Un incidente a finales de octubre obligó a revisar, casi de un día para otro, miles de aviones Airbus A320 en el mundo. Un vuelo de JetBlue que cubría la ruta Cancún–Newark sufrió el 30 de octubre un descenso brusco de unos 30 metros en pocos segundos y tuvo que desviarse a Tampa. Varios pasajeros resultaron con lesiones leves, pero el avión logró estabilizarse y aterrizar sin mayores daños.
¿Qué se descubrió?
La investigación determinó que el problema no fue de la tripulación, sino de un computador de vuelo. Según Airbus, una exposición inusual a radiación solar intensa corrompió datos clave en el sistema que controla el movimiento vertical del avión, lo que generó un movimiento de picada no comandado mientras el piloto automático seguía conectado.
El foco está en el Elevator Aileron Computer (ELAC), en una versión específica de software y hardware (conocida como ELAC B L104). En condiciones extremas de radiación, este módulo puede sufrir errores en la memoria y enviar órdenes equivocadas a las superficies de control. El riesgo, advierten las autoridades, es que esos movimientos no comandados puedan superar los límites estructurales del avión en un escenario extremo.
Alcance de la falla y respuesta regulatoria
La vulnerabilidad afecta a un número significativo de aviones de la familia A320 (A318, A319, A320 y A321, versiones clásicas y neo). Se calcula que alrededor de 6.000 aeronaves requieren algún tipo de intervención, más de la mitad de la flota mundial de este modelo.
La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) emitió el 28 de noviembre una Directiva de Aeronavegabilidad de Emergencia, que obliga a aplicar las correcciones antes de que los aviones sigan volando con pasajeros. Solo se permiten vuelos de traslado sin usuarios, y por un máximo de tres tramos, para llevar los equipos a talleres donde se haga la actualización.
En la mayoría de los casos, la solución es revertir el software a una versión estable o instalar un parche, un trabajo que toma unas dos horas por avión y puede hacerse durante una escala. Pero cerca del 15 % de la flota afectada necesitará además cambio físico del computador ELAC por una unidad de referencia sin la falla, lo que implica más tiempo en tierra.
Impacto en aerolíneas (y en Colombia)
La campaña de corrección ha obligado a reorganizar operaciones en todo el mundo. Aerolíneas como American, easyJet o Wizz Air han tenido que ajustar horarios y programar tandas nocturnas de mantenimiento para cumplir con la directiva sin entrar en caos.
En Colombia, el caso más sensible es Avianca, cuya operación depende en gran medida de la familia A320. Se estima que cerca del 70 % de su flota requiere actualización, lo que ya se traduce en cancelaciones, reacomodaciones y suspensión temporal de venta de tiquetes para ciertos vuelos mientras se completan los trabajos.
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¿Y ahora qué?
En el corto plazo, la prioridad es que todos los A320 reciban el ajuste obligatorio, de modo que la flota vuelva a operar con normalidad en cuestión de días, salvo los aviones que requieren cambio de hardware. Airbus trabaja en una versión de software definitiva que combine las nuevas funciones con una mayor resistencia a la radiación.
El episodio deja una lección clara: incluso en una industria tan regulada como la aeronáutica, fenómenos poco frecuentes, como una fuerte tormenta solar, pueden revelar vulnerabilidades inesperadas. La reacción rápida de fabricantes, aerolíneas y reguladores busca precisamente que esa sorpresa técnica no se traduzca en un riesgo para los pasajeros.
