Ted Williams a fondo

Sáb, 08/01/2011 - 09:00
Ted ha pasado dos noches en la cama del lujoso Jeimorah Essex House, de Nueva York, a donde viajó por cuenta del Today Show, de CBS, para ser entrevistado y reencontrarse con su mam
Ted ha pasado dos noches en la cama del lujoso Jeimorah Essex House, de Nueva York, a donde viajó por cuenta del Today Show, de CBS, para ser entrevistado y reencontrarse con su mamá de noventa años, que lleva casi más de una década sin verlo. Según ella, Ted destruyó su vida y la de su familia por las drogas y el alcohol desde 1996. Ya había perdido las esperanzas de verlo rehabilitado. Todo el mundo dice que Ted tuvo mucha suerte. Él no. El ex vagabundo da todo el crédito a su encuentro con Dios, al que todos los días daba gracias porque sabía que su sufrimiento era necesario. Su historia la compara con el relato bíblico de Job. Estados Unidos está feliz con Ted Williams. No sólo hicieron que un vagabundo sin casa tuviera ofertas de trabajo millonarias en menos de 24 horas, sino que también confirmaron al mundo que el sueño americano sí existe, y que como un periodista de CNN afirmó, “en América todos merecen una segunda oportunidad”. Un periodista del Columbus Dispatch lo encontró cuando a cambio de un dólar daba una muestra de su garganta barítono al imitar la locución de alguna emisora de clásicos. Lo grabó con su cámara, lo subió a YouTube y en menos de dos días ha cumplido la promesa que Andy Warhol le dejó a todos, cuando habló de los quince minutos de fama. Una vez difundido el video, la reacción viral fue inmediata y en menos de 24 horas dos millones de personas habían dado clic para ver de qué se trataba. Al oír el poder contundente de la voz de Williams, quien se asemeja con exactitud a cualquier desplazado que pide limosna en los semáforos de Bogotá, muchos pensaron que era una farsa destinada a convertirse en publicidad para algún evento o emisora. Así de impresionante es. Un sándwich fue el pago que la emisora WCNI de Columbus decidió darle al vagabundo a cambio de una mañana, o si se alargaba, un día entero con él en la cabina, para que contara su experiencia en las calles. Cualquiera pensaría que era la primera vez que el indigente estaba sentado con audífonos y micrófono en una transmisión en vivo. Pero no. Una emisora de jazz fue el primer trabajo serio de Williams dentro del mundo que siempre había visto como un sueño. En 1993 conoció un disc-jockey que lo ayudó a ser locutor y le dio una de las enseñanzas que aún lleva como lema: en la radio hay que make believe, hacer creer. La voz del indigente es sólo 50% de su talento, la modulación y la intención dramática que ha educado por años es el complemento perfecto para el resultado que asombra a quienes lo escuchan. Como muchas de las historias de grandes íconos que han tenido que tocar fondo para levantarse triunfantes, el alcohol fue el primer mal paso de todos los tropiezos que dio Ted para terminar durmiendo en los arbustos de un separador en las calles de la capital de Ohio. Marihuana, cocaína y tomar su trabajo como algo gratuito fueron errores que reconoce cuando explica su década de pobreza absoluta. Al ser entrevistada su mamá, con algo de resentimiento, confesó que le dolía mucho ver a su hijo en el video, sin importar todo el revuelo que generó su voz, porque tiene claro que destruyó a su familia de nueve hijos a cambio de ser un yonqui. http://www.youtube.com/watch?v=nSWVBbQFXzw&feature=related Las calles de Brooklyn son escenario de la infancia de Ted Williams. Su familia es de clase media y su mamá parece una versión neoyorquina de la reina de Inglaterra, con abrigo y sombrerito de mink y los mejores modales que aún perduran en su hijo. Al final de cada frase siempre dice “Sir” o “Ma’am”,  para hombres o mujeres, como poca gente que aún conserva esa tradición. Otra