Sin duda el pensamiento de Bobbio sigue vigente. Su perspicaz entendimiento del espectro político, el análisis detenido de cada una de las facciones que integran el mismo y sus interrelaciones, ya hacen parte del lenguaje cotidiano de los entendidos.
Para él la izquierda y la derecha son términos contrapuestos (antitéticos), con programas enfrentados, e intereses divergentes en cuanto a la conducción de la sociedad y la forma de abordar sus problemas.
Como se sabe, las etiquetas fueron acuñadas en la revolución francesa, por la disposición espacial de los delegados en la asamblea nacional, quienes al discutir la facultad de veto del monarca, o la preeminencia de la asamblea frente a este, se alinderaron a la derecha o a la izquierda durante la votación. A la derecha quedó el clero y la aristocracia; y a la izquierda, el tercer estado, es decir, los representantes del pueblo.
Aunque las etiquetas se siguen utilizando hoy en día, a veces irreflexivamente, muchos se preguntan si aún se justifica dicha distinción, si tiene alguna razón de ser y si resulta funcional. En el modelo lineal de Bobbio se destacan dos extremos: la izquierda y la derecha; un centro-centro (que denomina el tercero incluyente), un centro derecha y un centro izquierda, y sobre el modelo en su conjunto, como cuerpos celestes sin órbita propia, transitarían movimientos emergentes como los verdes, cuya naturaleza es errática.
El centro-centro, busca ser la síntesis de todo el esquema. El jing y el jang. Integra y refunde las posturas contrapuestas y busca superarlas. Es lo que hoy en día se conoce como la tercera vía, en la que se ubicarían movimientos como el socialismo liberal o la revolución conservadora, y dirigentes como Tony Blair en Inglaterra y Juan Manuel Santos, en Colombia.
Bobbio reconoce que los límites entre derecha e izquierda son permanentemente transgredidos por sus propios miembros. Que probablemente la única distinción adecuada para hacer hoy en día es entre extremistas y moderados, pues los extremos, a diferencia del centro, tienen entre sí grandes afinidades o similitudes: son esencialmente antidemocráticos (Stalin, Fidel Castro, Mussolini, Hitler), comparten filósofos y pensadores, son revolucionarios que suelen apelar a la violencia y las armas, y militantes que creen en los cambios abruptos y radicales. Ambos extremos detestan el centro, porque en palabras de Bobbio “en el fondo son anti-iluministas”.
Pero entonces, ¿qué puede distinguir a la izquierda de la derecha? Quizás un estilo: unos serían conservadores (de la raza, la clase y la casta…) y los otros emancipadores o progresistas. Quizás la religión: la cual ha sido mayormente patrimonio de la derecha, antes que de la izquierda (aunque como dice Bobbio, la derecha no necesariamente es religiosa, ni la izquierda atea). Quizás por su concepción de la igualdad: la izquierda es igualitarista y la derecha mayormente desigualitaria (Bobbio cree que este es realmente el único criterio diferenciador). Quizás por su concepto de la libertad: el credo de la derecha es la libertad y el de la izquierda la igualdad (no es un criterio definitivo, pues ambas tendencias históricamente también se han mostrado autoritarias).
@amvela