“En el principio era el Verbo: En el principio (origen) era la palabra (Verbo), y la palabra (Verbo) estaba con (relacionada) Dios y Dios era la palabra (Verbo)”. Juan 1:1
Para entender el significado de esta reveladora frase, el cerebro del ser humano ha tenido que evolucionar desde hace más de 60 millones de años, gracias al desarrollo de la verdadera inteligencia que significa la increíble capacidad sobre las demás especies, de ser flexible y decidir o adoptar diferentes opciones de respuesta ante uno o muchos estímulos presentes en el ambiente. En menos de 4 millones de años, el cerebro creció desde los primeros Australopitecos hasta el Homo Sapiens, entre 250 cc a 1.400 cc en volumen y de los 500 gr. a 1.400 gr. en peso. Ver vídeo
Las diferentes especies tenían distintos tamaños en sus cerebros y por medio de la evolución, dotaron al ser humano de la inteligencia necesaria para sobrevivir ante la fuerza bruta de otras especies y así poder crear herramientas y armas de defensa y cacería, como la construcción de refugios para protegerse del frío y de las agresiones del ambiente. También fue de vital importancia el dedo pulgar de las manos que es superior a todos los demás dedos de la mano, y que junto con los sonidos y la interpretación del lenguaje, dieron lugar al origen de la escritura, ensamblando el pensamiento, la atención y la observación, con la creatividad y la intuición.
Origen de la escritura
La escritura es el arte de representar las palabras por medio de signos perceptibles a la vista. La inteligencia del hombre se caracteriza por la necesidad de trascendencia y el deseo de conservar en la memoria, los recuerdos de los acontecimientos históricamente memorables de la vida, para transmitir esta información y conocimiento a futuras generaciones. Esta necesidad de trascendencia fue plasmada por medio del dibujo, dando origen a la pictografía; posteriormente se expresaron los hechos con objetos que tenían alguna analogía con las ideas, tanto concretas como abstractas, naciendo así el simbolismo o la ideografía. Ver vídeo Con el lenguaje hablado a través de sonidos articulados, se intentó que los signos gráficos representaran estos sonidos, formando entonces la escritura fonética y alfabética, en donde cada sonido articulado representaba una letra. De estas combinaciones apareció el jeroglífico, la más antigua escritura conocida en el mundo, evolucionando a su vez, con la creación de instrumentos para escribir como la piedra, el buril, el punzón, el metal, los estiletes de junco, el hueso, el pincel y las plumas de ganso. Finalmente en el siglo XVIII, el francés Arnaux fabricó las primeras plumas de metal y en 1797, el alemán Senefelder las diseñó con acero endurecido. En 1826, Josia Mason, en Inglaterra inventó una máquina para la fabricación de plumas fuentes y estilográficas, y en 1872 en Estados Unidos, nació la máquina de escribir de los Talleres Remington. Hoy en día, el Ordenador produce el milagro de transferir las ideas del cerebro del autor hacia el papel y la edición del libro a las manos de los lectores.“Escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo”[caption id="attachment_962357" align="aligncenter" width="588"] Foto: Armando Marti.[/caption] Este sabio y conocido refrán, está basado en la adaptación de un relato profético de Muhammad, el mensajero del Islam (Mensajero de Alá) y cuyo significado representa lo siguiente:
- Escribir un libro: Hace referencia al saber o al conocimiento que puede dejar alguna persona tras estudios o investigaciones. Es de anotar que estos conocimientos deben ser benéficos y provechosos para la humanidad.
- Plantar un árbol: Si una persona planta un árbol y siembra su semilla para que crezca, esta será recompensada y se beneficiará de muchas formas, ya que, en el futuro podrá reposar bajo la sombra del árbol y comer de su fruto.
- Tener un hijo: Cuando envejecemos, nuestros hijos van a cuidar de nosotros y nos harán compañía. Al morir, ellos asumirán nuestro legado por ser descendencia.