¡Ay Buenaventura, tan cerca del mar y tan lejos de Bogotá!

Mar, 18/10/2011 - 00:00
Para Buenaventura, el TLC significa “Tan Lejos del Comercio” pues muy poco se ha avanzado en la adecuación de su infraestructura para convertirla en una ciudad puerto eficiente, que ofrezca costo
Para Buenaventura, el TLC significa “Tan Lejos del Comercio” pues muy poco se ha avanzado en la adecuación de su infraestructura para convertirla en una ciudad puerto eficiente, que ofrezca costos competitivos y condiciones socioeconómicas viables para responder a las demandas de una economía abierta a la conquista de mercados extranjeros. La carretera, la tan cacareada doble calzada, avanza pero no convence. Con cada temporada invernal vuelven los derrumbes, los bloqueos y los dolores de cabeza para el transporte de carga, sin hablar de los dramas humanos que en cada ocasión le cuesta la vida a víctimas inocentes como si la carretera fuera un altar de sacrificio a dioses rabiosos por el desgreño en el manejo del medio ambiente. No hay autoridad ambiental que logre frenar la minería, la tala y la extracción ilegal a lo largo del cañón del Dagua. No hay autoridad ambiental que consolide la recuperación de estas traicioneras lomas, deleznables a la menor desestabilización ambiental. La doble calzada, un sueño de muchos años, no logra ofrecer condiciones de seguridad y operatividad y su finalización no garantizará que pueda utilizarse sin riesgos los 365 días del año. Después de la carretera está el tema del canal de acceso al Puerto. Que si la Sociedad Portuaria lo draga, que si el Estado lo profundiza, que si se hace un contrato a dedo, que si se licita. Y van pasando los meses, ya quince del actual gobierno, sin que el Ministro de Transporte logre desatar ese nudo. Mientras tanto los barcos con sus contenedores ahí, a la espera de que les ahonden la vía marítima para embarcar y desembarcar su mercancía. Nadie entiende cuál es el problema, ¿por qué el doctor Cardona no le da una salida a la situación? ¿Será que el que está de salida es él y por eso no se arriesga a tomar una decisión? Cada día que se pierda es un día menos para la competitividad nacional y los ministros se van sin que hagan nada. Todavía recuerdo al anterior, Andrés Uriel Gallego con su habladito carrieludo, asegurando que lo que se tenía que hacer era construir otro puerto como Tribugá. Málaga, Tribugá, Aguadulce o lo que sea, pura retórica porque ni se mejora Buenaventura ni se ofrecen alternativas.   ¡Afortunadamente!, Si no han podido con el que tenemos ¿cómo sería el abandono si se tuvieran otros? Y para terminar, lo más doloroso, el abandono de la ciudad y sus gentes. Buenaventura sigue estancada. Sus niveles de desarrollo son lamentables. La educación, la salud, el saneamiento básico, no se compadecen con las necesidades de una ciudad puerto. Los planes de desarrollo siguen pasando y los alcaldes también, sin que las condiciones mejoren, sin que la corrupción se acabe y sin que sus gentes encuentren la oferta estatal prometida. Nos llegó el tan cacareado TLC y estamos con los calzones abajo porque lo que tenía que hacerse no se hizo o se ha hecho a un ritmo insuficiente. Habría que tomar decisiones de fondo, implementar medidas dramáticas como llevarnos  a la capital del Valle para Buenaventura, como hacer que los Ministros de Comercio, de Relaciones Exteriores, de Transporte, el director de Planeación y toda la recua de tecnócratas de Bogotá tuvieran que despachar desde allí. Se imaginan ¿cómo se sentirían trabajando en tan difíciles condiciones? No parece que el gobierno central, desde Bogotá, entienda con claridad que el puerto es un patrimonio nacional y que cuando hace algo por Buenaventura no está beneficiando sólo al Departamento, sino a todo el País. Ni el Valle le responde a Buenaventura, ni Bogotá le responde al Valle y en estas condiciones el Puerto no le puede responder a nadie. Ay, de Buenaventura, tu desgracia es estar tan cerca del mar y tan lejos de los señores de Bogotá y de Cali.
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