enseñanza valiosa que conserva de su mamá es la fidelidad a las palabras de Jesús y tratar a los demás como uno quisiera que lo traten. Los problemas con trago, drogas y algunos cargos por robo y fraude, lo hicieron dar vueltas por varios estados hasta llegar a Ohio. Ted sabe que Dios es el responsable de su destino. Todos los días le pedía que alguien lo oyera y le diera un chance, e incluso, tenía la idea de crear un ministerio para leerles La Biblia a los niños. Desde 1997 comenzó a tomar decisiones importantes. Tomó el programa de los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos y tuvo varias recaídas, hasta lograr los dos años y medio de sobriedad que tiene hoy en día, pero que generan mucha preocupación. La presión de un ex drogadicto/alcohólico siempre es problemática, pero mucho más si de no tener nada, pasa a ser dueño de un celular propio que timbra tanto como el de un rockstar. Un hombre llamado Alfred Battle es una de las señales de la respuesta divina que recibió. Es un productor musical con banda propia que desde el día en que encontró al indigente vendiendo su voz en las esquinas, decidió darle más que una mano. Cada vez que tenía alguna pequeña presentación le daba esperanzas a Williams, cuando lo hacía entrar de nuevo al estudio de grabación para hacer cuñas que promocionaran los conciertos. El vagabundo sigue con Battle a su lado. Lo considera no sólo su amigo, sino su hermano, porque mientras los demás se reían desde las ventanas de sus carros, diciéndole que su voz era muy anticuada, Battle creyó desde el comienzo. Pero el 5 de enero pasado la entrada a esa cabina fue diferente. Más de veinte personas con cámaras y micrófonos abiertos esperaban atentos a oír la voz que prometía descrestar con más intensidad que en el video que armó la bola de nieve. El veredicto de los disc-jockeys, con más de veinte años de experiencia que jugaban de locales, fue claro: Ted tiene una voz que suena como si hubiese pasado por un ecualizador profesional. Con admiración y buenas intenciones, lo hicieron hablar como si se encontrara en situaciones particulares: en una presentación de los Oscar, comerciales de cereal y transmisiones de partidos de basquetbol. Ofertas de trabajo de todo tipo llovieron sin parar, mientras Ted sólo daba las gracias y quebrantaba su voz para dar gracias a Dios y a quienes le dieron la mano. Los disc-jockeys locales dijeron que les encantaría darle una silla junto a ellos, pero que no estaba en sus manos. Al minuto, un anónimo ofrecía quince mil dólares de su bolsillo para compensar ese sueldo. MTV, Randy Thomas ‒voz oficial de los Oscar‒ y Joe Cipriano ‒voz oficial de FOX‒ fueron algunos de los que encabezaron la lista de ofertas de trabajo, que incluían pasajes a Los Ángeles y viáticos. La jefe de prensa de los Cleveland Cavaliers hizo la apuesta ganadora, con un paquete que incluía ser la voz oficial del equipo, casa e hipoteca. The Today Show, The Early Show y The Jimmy Fallon Show ya lo han tenido y planean tenerlo como su invitado estelar. El locutor rockstar Howard Stern no hizo más que pelear al aire, al asegurar que no creía ni una sola palabra de la noticia y que estaba claro que Williams era un profesional que hacía parte de una campaña publicitaria. Un día después, Stern calla y Oprah Winfrey se une a las filas de posibles empleadores. La historia seguro acaba de empezar, la expectativa sobre la vida del ex indigente está al filo y muchos se preguntan qué vendrá ahora y cómo hará Williams para tener todo cuando no tenía nada. Por ahora, otra de las adquisiciones a la nueva vida de Williams es una psiquiatra que lo asesora y que le ha dado una frase más para su colección. Cuando el vagabundo le pidió una pastilla para la ansiedad, le dijo: “meditación, no medicación”.
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