
La noticia que Colombia entera esperaba con ansias finalmente llegó: Lyan Hortúa, el niño de 11 años secuestrado hace 18 días en su vivienda en Jamundí, fue liberado.
La confirmación llegó de manos de la defensora del Pueblo, Iris Marín, quien informó que funcionarios de la Defensoría regional ya se encontraban con el menor. “Nos fue entregado y está en libertad. No queremos más noticias de dolor, menos para los niños y niñas”, declaró con visible emoción.
El secuestro del pequeño Lyan estremeció al país desde el pasado 3 de mayo, cuando dos hombres ingresaron a su hogar y lo raptaron. Desde entonces, autoridades, organizaciones de derechos humanos y la ciudadanía se movilizaron exigiendo su pronta liberación.
Hoy, el país celebra su retorno, pero la alegría está teñida de reflexiones sobre la seguridad de los niños y el alcance de la violencia.
Reacciones desde todos los sectores
La liberación del menor desató una ola de reacciones desde los sectores institucionales, políticos y sociales.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez emitió un emotivo mensaje: “Desde el corazón de nuestras Fuerzas y con el alma de la patria entera: ¡Bienvenido a la libertad, Lyan!”. La cartera exaltó el papel clave de la Defensoría del Pueblo, cuyo trabajo permitió un desenlace sin más sufrimiento ni riesgo. También agradeció a soldados, policías y defensores de derechos humanos por su labor incansable.
Desde la opinión pública, la periodista Mabel Lara escribió en sus redes sociales: “Lyan volvió a casa. Ningún niño merece vivir el horror del secuestro. Celebramos su regreso, pero no olvidamos que sigue pendiente una deuda con la seguridad de nuestras comunidades. La infancia debe ser sagrada”.
En la esfera política, las voces fueron unánimes en su celebración, pero también señalaron responsabilidades y exigencias. La senadora María Fernanda Cabal fue escueta pero clara: “Gracias a Dios Lyan está libre. Colombia celebra”. Por su parte, el exsenador Juan Manuel Galán expresó: “Después de 19 días de angustia, hoy celebramos su regreso a casa. Ningún niño debería vivir algo así... Gracias a quienes no se rindieron”.
Más contundente fue el exalcalde de Medellín, Federico Gutiérrez: “Lyan está en libertad. Nunca debió haberla perdido. Fue secuestrado por los peores criminales. Infame. Que su secuestro no quede en la impunidad. Que jamás se vuelvan a meter con los niños”.
Desde una postura más crítica, la exalcaldesa de Bogotá Claudia López agradeció a la Defensoría, pero arremetió contra el Gobierno nacional: “El gobierno nacional y el Presidente sólo se dedican a campaña política. Por fortuna la Defensoría sí trabaja”.
Laura Sarabia, funcionaria del Gobierno, destacó el papel de las autoridades: “Vivió el horror, pero gracias a las autoridades recuperó su libertad. Que la justicia encuentre y castigue a los responsables de su secuestro”.
La senadora Martha Peralta contextualizó el caso en un marco más amplio de violencia global: “¡Con los niños, NO! Ni en Gaza, ni en Colombia, ni en ninguna parte del mundo”.
Una esperanza, muchas preguntas
La periodista Vicky Dávila cerró la jornada con un mensaje que resonó entre los colombianos: “Bendito Dios que Lyan está de nuevo en libertad. Esta noche dormirá al lado de su mami. Los secuestradores que paguen por su crimen”.
La felicidad por la liberación de Lyan es innegable, pero su secuestro también deja en evidencia profundas grietas en la seguridad de las comunidades. La pregunta ahora es: ¿qué medidas se tomarán para que ningún niño vuelva a ser víctima de este flagelo?
Mientras tanto, Colombia abraza a Lyan y a su familia. Su sonrisa, su regreso y su historia se convierten hoy en símbolo de esperanza, pero también en un urgente llamado de atención: con los niños, no se juega.