Platón había expulsado a los poetas de la Polis, aduciendo que la poesía era la ruina de la dianoia, del pensamiento discursivo. Para el gran filósofo ateniense la poesía no era más que una mimesis muy cercana a la sofística.
En el mundo de hoy, a la poesía la han relegado del ámbito de lo humano: de las mesas de noche, de las declamaciones en los colegios, de las conversaciones, del recuerdo de algún sentimiento o alguna añoranza perdida que regresa de vez en cuando a mover los faroles de la mente. La poesía es cada vez menos leída y menos divulgada, pero también es cada vez más difícil el oficio del poeta, y en particular hoy, con el avance de la técnica y la ciencia.
Hace poco, un amigo poeta presentaba sus libros en el Banco de la Republica invitado por una colega, y al final, en las preguntas que le corresponden al público, no fue sorprendente que alguna persona indagara ¿de qué viven los poetas? Y no es que los poetas vivamos en la luna, ni de la luna, sino que a veces es más fácil regalar poemas que venderlos. Es toda una proeza vender libros de poesía.
Si alguien me pregunta ¿es importante la poesía?, le respondo: la poesía es sumamente importante, es más que un juego de lenguaje -teoría que tiene algunos adeptos-. La poesía está íntimamente ligada a la filosofía y en muchos pasajes de la historia ha dado pasos adelante de ella, abriéndole camino, como se puede apreciar en los planteamientos de Safo en sus poemas sobre la belleza y el amor; y por qué no mencionar al propio Platón, quien en un pasaje de los más bellos del Banquete, en la antesala de la muerte de Sócrates, nos narra que su maestro se rinde a la poesía; ya agotada la dialéctica, no queda más que el poema. Ante esto, la filósofa María Zambrano se pregunta en su libro Filosofía y Poesía:
“¿Es que la verdad era otra? ¿Tocaba ya una verdad más allá de la filosofía, una verdad que solamente podía ser revelada por la belleza poética; una verdad que no puede ser demostrada sino sólo sugerida por ese más que expande el misterio de la belleza sobre las razones?”
Es cierto que la verdad es hoy casi una patente exclusiva de la ciencia, pero no por eso es infalible y completa. Hay verdades que sólo en la intimidad del hombre consigo mismo se pueden revelar. No pretendo con esto darle una mayor responsabilidad al poeta a la hora de escribir, pero sí es cierto, como dice la filósofa malagueña, que la verdad se le da al poeta, que no espera nada, como un regalo. Es la poesía la más inocente de todas las ocupaciones (Hölderlin) y la más humilde, aunque no ciertamente todos los poetas gocen de semejante virtud. Y de cierto modo Heidegger -gran defensor de la poesía-, nos anota en sus análisis sobre la poesía de Hölderlin que “el lenguaje, sin embargo, es el más peligroso de los bienes. Así, la poesía es la obra más peligrosa.”
Alguna vez un poeta colombiano asemejó la poesía a una rosa que cae en un carril de un tren; yo pienso que la poesía es más que la rosa, es el tren que siempre regresa a la estación primera. Poetizar, de cierto modo, y ahí mi criterio coincide con Heidegger, es regresar a la memoria. Y sin la memoria es muy difícil construir futuro.
¿Es importante, hoy, la poesía?
Jue, 25/04/2019 - 11:52
Platón había expulsado a los poetas de la Polis, aduciendo que la poesía era la ruina de la dianoia