El Gobierno presentó un nuevo CONPES sobre humanización del sistema penitenciario y carcelario. Para entender su alcance, lo primero es aclarar qué es un CONPES.
Un CONPES es, en palabras simples, un documento de acuerdo del Gobierno: allí se fija una hoja de ruta con metas, prioridades y recursos para un tema específico. No es una ley ni una reforma constitucional, pero sí es la guía oficial que obliga a las entidades del Estado a coordinarse, a poner plata y a rendir cuentas sobre lo que se promete.
En este caso, el CONPES se concentra en un problema que el país arrastra desde hace décadas: el estado de las cárceles y la situación de las personas privadas de la libertad, un tema que la Corte Constitucional ha señalado una y otra vez como una crisis humanitaria.
¿Qué quiere cambiar este CONPES en las cárceles?
El propósito central del documento es claro: que la cárcel deje de ser sinónimo de hacinamiento, enfermedad y trato indigno, y se acerque a lo que debería ser según la Constitución: un lugar para cumplir una pena, resocializarse y volver a la sociedad sin repetir el delito.
Para eso, el CONPES propone varias líneas de trabajo, que traducidas a lenguaje cotidiano son:
- Mejorar la infraestructura: arreglar y adaptar espacios para que no haya personas durmiendo en el piso, sin agua o sin luz.
- Garantizar servicios básicos y salud: que las personas privadas de la libertad tengan atención médica oportuna, acceso a medicamentos, agua potable y alimentación adecuada.
- Ofrecer educación y trabajo: ampliar programas de estudio, formación técnica y proyectos productivos (agrícolas o de manufactura) dentro de los establecimientos, para que la cárcel no sea solo encierro sino también oportunidad.
- Incluir al personal del INPEC: mejorar las condiciones laborales de quienes trabajan en las cárceles, incluyendo medidas de seguridad y reconocimientos como la prima de riesgo.
Durante la socialización del CONPES, el ministro de Justicia recalcó que esto no es solo un tema de “presos y guardias”: también están las familias, que cargan con el costo económico, emocional y social de tener a alguien privado de la libertad. El mensaje es que la política también debe darles tranquilidad y condiciones más dignas de visita y acompañamiento.
¿Por qué es importante?
Este CONPES plantea cambiar la lógica de las cárceles, por lo cual se podrá esperar que en los próximos meses, el Gobierno empezará a aterrizar este plan con entidades nacionales y territoriales. No es una solución mágica ni inmediata, pero sí marca un punto de partida: por primera vez en años, hay una hoja de ruta oficial para cambiar de fondo cómo se vive y se trabaja dentro de las cárceles en Colombia.
