Sigue el drama de Nelson, el hombre quemado dos veces con ácido

Mar, 19/01/2016 - 07:30
“Como no soy un Luis Andrés Colmenares o una Natalia Ponce, no hay ley ni justicia”. Es la frase que mejor tiene Nelson Vargas para describir el calvario que ha tenido que padecer desde hace más
“Como no soy un Luis Andrés Colmenares o una Natalia Ponce, no hay ley ni justicia”. Es la frase que mejor tiene Nelson Vargas para describir el calvario que ha tenido que padecer desde hace más de tres años por cuenta de las secuelas que le dejaron dos ataques con ácido que sufrió en su rostro y brazo izquierdo. Lea también, El hombre atacado con ácido al que ni la justicia ni la EPS atienden. KienyKe.com mostró su caso en mayo del 2015, y un día después de que el presidente Juan Manuel Santos sancionara la ley que aumenta las penas para los ataques con ácidos, Nelson reveló que su EPS no le ha ayudado con el tratamiento y la justicia lo dejó sólo en la denuncia que hizo de sus atacantes. También lea, La mujer que enfrenta las redes de prostitución infantil en ‘El Bronx’. “Me llamaron de la Superintendencia de Salud para saber qué había pasado con mi caso, y me dieron de nuevo una cita en la EPS, pero el médico me dijo que yo ya no tenía nada en la cara, después que me hicieron una biopsia, aunque se me sigue ampollando cada mes, y sigo con tratamiento particular. La última vez que se ampolló la cara fue hace 20 días”, manifestó. Nelson relata que el frío aún le sigue afectando el rostro, teniendo en cuenta que su trabajo es nocturno, además afeitarse es también complejo para él, aunque en ese aspecto ha mejorado pues antes su rostro se ampollaba dos o tres veces a la semana. “Actualmente estoy utilizando una crema sin alcohol que me consiguió mi esposa, y una vaselina para refrescar el rostro, y medicamentos para controlar el dolor, que en varias oportunidades me los ha recetado el médico, pero la EPS no me los da”. Nelson indicó que hace seis meses fue a la clínica San Rafael porque tenía totalmente ampollado el rostro, y le respondieron en urgencias que su padecimiento no era de vida o muerte. En cuanto al tema de la denuncia que puso en el 2012 tampoco le dan respuesta. “De la Fiscalía nunca me volvieron a llamar, y la última vez que lo hicieron fue hace siete meses, pero tenía que ir al otro día, sin darme tiempo para pedir permiso en el trabajo, además que para poder ir necesito que me den una citación para mostrarla en el trabajo”. Hombre-quemado-con-acido-5 Su tragedia inició a las seis y cuarto de la tarde del 23 de junio del 2012 cuando salía de su trabajo en el occidente de Bogotá y al pasar por un potrero fue atracado por tres sujetos. No contentos con robarle el celular le rociaron un líquido corrosivo en la parte derecha de su rostro. Aunque no se supo con certeza con qué sustancia lo agredieron, Nelson describió que “la ropa se deshizo como una servilleta y cuando caía al piso el líquido hervía como espuma”. Sin embargo, Nelson contó con algo de suerte pues la sustancia sólo le afectó el pómulo derecho sin alcanzar sus ojos o vías nasales. A raíz del ataque y su lenta recuperación, Nelson perdió su trabajo, y como si fuera poco, también a su familia. Relata que aunque ya venía con algunos problemas de convivencia en su hogar, su convalecencia fue el detonante para la separación definitiva de su esposa y su hijo. Fueron días muy difíciles para Nelson, el rencor contra sus agresores creció de repente. No aguantó más y tomó una drástica decisión. “El 23 de agosto, cuando ya había pasado por un tratamiento en mi mejilla derecha, cogí mi bicicleta y me fui al sitio donde me atracaron a buscar a mis agresores, los vi, llamé al comandante del CAI de ese lugar, fuimos con la Policía pero ya no estaban”, relató. Sumido en el dolor y la impotencia regresó a su casa, cerca del lugar donde fue atracado, y la pesadilla volvió. Hacia las cuatro de la tarde llamaron a la puerta, Nelson abrió y fue abordado por dos sujetos, quienes entraron a las malas. Alcanzó a reconocer a uno de ellos, su victimario estaba de vuelta. “Me pegaron, me amordazaron, me amarraron a una pared de la casa y me quemaron el otro lado de la cara. En ese momento intenté defenderme y en la reacción, uno de ellos se alcanzó a quemar los dedos de la mano derecha al mismo tiempo que recibí quemaduras en mi brazo derecho. De inmediato me amarraron más fuerte, me pusieron una cinta en la boca”. Antes de irse, los agresores lo amenazaron con atentar contra la integridad de su hijo si seguía “aventándolos” con la policía. Instantes después familiares suyos lo trasladaron a un hospital del sector, y ahí iniciaría su segundo calvario. “Me llevaron a la clínica y allí empecé un tratamiento, pero debido a la demora en la atención, fui atendido siete horas después de llegar a urgencias, me quedaron secuelas”, dijo. Nelson aseguró que después del segundo ataque le hicieron un injerto de piel en su mejilla izquierda, pero le quedaron secuelas permanentes.
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