El primer debate de la oposición en casi 12 años en Venezuela, tuvo lugar esta semana y deja entrever varios problemas a los que se deben enfrentar los precandidatos opositores si desean vencer a esa inquebrantable maquinaria en la que se ha convertido el chavismo oficialista.
En primer lugar, los 5 precandidatos (Enrique Capriles Radonski, gobernador del estado Miranda; Pablo Pérez, gobernador del estado de Zulia; el ex diplomático y ex presidente del Consejo de Seguridad de la ONU Diego Arria; la diputada María Corina Machado; y el ex alcalde del municipio de Chacao Leopoldo López) dejaron ver que tienen muy claro lo que anda mal en Venezuela pero no lo que hay que hacer para mejorar. Por supuesto, hablaron de altos índices de corrupción, violencia, desempleo y pobreza, pero a la hora de proponer soluciones mostraron un manejo del lenguaje político ya cansado y estereotipado que fue el que ayudó a que Chávez ganara las elecciones en primer lugar. No estuvieron ni cortos ni perezosos para decir que la solución a los problemas de Venezuela están en la educación, en la igualdad y en la lucha contra la corrupción. Pero se les olvidó que el actual presidente le habla a un pueblo sumido en la pobreza diciéndole, en propio lenguaje, que construirá tantas casas y tantos colegios, a lo que el pueblo reacciona entregando sus votos.
Por otro lado, puede decirse que fue un acierto que los 5 candidatos hubieran demostrado unidad y cohesión en lo que decían, pero la pasividad del debate hace dudar a muchos si alguno de los que quiere representar a la oposición será capaz de cantarle la tabla al presidente cuando lo tenga al frente. La idea no es que los candidatos se destrocen entre ellos antes de las primarias y que luego, terminen apoyando a su más fuerte contradictor (Barack Obama y Hillary Clinton) pero si que tengan la fortaleza de dejar en claro sus convicciones y mostrar las diferencias con sus oponentes.
Finalmente, lo que más preocupa es si realmente la oposición está tan dispuesta y ‘hambrienta’ como el oficialismo de conseguir el poder. No es un misterio que el gobierno del presidente Chávez controla políticamente el órgano regulador electoral del país y que, en el caso de una derrota no dudaría en utilizar todas las herramientas a su disposición para, como mínimo, repetir las elecciones. Pero la oposición se siente y se ve demasiado inocente para jugar contra el maquiavélico oficialismo, con lo que los que aún no han definido su voto, no quedan del todo convencidos. En Venezuela el cambio que se necesita es radical y (aunque no se justifican todos los medios para ganar) el candidato que se enfrente a Chávez debe serlo también. Debe estar dispuesto a tomarse las calles al menor indicio de trampa, de denunciar ante organismos internacionales y de no irse sin dar la batalla hasta el final.
Pero aunque haya muchas cosas por mejorar, el debate por fin demostró que hay una unidad para enfrentar al oficialismo. La Mesa de Unidad Democrática (MUD, agrupación de al menos 20 partidos opositores) se convierte en el mejor ejemplo de ‘La Unión hace la Fuerza’ y puede dar la sorpresa: siempre y cuando se tomen las medidas que se necesiten.
Quedan pocos meses para las primarias que se llevarán a cabo en febrero de 2012 y en las que un solo candidato tomará la vocería de la oposición. De ahí, el ganador (hasta el momento, parecería ser Radonski pero, personalmente creo que el mejor preparado es Arria) deberá dar lo mejor de si y en octubre enfrentarse a un presidente que, de ganar, terminaría de acabar con la poca democracia que le queda al país.
Del dilema de Venezuela y su oposición
Jue, 17/11/2011 - 11:50
El primer debate de la oposición en casi 12 años en Venezuela, tuvo lugar esta semana y deja entrever varios problemas a los que se deben enfrentar los precandidatos opositores si desean vencer a es