Una visita al Congreso Gastronómico de Popayán

Sáb, 23/09/2017 - 06:38
En el Parque Caldas de la ‘Ciudad blanca’, entre el 14 y el 17 de septiembre se llevó a cabo el XV Congreso gastronómico. Una fiesta alegre y deliciosa que lleno todos los sentidos. Había de to
En el Parque Caldas de la ‘Ciudad blanca’, entre el 14 y el 17 de septiembre se llevó a cabo el XV Congreso gastronómico. Una fiesta alegre y deliciosa que lleno todos los sentidos. Había de todo para todos. Mirian Armenta Valencia lleva toda su vida trabajando en cocina. ‘Toda la vida’ son más de 30 años. A los 10 años hizo su primer ponqué. “Para ella la cocina es una pasión. Su puesto es uno de los más inmensos de la plaza. En una olla enorme cocina uno de los platos por los que mejor es conocida: el Frito Mercadereño. “El Frito mercadereño es una receta ancestral de nuestras abuelas –cuenta doña Mirian–. Es una asadura de cerdo, picada, previamente cocida que luego se sofrita en un guiso de ajo y cebolla. Luego se baña en achote”. [caption id="attachment_755941" align="alignnone" width="1024"] Foto: David Barrera/Kineyke.com[/caption] El frito se ve bien. Huele bien. Se come con envuelto blanco, papa y yuca. Es un plato típico del Cauca. Pasó la prueba: es muy rico. El objetivo del Congreso era servir de ventana para las cocinas tradicionales del Pacífico. Uno de los más emblemáticos –y raros– productos es el ‘Arechon’: una bebida ancestral que “tiene poderes afrodisiacos”. “Son ancestrales porque eso viene de hace muchos, muchos años –explicó Alba Canchimbo, una afrodescendiente amable que se dedica a comerciar con las bebidas propias del pacífico. Los indígenas también son parte muy importante de la cultura de esa región del país. Por supuesto que estuvieron en el Congreso. Uno de sus productos insignias fue el café. Pero no es un café como cualquier otro. “Este producto es cultivado y procesado por 54 familias indígenas en Timbio, Cauca. Se produce bajo sombra: por eso da un sabor y un aroma diferente”, explicó. Se llama ‘Kite Kiwe’, que significa ‘Territorio floreciente’. [single-related post_id="752729"] El café ha sido un cultivo en torno al que la comunidad indígena, víctima de la violencia además. En el 2010 fueron desplazados por una masacre que realizó el Bloque Calima. Luego de tres años, y por medio de una acción de tutela lograron conseguir que les adjudicaran unos terrenos a 3km de Timbio. “En un nuevo inicio de vida, decidimos cultivar el café. El sueño siempre ha sido comercializarlo con una etiqueta, una presentación, un empaque”. En el Congreso dieron uno de los primeros pasos para que eso fuera posible. Un proyecto así no hubiera sido posible sin el compromiso del gobierno y de la empresa privada. ProPaís fue una de esas empresas. Se han encargado de apoyar esas iniciativas a través de promoción de mercados y el fortalecimiento institucional y regional. Para eso cuentan con el apoyo del Ministerio de Comercio, Industria y turismo, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Unión Europea y con una gran cantidad de asociados. “La fuerza empresarial colombiana está en las pequeñas empresas –explicó María Lucia Castrillón, gerente de ProPaís–.  Las oportunidades que podría tener este país tienen que basarse en el optimismo de los pequeños y medianos empresarios. Además, la microempresa es la mayor generadora de empleo en el país”. [single-related post_id="387820"] El Congreso gastronómico de Popayán tenía como objetivo apoyar a esas pequeñas empresas. Por eso ProPaís le apostó a un apollo firme a la inciativa que se vio en la materialización de proyectos empresariales de comunidades indígenas, raizales y afros, víctimas de la violencia en el Cauca. “El Cauca es una Región que ha sido fuertemente golpeada por la violencia del país, sin embargo cuenta con empresarios de empuje, innovadores y creativos que con su esfuerzo logran productos de alta calidad y gran reconocimiento nacional y contribuyen al desarrollo de la Región, generan empleo y fortalecen la economía, por todo esto decidimos realizar estos eventos en Popayán y abrirle espacios comerciales a los emprendedores y empresarios”, dijo María Lucía Castrillón.    

El arte perfecto

El arte se aprecia a través de los sentidos. Eso implica cinco posibilidades: ver, oler, probar, oír y palpar. De acuerdo al tipo de arte, será también el sentido que se tendrá que usar. Una película, por ejemplo, se puede ver y oír, e incluso tocar –un dvd, un vídeo casete o un carrete son objetos que se pueden agarrar con las manos–. Una pieza musical se oye, pero en sí no se puede palpar: lo que se podría tocar es el instrumento, pero eso es diferente. Si partimos de esa lógica, dentro de las siete artes oficialmente aceptadas –la arquitectura, la escultura, la pintura, la música, la poesía, la literatura y el cine–, no hay ninguna que se pueda disfrutar con los cinco sentidos. Un ejemplo: una pintura, puede ser el jardín de Miró, se aprecia con los ojos. Sus colores, su vistosidad, sus formas, llaman la atención, asombran, incluso conmueven. Se podría tocar –físicamente hablando–, pero no más. No se puede oír; no se puede escuchar. No se puede probar. Si le pasa la lengua al Jardín de Miró, no sólo iría preso por el daño, sino que le quedaría un sabor bastante desagradable en la boca. [single-related post_id="735393"] Así las cosas, sólo hay un arte que puede apreciarse con los cinco sentidos: la cocina. Se puede disfrutar de ella al verla, al oírla, al olerla, al probarla y al sentirla. Se pude ver: un plato bien presentado dice mucho, como un postre, con la crema y los colores de las frutas. Se puede oler: no deb haber aroma más rico que el del pan fresco. Se puede oír: el ‘crash’ que hace una papita frita, o una manzana, o el sonido de un chorizo sobre la parrilla. Se puede probar, es obvio. Y se siente: cuando uno pasa el dedo por la piel de una fruta, o cuando se hunde el tenedor en una tarta recién horneada.   
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