De las 'Mujeres Maravilla'

Durante mucho tiempo hemos sido los hombres los que hemos tenido en nuestras manos el futuro del mundo. Desde el principio de los tiempos y con contadas excepciones, los hombres han sido los únicos que hemos podido tener acceso a la política, a la religión y a la economía. Sin embargo, uno de los grandes logros de la humanidad del último siglo, y más específicamente, la última década, ha sido empezar a dar a las mujeres el lugar en la política que se merecen y el día de hoy podemos decir que ellas, en algunos casos mejor que nosotros, tienen en la cabeza perfectamente el concepto del Estado. Miremos nada más el claro ejemplo de Alemania. La economía más fuerte e importante de la región, en la cual está prácticamente cimentado el concepto de la Unión Europea (UE) hoy en día está dirigida por una mujer. La canciller Ángela Merkel empezó su carrera política en la República Democrática Alemana, antes de la reunificación del país y en medio de un panorama 100% machista. Durante sus primeros años en la política fue conocida como “das Mädchen”, o la niña, apodo que recibió del canciller Helmut Kohl cuando fue nombrada Ministra del Gabinete. Hoy muchos años han pasado desde esos inicios de Merkel, y evidentemente, se nota el cambio. Ahora, en manos de Merkel y su “Bundestag” se encuentra prácticamente el futuro económico de Europa, y ¿por qué no? el futuro político de la UE. Precisamente esta semana vimos a la canciller convenciendo nuevamente al parlamento alemán para que apoye su plan para sacar a Europa de la crisis de deuda que enfrenta. Y aunque queda mucho trabajo por hacer, ha sido gracias a Merkel y los inmensos esfuerzos que ha hecho en la cancillería alemana que la crisis no ha degenerado en una debacle financiera de talla mundial. Pero para ver ejemplos de grandes mujeres en el poder no hay que mirar tan lejos. En nuestro propio vecindario encontramos a varias representantes de las que podríamos llamar “Mujeres Maravilla”. A cargo de una de las economías emergentes con mayor crecimiento y potencial de expansión se encuentra Dilma Roussef. Y aunque la presidenta de Brasil haya tenido que enfrentar varios casos de corrupción dentro de su gabinete ministerial, es la responsable de que Brasil continúe en su admirable camino de desarrollo, que comenzó Lula da Silva en su gobierno, pero que ahora Roussef logra mantener y potenciar de una manera admirable. Es tan importante la presencia brasilera en el mundo que esta semana se supo que los países europeos podrían mirar hacia Brasil y China, para salvar su maltrecha economía. En Argentina, la arrolladora victoria de Cristina Fernández de Kirchner, con casi el 54% de la votación total, demuestra que Fernández no era solamente una sombra de su marido, sino que han sido sus propias estrategias las que ahora impulsan a Argentina. En manos de Cristina está ahora el congreso y su llamado a la unidad nacional (aunque no termina de convencer a sus opositores) busca la inclusión de todos los sectores en un país que en 2001 estaba en el mismo lugar de Grecia actualmente. Y por supuesto, aunque en Colombia no podamos hablar aún de una presidenta, si podemos hablar de una gran ministra de relaciones exteriores. María Ángela Holguín ha logrado en poco más de un año, arreglar la difícil situación en el vecindario, presentar a Colombia como un jugador importante en el panorama internacional e, incluso, convertirnos en un ente negociador en uno de los conflictos más antiguos y difíciles de resolver: el de Israel y Palestina Y aunque estos son solo unos ejemplos, creo que son claros a la hora de mostrar hacia donde se dirige el mundo en un futuro. Es cierto que han existido grandes presidentes hombres que han logrado avances importantes para la política y la economía. Pero acá no se está hablando sobre la superioridad de un sexo sobre el otro, sino de una igualdad. El mundo tiene que llegar a un punto donde el ser mujer, hombre, blanco o negro no tenga importancia a la hora de elegir, sino que sean las ideas y los argumentos los que definan el carácter y la imagen de una persona. Por lo menos ahora podemos decir que vamos por un buen camino…