Una semblanza de Eberto Téllez Osma.

Mar, 04/02/2014 - 10:01
“Al sur de Santander está Jesús María, sus calles empedradas reflejan su vejez” ese es uno de los estribillos de la canción que más orgullo le produce cantar a Eberto Téllez. Él por
Al sur de Santander está Jesús María, sus calles empedradas reflejan su vejez” ese es uno de los estribillos de la canción que más orgullo le produce cantar a Eberto Téllez. Él por supuesto es oriundo de esa región del país, que como tantas desconoce lo que es la efectividad gubernamental. Esa es la misma región que vio nacer a Efraín González, aquel bandolero de mediados del siglo pasado que dejó un halo de misticismo en el imaginario del guerrillero campesino. De cuando en cuando llegaba a la casa de Eberto el hombre de los Correos Nacionales; traía bore, ñames, arracachas, balues, guatilas y una sonrisa etílica. Eberto era el mayor de ese hogar y las vituallas y el dinero que traía el padre alcanzaban para muy poco, lo que si alcanzaba de sobra eran las historias y las descripciones de los lugares apartados del departamento y de la zona cafetera del Quindío y de Risaralda que dejaban boquiabiertos a los niños junto al fogón de leña. La sonrisa de don Enrique Téllez no se acababa cuando la cantaleta de doña Ebelia le alegaba entre muchas cosas por la ausencia que representaba su trabajo, el reproche de las peripecias que significaba para ella hacer un sabajón que difícilmente se vendía y sumándole a todo y para colmo de males la imposibilidad de una de las niñas de pronunciar correctamente la “r” y su manía inquebrantable de escribir con la mano izquierda. Sin haber cumplido la mayoría de edad se fue a cumplir con lo que para un joven de su época y su región era el “sueño americano”. Se fue para Bogotá a buscar un trabajo en el que se asegurara un arriendo y la comida y para cuando pudiera, mandarle algo de dinero a la familia. Se fue con el olor de la guayaba madura atrapada en el recuerdo, los botines negros, más negros que de costumbre por el barro calichoso del cascajo y la nostalgia del que se va para poder volver, con el miedo a no volver y la seguridad de luto que se siente cuando los recuerdos de la juventud empiezan a hacer parte de las noches. Eberto empezó a componer canciones. Las componía en los buses, en el matadero donde trabajaba, en las conversaciones con los paisanos que se encontraba en Bogotá. Las construía con los pedazos de la memoria que son los recuerdos. En Bogotá encontró cómplices musicales que le ayudaron a cantarle a esa tierra lejana y el sueño de hacer música por el placer de cantarle a su tierra y sus costumbres se fueron arraigando. La familia se fue fragmentando, los hermanos fueron tomando el mismo camino del autoexilio, cuando no, era la muerte la que les iba acabando la penuria de vivir. En cada San Pedro, Jesús María hace sus fiestas patronales, Eberto llega acompañado de su esposa y su único hijo a cantarle a esa tierra de la niñez, de la nostalgia y el amor filial.  Él tiene en la memoria el número de veces que ha asistido, jamás va sin su guitarra. Muchas personas lo llaman para que amenice las diferentes reuniones o para que encabece el desfile. Su canción, que se ha convertido en el Himno de esa población es aprendida y entonada en la escuela. Uno de los alcaldes de turno le prometió como estipendio por el uso de la canción un lote para construir una vivienda, esa promesa hasta el sol de hoy no se ha cumplido. Sin embargo, a Eberto eso no le trasnocha, le importa más el poder cantarle a su tierra que el dinero que pueda obtener con ello. Se pone más ansioso por conseguir un bore que por el reconocimiento a su trabajo y es entendible porque para él el canto y la música son cuestiones del alma, que se hacen únicamente porque sí. Se ve triste pero regala sonrisas, de vez en cuando se reconcilia con la vida con la ayuda de una borrachera. Nació en mayo en el día de las madres. No estudió en la academia pero identifica la tonalidad en la que canta. No mira a los ojos de los entrevistadores ni a los lentes de las cámaras. Anda en bicicleta. Fue repartidor de Almuerzo Bogotano. Jamás olvida la tierra de su niñez y la lleva en el alma. Su mayor gusto es estar de vuelta al camino. [youtube]http://www.youtube.com/watch?v=lbFn3auF8aI[/youtube] De vuelta al camino.     [youtube]http://www.youtube.com/watch?v=h3hg76l5W-M[/youtube] Tierra de mis recuerdos.    
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