En Colombia el único argentino que tiene más hinchada que la Selección Colombia es el Papa Francisco. Su presencia hizo que millones de personas alimentaran la esperanza y la alegría por medio de la oración.
El mensaje tenía un propósito que gustaba tanto para los católicos como para los que no. Era que Colombia debe reconciliarse. El tiempo que estuvo el Papa dio titulares a la prensa que se apartaban de la triste realidad que se vive regularmente en el país.
Francisco es un hombre que se ganó en tiempo record el amor de todos los colombianos. Fue una gira maratónica, donde se logró ver la fidelidad de todo un país a un líder espiritual que es consciente de la realidad nacional.
Este 17 de septiembre se va a realizar la Maratón de Medellín. El cambio de tema se debe a que me he estado preparando para correrla y porque vi en el Papa a un corredor incansable, que a pesar de las lesiones, como la del golpe en su ojo con el vidrio del papamóvil, no detuvo su marcha. Nunca paró.
El escritor Ernest Hemingway manifestó que continuar es no romper el ritmo, y a eso aspiro a hacer este domingo, a no perder el ritmo como lo hizo su santidad en Colombia. Sé que no voy a ganar la carrera pero al igual que Francisco deseo disfrutar al máximo el delicado ejercicio de consumo uniforme de energía por un propósito. El propósito de vivir y servirle al mundo.
Existe una conexión entrañable entre el Papa Francisco, mi profesión de periodista y mi pasión por correr. Filípides fue un mensajero que corría largas distancias para anunciar el triunfo sobre Esparta a los ejércitos de Atenas desde Maratón en el año 490 a.C. A eso se le llamaba ser un “hemerodromo”.
Las noticias que recibimos ahora corren gracias a la tecnología. Físicamente no hay que moverse a otro espacio. Sin embargo, en una sala de redacción permanece la carrera de tener la información para transmitirla lo más rápido posible.
Una maratón deportiva es una combinación de diferentes elementos. Al correr, como expresa Murakami en su libro “De qué hablo cuando hablo de correr” uno se da cuenta de lo frágil que es y han sido diferentes asuntos de su vida, cada paso cuenta, cada suspiro alivia el calor, los calambres o el estrés que produce avanzar en el camino. Tener la voluntad de seguir entre tanto agotamiento, es un milagro.
“Demos el primer paso” fue el eslogan de la visita del papa en Colombia y sirve también como mensaje al empezar La Maratón de las Flores.
