Año Colombia-Francia: la elección de Macron

Sáb, 27/05/2017 - 04:14
La celebración del año Colombia-Francia es una buena disculpa para referirme al significado de la reciente elección de Emmanuel Macron como nuevo presidente de Francia. Ello, porque el país europe
La celebración del año Colombia-Francia es una buena disculpa para referirme al significado de la reciente elección de Emmanuel Macron como nuevo presidente de Francia. Ello, porque el país europeo siempre es un referente importante en política y porque su elección tiene lecciones para Colombia y el mundo, en momentos en que las campañas electorales se han movido hacia los extremos. Francia ha sido un ejemplo de bipartidismo, donde el Elíseo se suele disputar entre republicanos y socialistas, partidos tradicionalmente fuertes y con seguidores estables y convencidos de sus respectivas ideologías. La situación interna cambió y el ambiente europeo se agitó, por lo cual aparecieron factores que jugaron en la decisión de los votantes para darle el triunfo a un candidato inesperado, que un año atrás no aparecía en la escena política, menor de 40 años en un país regentado por gente mayor, no matriculado en alguna de las colectividades principales y con un programa centrista proeuropeo, defensor del mercado y moderado frente a los inmigrantes; es decir, un candidato atípico, inesperado, comparado por algunos[1] con el paso de los taxis tradicionales al Uber”. Si bien el triunfo de su movimiento “La República en Marcha” fue holgado  —60 % de la votación a su favor contra 30 % de Le Pen—, debe destacarse una amplia abstención. Por el nuevo mandatario de los franceses votaron principalmente las élites urbanas, los amigos de la globalización y la gente con mayor nivel educativo.  Macron llega fuerte al Gobierno como el vigésimo quinto presidente, a pesar de que no tiene un partido detrás y carece de bancada parlamentaria; dicen en Francia: “un hombre que camina solitario”.  El veredicto de las urnas puede interpretarse como un rechazo a la política tradicional francesa, como la búsqueda de un liderazgo renovador en un país esencialmente conservador, o como un apoyo contundente del pueblo francés al europeísmo, después del Brexit. Macron, con sus 39 años, representa la juventud; su matrimonio con Brigitte Trogneux, 20 años mayor que él, nos muestra una interesante faceta humana; su renuncia al socialismo de Hollande, sin adherir a otro partido, indica independencia política y visión, y su programa político pragmático señala la capacidad de enfrentarse a proyectos populistas muy atractivos para el electorado actual. Hace seis meses nadie daba nada por su eventual triunfo, hoy se ha convertido en un referente de la política mundial. Después de la elección de Trump y del Brexit, cualquier cosa podría ocurrir: afortunadamente Hofer, el neofascista, fue derrotado en Austria, y antes Wilders en Holanda. Sin embargo, Marine Le Pen era una amenaza seria para el Viejo Continente, pues el Frente Nacional —partido ultraderechista creado por su padre— venía creciendo durante varios años. Hoy, Europa siente un alivio que puede ser pasajero, ya que continúan los grandes desafíos como el terrorismo islámico, la presión migratoria y la debilidad de la economía. Macron cree en un Estado liberal y fuerte, en la moralización de la vida pública y en una Europa unida. No cabe duda que la UE se fortalece después de las elecciones francesas, y ello se evidenció con la entrevista de Macron y la señora Merkel la semana anterior. Macron, aunque joven, no es un novato: al contrario, cuenta con una hoja de vida importante. Se educó en el Liceo Henry IV y en la prestigiosa École National d´Administration, donde estudió filosofía de la mano del reconocido pensador Paul Ricoeur; trabajó en el famoso Banco Rothschild, donde colaboró en un acuerdo entre Nestlé y Pfizer por cerca de 10.000 millones de euros; ingresó al Gobierno de Hollande como asesor económico, y luego ocupó la cartera de Hacienda. Importante cosecha para un joven que no ha llegado a los 40 años. Como lo prometió, su gabinete ministerial es mixto, con figuras como Édouard Philippe en el Interior, Bruno Le Maire en Economía y Sylvie Goulard en Defensa; el resto del gabinete es mixto, con figuras de la izquierda, la derecha y no comprometidos. Sus objetivos son ambiciosos y claros: la refundación de la UE, de la mano del otro gran socio, Alemania; el enfrentamiento al terrorismo yihadista, y la reforma laboral, que ya había intentado desde el Gobierno de Hollande. La reforma laboral es resistida por los poderosos sindicatos que no aceptan la flexibilidad, el terrorismo es un mal que acecha a muchos países y que viene de diferentes fuentes, la renovación de la UE “tiene muchos detractores y existe una ira acumulada contra Europa”, como dice Garton Ash[2]. A todo este panorama debemos agregar la incertidumbre las elecciones parlamentarias en junio próximo, en las cuales el nuevo presidente aspira a obtener la mitad de la votación. La elección de Emmanuel Macron también deja lecciones para países como Colombia. La primera, es que un “outsider”, sin vinculación a las grandes maquinarias electorales, puede aparecer en el escenario y atraer en pocos meses la atención y las simpatías de unas mayorías inconformes. La segunda lección, aún más importante, es que partidos sólidos de larga tradición pueden desaparecer, como ocurrió con los republicanos y socialistas de Francia; esta es una realidad que no se consolidará hasta las elecciones parlamentarias próximas, si Macron alcanza la mitad del parlamento con uno o varios partidos nuevos. Las últimas encuestas nacionales[3] muestran que todavía puntean claros exponentes de la política nacional como son Vargas Lleras y Petro, pero que ya aparecen figuras jóvenes, no atadas a las viejas máquinas, quienes pueden convertirse en sorpresa. Muy probablemente el tema de la paz terminará siendo el eje principal del debate, pero no puede descartarse que la corrupción o la recuperación económica se conviertan en la mayor preocupación del electorado, y en este caso, las agrupaciones políticas principales se verían afectadas, incluyendo no solo a los viejos partidos sino a otros como los descendientes del Polo. En los actuales tiempos, nada está escrito en materia política, ni siquiera en países tan sólidos como Francia. Ese es el principal mensaje de la elección de Macron. [1] Basterra, F. (2017, 13 de mayo). Del general De Gaulle a Macron. El País (España). [2] Garton Ash, T. (2017, 8 de mayo). Una difícil cuesta arriba. El País (España). [3] Encuesta de Invamer para Caracol Televisión, Blu Radio y Semana. Mayo de 2017.
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