Sale: un black friday para el planeta

Dom, 26/11/2017 - 13:37
Esta semana leí un trino, que ya no encuentro y que decía más o menos así: “usan bolsas de tela, toman sin pitillo, compran comida orgánica, no comen carne… pero llega el black Friday y compr
Esta semana leí un trino, que ya no encuentro y que decía más o menos así: “usan bolsas de tela, toman sin pitillo, compran comida orgánica, no comen carne… pero llega el black Friday y compran todo lo que no necesitan...” El autor no puede estar más en lo cierto… Hasta hace pocos años, eso del Black Friday, era una cosa del primer mundo, muy en especial de Estados Unidos, en donde valga decirlo, no sacan a oferta sólo lo que se ha venido quedando en la bodega, de colecciones muy viejas o de muy mala calidad, como hicieron muchos en esta esquina del mundo. Este fin de semana las ofertas no eran exclusivas del Black Friday, este fue todo un Black Weekend y los más osados anunciaron en las vitrinas que las promociones se extenderán por lo que queda del mes de noviembre. Tecnología, artículos del hogar, juguetes, accesorios de oficina, maletas, bolsos, gafas y sobretodo ropa, mucha ropa: ropa para hacer deporte; ropa para la noche, ropa casual, ropa formal, ropa para niños, ropa para hombres, ropa para mujeres, ropa para mujeres jóvenes, ropa para adolescentes, ropa para hombres maduros, ropa para bebés, ropa para mascotas… cuánta ropa nueva por todas partes. Y ¿a dónde va a parar esa ropa, más la que está acumulada en los armarios de los felices compradores cuando pasa de moda o cuando las vitrinas vuelven a vestirse de descuentos?... La ropa es un desecho con el que estamos literalmente "encartados". Para hablar de Bogotá, la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) calcula que entre 360 y 600 toneladas de ropa usada terminan en la basura a diario. Para dar un ejemplo, las grandes cadenas de origen español como ZARA, H&M, que han acaparado el mercado en el mundo, pueden tardar apenas 5 semanas en cambiar colecciones completas y llenar las tiendas de nuevas prendas. Y si hablamos de la tendencia Ultra Fast Fashion podemos decir que en cuestión de 2 semanas algunas marcas pueden inundar los almacenes de ropa diferente. Ningún crecimiento es sostenible… el de la ropa en los armarios tampoco… la necesidad compulsiva de tener las nuevas camisetas, los nuevos jeans, los zapatos, las chaquetas y todo lo que cuelgan estas tiendas en sus ganchos no es sostenible. La ropa que termina en los rellenos sanitarios sólo le agrega presión a estos depósitos que están llegando al tope de su vida útil. Al de la capital colombiana, Doña Juana, le quedan 5 años, según la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca. La industria textil deja una huella ecológica en el planeta que hace que sea considerada la segunda más contaminante, después de la explotación de hidrocarburos. El ciclo de vida comprende el uso de enormes cantidades de agua, petróleo y compuestos químicos tóxicos. Algunos expertos coinciden en que el proceso de desecho de la ropa debería ser similar al de las baterías, son residuos peligrosos porque no se degradan, si se incineran liberan gases de efecto invernadero y en los rellenos las tintas y colorantes contaminan las fuentes de agua cercanas. Pero es una industria rentable y mientras los fabricantes encuentran la manera de comulgar con el medio ambiente para seguir adelante, (sin garantizar que la estén buscando), ¿qué podemos hacer? La tendencia sostenible sería la de Slow Fashion, es decir, comprar ropa basados en criterios de calidad, mayor durabilidad y apostar por crear un estilo, no por seguir tendencias. Incluso, hay quienes hablan de volver a lo básico. Suena sencillo… pero implica tomar decisiones consientes a la hora de comprar. Lo que muchas veces no hacemos porque caemos sin más en la “Teoría del empujón” por la que Richard Thaler se acaba de ganar el Nobel de Economía. Es decir, nos dejamos llevar por la opción que a nuestro cerebro le parece más sencilla en el primer momento: el más barato, el que está a la mano en la estantería, el más rápido. Antes de comprar deberíamos preguntarnos ¿realmente lo necesito?, ¿me ofrece algún beneficio adicional?, ¿es diferente de lo que ya tengo? Entre tanto, en Bogotá antes de botar la ropa considere donarla o regalarla a alguien que la necesite. Una buena idea es el Banco de Ropa del Minuto de Dios y en Ciudad Bolívar, (pero lo puede encontrar por Instagram), está el Trueque de Moda. Buena suerte con la semana de ofertas, pero recuerde que #nohayplanetab.
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