
Grecia, uno de los destinos turísticos más emblemáticos del mundo, ha comenzado a aplicar una nueva medida que impactará a los viajeros que lleguen por mar a dos de sus islas más visitadas: Santorini y Miconos. A partir de hoy, martes 1 de julio, los turistas que arriben en cruceros deberán pagar una tasa de entrada de 20 euros —equivalente a cerca de $100.000 pesos colombianos—, según confirmó el Ministerio de Finanzas del país helénico a la agencia AFP.
La medida forma parte de una ley aprobada en 2023 y tiene como objetivo mitigar los efectos del turismo masivo en estas islas del mar Egeo, que en los últimos años han enfrentado desafíos significativos relacionados con la saturación de su infraestructura.
Una respuesta al boom turístico
El auge del turismo en Grecia ha sido notable. Solo en 2024, el país recibió 40,7 millones de visitantes, lo que representa un crecimiento del 12,8 % respecto al año anterior, según datos del Banco de Grecia. El segmento de cruceros, en particular, ha experimentado un repunte del 22,4 % en ingresos, impulsado en buena parte por la creciente popularidad de Santorini, con sus icónicas casas blancas y atardeceres volcánicos, y Mykonos, célebre por su vibrante vida nocturna y playas cristalinas.
Sin embargo, este mismo éxito ha generado alertas en las autoridades locales, que advierten sobre los riesgos de sobrecarga en islas con infraestructura limitada. “Como prevé la ley, la tasa se aplicará en Santorini, Mykonos y en otras islas, en menor medida”, explicó un portavoz del Ministerio de Finanzas, detallando que otras islas también implementarán cobros más bajos, de hasta 5 euros por visitante.
¿Quién paga y cómo?
Inicialmente, el impuesto será asumido por las compañías operadoras de cruceros, pero estos costos serán trasladados progresivamente al precio final de los pasajes, afectando directamente al turista. La tarifa más alta, de 20 euros, estará vigente durante la temporada alta, que va del 1 de junio al 30 de septiembre.
Esta iniciativa busca no frenar el motor económico que representa el turismo, pero sí ordenarlo y hacerlo más sostenible, especialmente en regiones donde el volumen de visitantes supera ampliamente la capacidad de carga.