Un noviembre sin emergencias (Cartagena) y un buen técnico

Lun, 01/08/2011 - 13:12
Del título, puedo comentar que tenía una gran encrucijada en mi mente, por no precisar en qué punto estas dos cosas tienen relación. Pero producto, de mi aburrimiento y también, de mi memori
Del título, puedo comentar que tenía una gran encrucijada en mi mente, por no precisar en qué punto estas dos cosas tienen relación. Pero producto, de mi aburrimiento y también, de mi memoria algo paso por mi mente, fugaz, como ladrón de San Andresito (Cualquier ciudad sirve, todos corren igual) y que me produjo un dolor de cabeza de aquellos, que solo se suelen suscitar cuando siento asco por algo. Coincidencialmente, cuan sorprendente es para mí, encontrar que la imagen del nuevo técnico de la Sección Colombia (Decepción también aplicaría) es tan despreciable como las noticias de Cartagena. Llevo años a decir verdad, sintiendo la misma frustración por estos mártires de las malas decisiones. Uno más frecuente que otro, pero en esencia, es el mismo desprecio. Recurrente, decepcionante, absolutamente estúpido e  inexplicable. La historia habla, pero el sonido ensordecedor de los buscapiés en las calles de Cartagena, nubla nuestro entendimiento. Como los gritos de gol que no entran. Quizás porque todos en Cartagena viven su reinado de forma distinta, muy desigual, esta demás comentarlo. ¡es obvio, el pozón es estrato 1 y castillo grande es 6!. ¡Lo sentimos! dicen las reinas cuando habitualmente cada año visitan los mismos sitios de desastres, de derrumbes, de inundaciones, de calles hediondas a mierda de los estratos más favorecidos y que se la tragan los menos favorecidos. Esto de las clases menos favorecidas cada año pone en alerta amarilla la realización del reinado, pero inexplicablemente siempre el hombre del cual nadie quiere la presa si se reparte el pollo del sancocho por el apellido; se las arregla para que RCN y Caracol, de otras cosas hablen, y así, muy calladamente se realiza, lo que según mi óptica, me produce tanto morbo como desprecio. Realmente me estoy cansando de lo mismo, pero como el común de los colombianos de a pie, de cicla y sin carro. Con deudas y grandes ilusiones, no sería una ilusión mas querer que esto cambie.
Ví, veo y estoy seguro que veré por muchos años, pasar un montón de flacas(antes mas gorditas) mujeres, disputarse una corona que no simboliza más que la cumbre máxima del capitalismo, el dinero de los que aportan y luego cobran, de esos que andan en yates, en Mercedes o en Audi’s, que tienen motos para poder solo salir los jueves a pasear, de los que les pagan a las reinas por una noche con sus amigos, yo las he visto, yo las veo y resignadamente las veré por muchos años.
En este país las cosas se dan no porque los políticos sean malos, no porque sean corruptos, las cosas pasan es porque unos 8 millones de ignorantes por lo general votan por quien los otros 2 millones no quieren votar. Por el hecho de llevar la contraria, porque mi papa votó por él, por votar por el menos malo, por el que no se inyecta botox, por el que no fue guerrillero, por el que no tiene nexos con los paramilitares, por el que se le entiende mejor cuando habla, por el que usa sombrero, por el que no tiene cara de simio, por el que no quiere quitar esto, por el que quiere poner esto, o simplemente voté por este porque me resulta el mejor. Inexplicablemente el “mas mejor” es el menos peor y por ese no votan. Las cosas variaron este año solo por unos millones de votantes, pero en su forma más simple no deja de ser lo mismo.
