Hace unos días publiqué un articulo titulado "¿FARC apoyaron a Alan Jara?" creyendo que aparte del debate y los comentarios ofensivos a los que ya estoy acostumbrado, nada más pasaría. Sin embargo, con sorpresa me encontré que el nuevo gobernador del Meta, al parecer, se sintió aludido y con amenazas de demandas a través de sus abogados exigió la retractación o el retiro del articulo publicado en NoticasdeVillavicencio.com. Ante tal situación, y para evitar conflictos jurídicos, el director del sitio decidió borrar el articulo en mención y, de paso, mi columna en el sitio.
Este episodio me ha dejado una mezcla de sentimientos: 1, Alegría: Lo que escribí llegó a quien quería que llegara, lo leyó, se enojó, reaccionó y lo hizo desaparecer. 2, Preocupación: ¿La autoridad más importante del Departamento tratará así a todo aquel que publique algo con lo que él no esté de acuerdo? ¿Qué pasará con la prensa libre e independiente? ¿Será un peligro publicar cualquier clase de opinión en los próximos cuatro años? 3, Desilusión: esperaba mayor solidaridad por parte del sitio en el que publico (digo, solía publicar) algunos de mis artículos, esperaba, por lo menos, ser notificado de que lo que escribí sería borrado (y devolver alguna de las llamadas que hice).
(Pantallazo del artículo borrado, sólo quedaron los comentarios)
Cada vez que publico un articulo nuevo, intento que sea algo de calidad y que cumpla con el propósito para el que lo creé. Si quiero opinar sobre determinado tema, siempre busco expresar lo que pienso con argumentos sólidos y basado en hechos verídicos. Nunca sería tan idiota como para publicar algo por lo que se me pueda acusar de Calumnia o de cualquier otro delito.
Al escribir "¿FARC apoyaron a Alan Jara?", en ninguna parte del texto afirmé que la guerrilla había respaldado al nuevo gobernador en su campaña política ( un buen lector así lo puede comprobar). Tampoco inventé denuncias ni rumores. Al contrario, fui enfático al afirmar que, para el bien del Departamento, lo mejor era que las autoridades adelantaran las investigaciones pertinentes. Fui ecuánime al decir que"así como no es serio afirmar categóricamente que los hechos denunciados sean verídicos, tampoco lo es descartarlos y calificarlos como puros chismes y habladurías."
Nunca imaginé una respuesta tan desproporcionada, a lo sumo, pensé en un derecho de réplica: que él o alguien a fin escribiera un artículo en el que se controvirtiera lo que se había publicado.
Lo curioso del caso es que el mismo Alan Jara denunció maniobras de sus enemigos políticos para vincularlo con las FARC. En noticia publicada por Terra aseguró que "llenaron la ciudad de Villavicencio de grafitis que dicen: 'Vote por Alan Jara' y, supuestamente, firmado por la guerrilla". Es decir, los rumores de que las FARC apoyaron a Jara para ser gobernador no fueron inventados por mi, esos rumores existían desde antes (lo único que hice fue pedir que se investigaran).
Por eso me produjo risa pensar que de no haber conciliación o retractación, se adelantarían acciones judiciales por un articulo que, no sobre repetirlo, bajo ningún punto de vista se puede catalogar como calumnia. Pero de haberlas, sería únicamente sobre el autor del artículo que recaería la "justicia" y, en tal caso, (aunque suene pretencioso o arrogante), yo me hubiera sabido defender, nunca hubiera borrado mi opinión.
Como sea, más que exigir borrar columnas, en vez de silenciar, se debería crear debate y afrontar los hechos con claridad y honestidad, tal y como se debe hacer en una sociedad democrática( ¿no genera más polémica y sospecha acallar algo que, se supone, no es cierto?). Que peligroso sería que se convirtiera en costumbre el borrar opiniones por el simple hecho de que no le gustan a quien tiene poder.
Aunque en la época en la que vivimos esos abusos autocráticos pierden impacto y son cada día más débiles. Quien cree poder censurar a una revista, periódico, o cualquier otro medio, se encuentra frente a un resultado a medias: puede que logre eliminar una noticia o una columna, pero de ninguna forma la desaparecerá de la opinión pública. ¿Será necesario escribir sobre el poder de las redes sociales? ¿Hay que recordarle a los enemigos de la libertad de expresión que ni a Facebook ni a Twitter (y mucho menos a google) los podrán censurar? ¿Olvidan lo rápido y eficiente que los contenidos son compartidos en internet?
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