El Gobierno colombiano decidió desmontar, de forma temporal, el arancel del 10 % que pagaban diez subpartidas de hilados sintéticos y de algodón, materia prima básica para la industria textil y de confecciones del país. La medida fue oficializada por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MinCIT) mediante el Decreto 1197.
Según la cartera, el alivio arancelario regirá por un año y solo cobijará las importaciones provenientes de países con los que Colombia no tiene acuerdos comerciales vigentes. Es decir, apunta a un grupo específico de orígenes y no a la totalidad de las compras externas de estos insumos.
"La insuficiencia en el suministro de estos insumos, sumada a los efectos de la competencia internacional y las distorsiones de precios en los mercados externos, amenaza con trasladar mayores costos a la industria nacional, reducir la producción e impactar los puestos de trabajo. Es por esto que decidimos implementar esta medida temporal", explicó la ministra de Comercio, Industria y Turismo, Diana Morales.
Objetivo oficial: bajar costos y frenar el contrabando
El MinCIT sostiene que, con esta reducción del costo de los hilados, se busca restarle espacio al contrabando, un problema que desde hace años golpea al sector, y crear un entorno de competencia menos desventajoso para los productores locales. La expectativa oficial es que, si más empresas formalizan sus operaciones para aprovechar el arancel en cero, el Estado termine recaudando más por impuestos y aportes.
Otro de los objetivos declarados es darle oxígeno a las confecciones colombianas frente al comercio electrónico internacional, donde prendas de bajo costo compiten a pocos clics de distancia. Con insumos más baratos, el Gobierno confía en que las marcas nacionales puedan ajustar precios y seguir siendo atractivas para el consumidor.
"La visión del presidente Gustavo Petro se expresa en decisiones de política industrial que consolidan, con rigor y estrategia, las cadenas productivas del país", añadió Morales.
Críticas empresariales y choque por el empleo
La decisión, sin embargo, no cayó bien en una parte del empresariado. El presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), Bruce Mac Master, advirtió que con el nuevo decreto se le entregó "a los productores de China, Vietnam, Camboya, India y Turquía el mercado nacional".
Según sus cálculos, la medida pondría en riesgo cerca de 8.000 empleos y afectaría al menos a seis compañías del sector que hoy tienen capacidad para producir más de 45.000 toneladas de hilados y atender cerca del 25 % del mercado interno.
Desde el Gobierno, el presidente Gustavo Petro defendió públicamente la decisión y respondió a las críticas de Mac Master. Para el jefe de Estado, "un proceso de industrialización implica permanentemente bajar costos", y la rebaja arancelaria encaja en esa lógica de abaratar la producción para que la industria pueda competir dentro y fuera del país.
Por ahora, el decreto deja planteado un pulso claro: de un lado, el Ejecutivo apuesta por reducir costos de insumos para apuntalar una política industrial más agresiva; del otro, un sector de la industria textil teme que el beneficio a las importaciones termine desplazando parte de la producción local y destruyendo empleo. El efecto real de la medida se empezará a ver en los próximos meses, a medida que las empresas ajusten sus compras, sus precios y sus decisiones de inversión.
