Ha dicho Fernando Vallejo que ya no quiere a España y que está feliz de “verla quebrada, en bancarrota, con una deuda impagable de casi dos billones de dólares y un desempleo monstruoso”. Las declaraciones del escritor colombiano no sorprenden mucho porque están en la línea de provocación que tan buenos dividendos le vienen dando hace años. Lo que llama la atención es la tribuna que se ha hecho eco de sus declaraciones, el diario El País de Madrid.
Para los que no conozcan España y su prensa hay que aclarar que allí los medios, sobre todo los de la capital, se adscriben a alguno de los dos grandes partidos: Socialista (PSOE) o izquierda y Popular o conservador. El País, que está encuadrado en el primer grupo es decir en la izquierda, defiende a capa y espada lo que hace el PSOE, como los periódicos de derecha defienden contra viento y marea la política del Partido Popular.
El fenómeno es muy español y muy lamentable porque a uno lo que le gustaría es que no defendieran a nadie y más bien denunciaran las tropelías, abusos y corrupción de unos y otros. Pero bueno, hasta aquí un colombiano lo puede entender.
Lo que para un colombiano sí resulta incomprensible es que para la izquierda de allí, o una buena parte de ella –y por lo tanto para los periódicos llamados de izquierda-, el concepto de España sea algo casposo, cutre, rancio y roñoso; que España sea una palabra que es mejor no pronunciar, de modo que al referirse a esa entidad geográfica que tan fácilmente identificamos de este lado del Atlántico, buscan circunloquios, paráfrasis y evasivas tales como “este país” o el “estado español”. Lógico, pues, que los piropos de Vallejo aparezcan en el diario El País de Madrid. Y como, además, el escritor está en la cuadra de Alfaguara, editorial del mismo grupo al que pertenece el diario madrileño, como dicen allí, mil sobre hojuelas.
Las declaraciones de Vallejo fueron reproducidas por El Tiempo de Bogotá y, cómo suele ocurrir cuando alguien habla pestes de España por aquí, hay casi unanimidad en los comentarios enviados a ese periódico compartiendo la opinión del escritor. Los argumentos suelen ser los mismos de siempre: bien merecido lo tienen por “el oro que nos robaron los españoles violadores y asesinos”.
En todos los años que he vivido en aquel país, nunca oí a un español quejarse por el oro que les robaron los romanos o las violaciones y asesinatos de los musulmanes pero en fin como, entre los que comparten con Vallejo la alegría de ver a España quebrada –cosa que entre paréntesis no es cierta-, creo que puede haber seguidores de los dos principales líderes políticos colombianos, quiero recordarles que en esas mismas declaraciones el escritor llama “hampón” al presidente Juan Manuel Santos.
Si entre los espontáneos y felices comentaristas hay seguidores de Álvaro Uribe, de él dice: “Esa vocecita, esa figurita, esa pedigüeñería, esa bellaquería, esas chambonadas, esas metidas de pata… ¡Y ese tonito marica de cura que nos encomienda a Dios!”
Pero, si entre los que comparten con Vallejo la opinión sobre “la quiebra” de España hay partidarios de las Farc, les recuerdo lo que ha dicho del líder histórico de ese grupo guerrillero: “¿Cuál es el hijueputa más grande de Colombia? A ver, Adivinen. Pasan los loros en bandada y le remachan al hijuputa la madre: Tirofijo hijueputa, jua jua jua!”
¿Hay algún liberal quizás entre los alegres comentaristas? Pues de César Gaviria dice que es “ese personaje siniestro que ha tenido Colombia”. ¿Algún conservador católico? ¿Quieren que les recuerde lo que dice del papa…? Dejémoslo así.
Pero, ¿comentó usted favorablemente las declaraciones de Vallejo y es colombiano de los que aplauden cuando aterriza un avión en suelo patrio, se emociona y grita con los goles de la selección de fútbol, tira maicena cuando está feliz o le gusta “El camino de la vida”? Pues lea lo que dice de usted el señor Vallejo: “Yo detesto al pueblo. A mí el populacho, la chusma, la horda, la turbamulta, no me sirve ni como objeto sexual”.
Y si, finalmente, me queda por fuera algún alegre colombiano con el “hundimiento” de España de los que han escrito en estos días a El Tiempo” celebrando la genialidad de Vallejo, algún patriota ofendido con ese país de mierda que nos niega los visados, y no se identifica con ninguno de los grupos mencionados hasta aquí, le dejo esta profunda reflexión de su admirado escritor: “Colombia es un desastre sin remedio. Máteme a todos los de las Farc, a los paramilitares, a los curas, los narcos, los políticos, y el mal sigue: quedan los colombianos”. ¿Tendrá razón Fernando Vallejo?
