Fuente Imagen: Caracol Radio (Página Web)
En sus principios que se encuentran inscritos tanto en sus oficinas como en su página web (solo a nivel teórico), la Drummond dice que está dedicado a los más altos estándares de excelencia. “Esta filosofía se ha demostrado en todos los aspectos de nuestro negocio, incluidas las medidas adoptadas para proteger el medio ambiente. Las comunidades más grandes con los que compartimos la tierra alabanza nuestra adhesión inquebrantable a la gestión responsable del medio ambiente y prácticas (dicen ellos)”. Así mismo, se ufana de ser reconocido como un líder ambiental, puesto que ha desarrollado (¿será verdad?) muchas técnicas ambientales en Colombia; para la muestra, un ejemplo son los trenes con capacidad de más de 130 toneladas, son tratados con agua para prevenir la dispersión de partículas carboníferas. A su vez, las partes laterales de estos vehículos son tratados sin dejar residuos que se podrían propagar durante el viaje, que bonita epopeya.
Entre sus proyectos ambientales (los cuales sería bueno mirar con detenimiento) se encuentra la Reforestación en la Cuenca del Río Sororá y Estribaciones de la Serranía del Perijá. Así mismo, el Programa de Conservación de Animales Regionales en Paujil, con un depósito de 9 millones de metros cúbicos de agua. Mencionan las Poblaciones Verdes, con el objetivo de reforestar las márgenes de cada municipio, así como plantar árboles en escuelas, parques y vías de comunicación (laderas). Respecto al manejo y protección del líquido vital, la multinacional ha desarrollado algunos programas de sedimentación antes de que vaya a canales naturales. Incluso, trabajan de mano con el IDEAM (¿cómo habrá sido la sinergia en este caso?). Por último, dicen a los cuatro vientos que han invertido esfuerzos significativos en la reducción de partículas en la atmósfera, mediante programas de amortiguamiento de caminos y patios de almacenamiento con camiones cisterna, y el diseño de reservas alrededor de la zona de trabajo.
Todo eso suena muy bonito, pero como ha ocurrido en los últimos años en el país, la Locomotora Minera en su locura sigue haciendo de las suyas, y la Drummond no se podía quedar atrás. El pasado 13 de enero una de sus barcazas (vehículo de transporte naval que ya no debería estar merodeando las costas colombianas), por unas razones que todavía no se han esclarecido y lo más probable es que se queden en el olvido, vertió “alegremente” en el mar (cerca al puerto asignado para embarque y desemabarque en el municipio Ciénaga – Magdalena) unas 500 omás toneladas de carbón, provocando unos daños ambientales de dimensiones incalculables, inclusive, posibles efectos irreversibles. La primera entidad en confirmar tan lamentable suceso (según La Silla Vacía) fue la Dimar, en cabeza de su Director, Capitán de Fragata Guillermo Díaz, quien dijo a radio cadena nacional: "Es verdad que la barcaza no se hundió ni tocó fondo marino. Sin embargo efectuaron un procedimiento de sacar el carbón hacia el agua, lo cual no es procedente porque genera problemas de contaminación".
¿Pero qué dice la Drummond al respecto? A través de El Tiempo, la empresa dijo en un comunicado: "En el transcurso de la noche, esta barcaza recibió agua de mar en su interior, lo que generó un conato de hundimiento y la necesidad de actuar según el plan de contingencia, de acuerdo con los protocolos internacionales de operación marina que enseñan, en primera instancia, a salvaguardar la vida de los seres humanos y en segundo término, a evitar el naufragio de la embarcación, para así conjurar cualquier desastre marítimo y ambiental mayor"…."Se procedió a extraer de la barcaza el agua que se había mezclado con carbón, utilizando una de las grúas y bombas de agua. Este proceso le quita peso y estabiliza la embarcación". Para rematar finalmente con que el 15 de enero, la Capitanía de Puerto estuvo observando los trabajos que se venían haciendo, dando el visto bueno (en este caso, hay alguien que está mintiendo, y por lo que se ha visto, parece que son todos, con tal de salvarse). Entonces a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (que también tiene mucho que explicar en la materia, junto con el Ministerio de Ambiente, el Gobierno Actual y el Gobierno Anterior, cuyo presidente sirvió de testigo para un caso de ingrato recuerdo sindical), no le quedó de otra que suspender el permiso para el cargue y descargue de carbón en el Puerto de Santa Martam debido a la no activación de un Plan de Contingencia, hasta que se presente algo adecuado al respecto (asunto para estar alerta).
Han habido voces de rechazo, tanto de expertos como no expertos en materia ambiental y sostenible, pero valdría la pena destacar los siguientes casos: El Gobernador del Magdalena, Luis Miguel Cotes (Blog De Raca Mandaca) exigió a las autoridades ambientales una investigación a fondo sobre el suceso, así mismo la revisión del instrumental que mide el grado de contaminación durante el recorrido del material entre tierra y agua (incluso, se ha llegado a especular sobre la mala ubicación de los mismos y su manipulación). Y otra, que si llama poderosamente la atención, es la del Polémico Abogado Ramiro de la Espriella en su columna de opinión en El Heraldo; la misma tiene el título de Otra Farsa Más, donde se pueden encontrar afirmaciones como: “En Santa Marta y el resto del país era un secreto a voces los graves daños ecológicos que han venido causando en el ambiente el transporte y almacenamiento del carbón que llega a esa bahía proveniente del departamento del Cesar. El desastre se habría podido evitar si el Gobierno hubiera ejercido una veeduría seria y responsable, pero no, era necesario llegar a una situación extrema para que el ejecutivo volteara su mirada”.