“Sin dudamente”, Norberto

Dom, 13/03/2011 - 08:49
El peluquero más famoso de Colombia es, “sin dudamente, Norberto. Esa, “sin dudamente”, es la expresión que más usa este peluquero que descubrió su talento con tijeras de papel. A los seis a
El peluquero más famoso de Colombia es, “sin dudamente, Norberto. Esa, “sin dudamente”, es la expresión que más usa este peluquero que descubrió su talento con tijeras de papel. A los seis años sus primeras modelos de peluquería fueron las muñecas de su hermana Rosita, quien se molestaba por los cortes y peinados que Norberto les hacía sin su autorización. Luego las clientas eran de carne y hueso. Sus amigas del barrio, sin protestar, dejaban que las tijeras y su instinto definieran su nuevo look. Jamás se cortó. Él sueña con volverlas a ver. Como en un juego de niños, Norberto se convirtió desde los veinte años en un dictador de la estética en Colombia, en la misma época que adquirió su primer kit de peluquería profesional. Está vigente desde hace más de cuatro décadas, es la autoridad que sale en los medios para hablar de las últimas tendencias y el genio que, sin formación académica como estilista, recibe a diario entre quinientas y mil personas al día en su peluquería, atendidas por más de doscientos estilistas. En los años setenta llegó de Medellín a Bogotá en busca del éxito como peluquero. Tenía 19 años. Se dio a conocer porque en ocasiones maquillaba en el almacén Sears, con la marca de cosméticos Helena Rubinstein. Esa fue la primera vez que apareció en un anuncio del periódico El Tiempo. Allí conoció a Pilar Castaño, Gloria Valencia, Pacheco y Virginia Vallejo, sus primeros clientes famosos. Aprendió a maquillar al observar a profesionales y las fotografías de las revistas, aunque ya tenía la costumbre de pintarle la boca de  rojo a su mamá. Las imágenes religiosas hacen parte de la decoración de su casa. En sus viajes suele comprar algunas. Abrió su primera peluquería en la calle 49 con avenida Caracas con la ayuda de su hermana. La inversión fue de cinco mil pesos, dinero que ella le prestó y que él nunca le pagó. El lugar, con decoración inspirada en el mundo del cine, comenzó con seis peluqueros y terminó con veinte. El corte costaba cincuenta pesos. Tenía una alfombra roja en la entrada, un par de candelabros y los colores que predominaban eran el blanco y el verde. Quince años después se trasladó a la calle 100 con carrera 15, la inauguración tuvo como invitados a la farándula colombiana. Todos debían ir vestidos de negro. Fue el comienzo de su popularidad y excentricidad. En 1994 Norberto abrió un palacete de estilo francés y español, con 1500 metros cuadrados de extensión. Fue remodelado por el arquitecto Carlos Mojica, diseñado por Antonio y decorado por él mismo. El último piso es su casa y el resto en una especie de parque temático  de la peluquería, con ambientes exclusivos para mujeres, hombres y niños. En la apertura invitó a casi cuatro mil personas y la fiesta estuvo animada por Claudia de Colombia, Moisés Angulo y la orquesta de Lucho Bermúdez. Norberto admite que se hizo grande en compañía de un ingeniero industrial, nueve años menor que él. Antonio es su mejor amigo, socio y esposo. Hace 34 años se conocieron en Cali por casualidad, en casa de una amiga en común. Después de su primer encuentro salieron a un bar y desde ese día, a pesar de la distancia, comenzaron a verse y llamarse con frecuencia. En 1977 se fueron a vivir juntos y comenzaron a construir su imperio. Años después se casaron para hacerse un poco de publicidad y dejar los bienes a nombre de los dos. Juntos han recorrido el mundo. El país favorito de Norberto es Italia,  porque le gustan mucho las imágenes religiosas, en especial, de la virgen María. Tal vez por eso a todas las empleadas de su peluquería, sin importar el nombre, les dice “María”. Aunque la pareja duerme en camas separadas, es como una familia. Tienen cuatro perros french poodle que son tratados como sus hijos. Todos los días se les cambia de ropa y hasta les da besos en la trompa para consentirlos. La hermana de Norberto le regaló hace treinta años el primero. “Sin dudamente, me lo regaló en un cumpleaños”, dice él. Los colores favoritos de Norberto son el blanco y el negro. Tiene más de cincuenta corbatines. Cada vez que se muere uno de sus perros no duda en reemplazarlo. Él admite que no le gustaban los animales, pero ahora no puede vivir sin ellos. El tema de la adopción de menores lo tienen claro. Cuando fueron invitados al Show de Cristina, dijeron que un niño debía crecer al lado de un hombre y una mujer. Norberto asegura que con esa respuesta se ganó al público. Sin embargo, también los impresionó cuando hizo su propio espectáculo, un corte de pelo en un minuto. También lo ha hecho en ciudades como Medellín, Cali y Bucaramanga. Norberto es caprichoso, tiene su propio criterio de la estética y no le gusta que lo obliguen a atender gente “poco agraciada” según sus cánones. En ocasiones lo hace por diplomacia. Tal vez por eso siempre busca verse joven. En 1993 se publicó la noticia en El Tiempo de que había decidido cambiarse el look. Según la publicación se internó en una clínica para operarse el mentón, la nariz y los ojos. Además, se conoce que se operó los labios y que se inyecta bótox cada cuatro meses en promedio. Tiene extensiones y se tintura el pelo cada mes sin falta. En ocasiones usa maquillaje, su marca favorita de cosméticos es MAC. Se pinta las cejas a diario y a veces usa brillo transparente. Es amante de la estética de los años cincuenta, porque “sin dudamente” refleja naturalidad. Le gustan las cejas pobladas y el pelo ondulado. Pero odia los crespos. No trasnocha, toma vitaminas y su comida preferida son las ensaladas. , No le hacen falta los postres. Va sin falta al gimnasio a ejercitarse. Siempre busca “vestirse bonito”. Tiene más de cincuenta corbatines, que para él, “sin dudamente”, siempre estarán de moda. Sus colores preferidos son el blanco y el negro, aunque a veces lo reemplaza por azul hortensia, o como él lo define, “azul de ñiño”. “Norbertico”, o “Mono”, como le dicen de cariño, se ha hecho grande por su talento con las manos. Sin embargo, no sólo corta pelo. Hace treinta años descubrió que era capaz de pintar al oleo. En su casa tiene seis cuadros de paisajes que él mismo ha pintado. Para él pintar el pelo o maquillar es como hacer una obra de arte. También decora su casa cada año y restaura algunos objetos que parecen viejos. A su éxito se le suma su carisma y el trato que le da a la clientela. La gente sabe cómo corresponderle. Por ejemplo, Laura Acuña le regaló dos aretes de diamante como regalo de navidad. Norberto se resume, “sin dudamente”, en ego, vanidad y triunfo. Su pasión por las tijeras lo ha convertido en el todopoderoso de la estética en Colombia. Durante su carrera sólo fue empleado durante tres meses. Cuando se le pregunta por el número de personas que van a buscarlo a diario baja la voz y comenta que eso no lo dice por seguridad. Asegura que su fama nunca se le va acabar, porque los peluqueros de su mismo nivel se han ido o se han muerto. Hoy tiene más de cien tijeras y asegura que por su experiencia puede cortar el pelo con los ojos cerrados. Es, “sin dudamente”, el más renombrado del país. Asegura que puede cortar el pelo con los ojos cerrados y tiene más de cien tijeras.
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