en ese momento justo estaba en el país visitando a su novio. Esa misma tarde buscó una blusa de mejor calidad para asumir la entrevista y compró cuanto periódico encontró para empaparse de las noticias locales. 

Le fue muy bien, Darío Fernando Patiño le dijo que quería que se conociera con Javier Hernández Bonnet, director de deportes, pero él, justo se encontraba en el partido Bolivia vs Colombia por eliminatorias al mundial de Brasil 2014, regresaría en dos días, pero ella, ya tenía vuelo a Miami el día siguiente. Ante esto, Marina apostó todo y se quedó. 

Se conoció con Javier Hernández Bonnet. A su llegada, la recibió Ricardo Orrego, quien le dijo: "Todo saldrá bien" y así fue, pasó el filtro con Javier Hernández, sin embargo, él le dijo  que de momento no tenía nada que ofrecerle, pero que siguieran en contacto para evaluar futuras oportunidades. 

"Todo fue tan perfecto que ni mis papás me creían. Porque yo había venido a Colombia para visitar a mi novio y justo me llegó el correo de Darío Fernando Patiño, exactamente. Luego pasó lo de Javier Hernández y quedé muy impactada con la precisión de todo", aseguró Marina. 

Marina empezó a viajar más seguido y mantuvo contacto con Javier Hernández con quien cruzaba llamadas de saludo. Un día, en una de las esporádicas comunicaciones, le djjo: "Marina tengo una oportunidad para trabajar en los Olímpicos de Londres (2012)".

"Esa llamada fue en abril y los Olímpicos eran en julio. El me preguntó que si me interesaba. Claro que me interesaba. Con toda la actitud que tenía iba a resolver cualquier cosa. Acepté y renuncié a Telemundo, regresé a Colombia e inicié en un turno que fue muy duro pero me enseñó grandes cosas, yo entraba a las 2:00 de la tarde y salía casi que a la 1:00 de la mañana". 

El resto es historia. De ahí, Marina empezó a trabajar en el equipo del reconocido periodista deportivo Javier Hernández. Más adelante, cuando nació Blu Radio, le ofrecieron ser la productora del espacio de deportes de ese medio radial. Marina, nunca había hecho radio y ni siquiera se sabía los nombres de los jugadores de fútbol del país, pero con la actitud proactiva que la caracteriza, se los aprendió en cuestión de días. Estudió mucho, se empapó del país y de deportes que jamás había evaluado, como el ciclismo y desde hace 11 años, con trabajo y esfuerzo ha construido una carrera referente en el periodismo nacional. 

Marina reparte su vida entre el amor de su familia, su hija, la pasión por el deporte, el aprendizaje diario de su profesión, los idiomas y la fama, que no la trasnocha, pero que si se siente como un premio a su esfuerzo. Su acento brasilero aún se le sale, pero dice: "pailas" y "de una", se considera una colombiana más y espera, seguir aportando y haciendo periodismo deportivo hasta que la vida le alcance, porque esa pasión es inagotable en ella. 

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