El pasado 9 de agosto se celebró el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 23 de diciembre de 1994. Más que la celebración de un día, debería, celebrarse todos los días la Mowakha Chirum –la vida – de estos pueblos en nuestras tierras, muy a pesar del interés de terratenientes, empresas multinacionales y Gobiernos – por no irnos más atrás en la historia - que han querido desaparecerles.
En este caso, también, quisiera hablar de la fuerza con la que cada mañana se levantan estos pueblos, a agradecer por la vida, a labrar la tierra, a cuidarla, a disfrutarla. Ellos y ellas han aprendido el valor de la tierra por encima de cualquier cosa, pues es ella la que les da la vida, aman el lugar donde viven, la consideran como una persona más, a la que si cortan, le duele, grita y siente.
Además del valor de la tierra como lugar de habitación, para los pueblos indígenas, es un lugar sagrado, allí habitan sus ancestros, donde dejaron sus huellas y donde los sitios sagrados están presentes. Por eso, existe la guardia indígena para ayudar a cuidar su territorio y en muchos casos, debido al conflicto armado interno, es la guardia la que vela para que en su territorio no estén los actores armados.
Los pueblos indígenas entonces nos han enseñado a muchos a tener la "berraquera" para luchar por nuestros derechos, muestra de ello está la Minga que hicieron para el año 2009 y las muchas más que han venido haciendo a lo largo del tiempo. Es imposible entonces no mencionar el derecho a la consulta previa que ha tenido diversas lecturas incluso dentro de los mismos pueblos indígenas, pero que es un derecho fundamental con el que cuentan ellos y por el que muchas veces se ha pasado por encima, ¿Por qué? Simple, porque al hacer efectivo este derecho, serían las empresas, los terratenientes, los mismos Gobiernos los que entrarían en problemas y deberían salir de estos territorios ancestrales.
Pues es el Artículo 7 del convenio 169 de OIT que da cuenta de ello diciendo que la consulta previa se fundamenta en el derecho que tienen los pueblos de decidir sus propias prioridades en lo que atañe al proceso de desarrollo de proyectos, obras o actividades dentro de sus territorios, en la medida en que éste afecte a sus vidas, creencias, instituciones y bienestar espiritual y a las tierras que ocupan o utilizan de alguna manera. Así mismo los pueblos indígenas podrían controlar, en la medida de lo posible, su propio desarrollo económico, social y cultural. Sin duda alguna, eso hace mella en cualquier bolsillo empresarial o estatal. Más si las comunidades no quieren que estos proyectos o empresas estén en sus tierras.
Ahora bien, en el actual escenario en el que nos encontramos, de diálogos de paz, los pueblos indígenas deben, sin duda alguna ocupar un lugar igualitario frente a otras etnias y en general frente a cualquier actor que participe en la mesa. Porque la paz no es esa que se firma en la Habana – y ya parece que suena a frase de cajón- pero es cierto. Son finalmente los pueblos quienes deben ver esa paz real, que permita que ellos y ellas puedan trabajar tranquilos en los territorios, que no tengan temor de ir a sembrar y no saber si regresaran al caer la tarde.
Por ende, debe ser una paz real, donde se demuestre el verdadero interés de dejar la marginación a los pueblos indígenas y en general a todos los pueblos, donde ellos y ellas ya no estén más condenados al destierro, ni al olvido. Porque de nada sirve que se entreguen las armas en La Habana, mientras que el enemigo siga estando tan cerca de los territorios ancestrales.
La deuda histórica es grande y apremia entonces que se empiece a pagarles, pero no con la mentalidad de occidental y neoliberal del citadino, sino con la pureza, ancestralidad y respeto que requiere el asunto.
Perlita: Nuevamente señor Santos menos discursos y más acción.
Vídeo Recomendado: [youtube]https://www.youtube.com/watch?v=XD5o_NDdlps&list=UU74sgbkw2iQMmytJ1d7CxZQ[/youtube]
Twitter: AnaRizoD
Monakha Chirum
Jue, 14/08/2014 - 12:02
El pasado 9 de agosto se celebró el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 23 de diciembre de 1994. Más que la celebración de un