Volviendo a lo feo, las reinas, cada año vemos que este certamen trae más adeptos, mas ineptos, además de adictos en el narcoturismo, y vemos como el corral de mierda se llena en su más simple pozón, de mierda elitista, de guayabera, de sandalias, de ademanes, de cocaína, de cafeína, también de yageina, de balances de proteínas, de dietas, de novios cachoneados con cuanto narco abstente mas, de shampoo con ceramidas, de estilistas con ínfulas de Dustin Fleming, de los desagradables diseñadores con sus estampas bodrias degeneradas que bien roban cámara en cuanto cualquier reportero desocupado les brinde, desgalichados cual cara de enfermo terminal y sus frases de cajón - Me inspire en el mar, en la belleza de la mujer Colombiana, uso telas muy modernas y con colores que vienen muy fuertes--,me pregunto ¿de donde viven los colores fuertes, quien los trae?, también, de la cara arrugada de Pilar Castaño, de los taxistas que cobran el impuesto del reinado y más si hablas con cualquier acento que no golpee o que no tenga como prefijo o sufijo un “Eche o nojoda”, de calles atiborradas de cachacos sin camisas, rojos como nalga de albino después de tunda con chancleta costeña, con bloqueador hasta en la cedula, con sus desagradables figuras pero que bien pagan el hambre de la industria hotelera, y ahondan el desinterés del norte en la situación del sur. Aunque si entras por crespo es posible que nunca se entere que el pozón existe. De las cenas en el bar de Juan del mar, de Bocagrande, tan grande que se come de un solo bocado una realidad que está a la vista de todos y que no es de nadie, que acaba con nuestras diferencias con los del interior, que somos todos hermanos en un acto que estúpidamente algunos se atreven a llamar como espacio de convergencia ciudadana y que ayuda a la paz. Me gustaría saber qué pensarían al ver como flotan los mojones en el pozón. Unas cosas por otras, muchas por ninguna, pero lo que sí es cierto es que me produce tanto morbo como desprecio la situación de Cartagena y la pasividad con la que se lleva el reinado, así como la forma en que paulatinamente nos vamos olvidando que la capital del departamento de Bolivar existe, salvo por Pirry o porque un Mendoza Diago anda por estos lados, de no ser así nadie sabría del Corral de piedra desde los tiempos de la junta de Países no alineados y del espectáculo que intentó dar uno de los mejores pugilistas que he conocido, al quererle recordar a un hoy Ex-presidente la forma en cómo repetidas veces con complacencia lo sometió o se lo metió. Cosas efímeras, pero lo que no es efímero es que esto desde que tengo uso de la razón he visto, hoy veo y como repetidamente he mencionado, veré. Nada cambiara, excepto la talla de los bustos de la reinas, las ideas de los diseñadores que sorprendentemente cada año se inventan la manera de hacerle poner a una reina un sombrero con papayas como las negras de Aguaslimpias, como en un afán desenfrenado por querer compensar la ausencia de cerebro con un sombre cada vez mas prominente, el valor de los hoteles, el precio de la entrada al Hilton, los jurados que cada vez saben menos de reinas y belleza, la inteligencia de las reinas cada año es más escasa -Ya sabemos por la falta de cerebro y porque el sombrero no las deja pensar-, el sueldo de los senadores cada vez es mal alto, cada año el incremento del salario mínimo es menor, y con diferencia de años anteriores, los mojones en el pozón quizás sean más pequeños porque en los hoteles donde se bajan los cachacos los “Todo incluido” se acaben. A venir ha pasar hambre a Cartagena, pero a ver el reinado, broncearse hasta que el punto de la insolación y las pilas de la cámara lo permitan.
Es tan triste que posiblemente Pozón se podría escribir perfectamente con “s”.
Bolillo como director de la selección Colombia es “tan no sé”, es como un “Ajá tu sabes”, o un “eché”, quizás un “Ave maria omeeee”. Yo definiría la situación de tenerle como seleccionador nacional a este señor como la acción denigrante, ultrajante, decepcionante, sucia, de volver de novio con la misma novia que le pego cachos con todos sus amigos, que le monto video en Facebook con los mismo tipos con quien lo engañó, que le dijo a todos que usted era un imbécil sin visión y sin ganas, que tarde o temprano volvería a ella porque simplemente para usted no hay nada más que ella, aunque le haya hecho pasar las más grandes humillaciones, diciéndole y engañándole con la premisa que esta vez “si” será distinto. Porque perder es ganar un poco. Pierda usted la dignidad que poco le hará falta para tener nada. Estoy seguro que para ser director de la selección técnica no se necesita más que un tono de voz algo extraño como el del Bolillo, una mirada perdida y una aptitud callada como la de Pacho Maturana, el descaro del Chiqui Garcia que nos obligó a ver jugar a su hijo, la calva de Javier Alvarez, los cambios inesperados de Reynaldo Rueda, la brutalidad de Pinto, quizás las sencillez de Eduardo Lara, la lógica de Carlos Antonio Velez que nos da la muestra que para ser comentarista deportivo nada mas hace falta hablar de lo que se ocurra en el momento. ¿Chávez sería un excelente comentarista deportivo?, sin duda. Hablar de sus flatulencias, con esa fluidez que solo pueden tener Carlos Antonio y el, que le brinda una de diarrea mental sin par en este planeta de locos. Me resulta fascinante debo aceptarlo. Pobre Bolillo, Verlo con su porte de tramador paisa, que nada sugiere, más que una sarta de improperios de ponerlo dos minutos al público en el paseo de Bolivar (Antes paseo de Colon, fabuloso cambiamos un pirata por un guerrillero-pero este es otro cuento-). No lo dudo, así seria, mas una gran batalla de trompadas, dos guachernas de patadas, y una gran parada de bolillazos, aunque suene redundante.
Lo siento, pero tener a este tipo de seleccionador nacional es tan repetitivo y falso, que fácilmente me tocaría ver que en efecto lleve a la selección al mundial, pero tristemente veré que no pase de la primera ronda así: 1 partido ganado, 1 perdido y 1 empatado. 4 gloriosos puntos, y en los próximos 4 años volverlo a llamar para que nos dirija de nuevo con el argumento que llevo a la selección al mundial. Pues así las cosas, volver con la novia infiel no es tan malo.
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