Despojo (hurto, robo, según el diccionario) es la palabra que algunos funcionarios están empleando en Antioquia, para calificar la decisión administrativa que entrega el territorio de Belén de Bajirá a los chocoanos, cuando los antioqueños lo reclaman para su jurisdicción administrativa.
Algunos sugieren que el gobierno del presidente Santos se quiere congraciar con el departamento más pobre y maltratado, por siempre, en paro desde hace quince días. Y otros advierten que esa “cesión” es equivalente a que entre dos padres potenciales, el hijo sea entregado al más pobre y desvalido, para doble desgracia del afectado.
Pero la decisión está tomada, según fuentes del alto gobierno. El despojo está consumado.
Sin embargo, las mismas fuentes gubernamentales dicen que no hay sesgo alguno, que la decisión es avalada por el propio Congreso de la República, que a través de comisiones transitorias estudió por años el asunto y estableció que no hay dudas sobre los límites establecidos en la creación del departamento del Chocó.
El Instituto Geográfico Agustin Codazzi (IGAC) sostiene la teoría de “total imparcialidad”, con el argumento de que sus técnicos fueron a revisar sobre el terreno los mojones establecidos por ley, sin entrar en consideraciones distintas.
El gobernador de Antioquia, Luis Pérez, ha sido inclemente en sus críticas al director del IGAC, José Antonio Nieto, además de señalar que no tiene funciones para dar la última palabra sobre el asunto : -“Es un patanería y lo sigo sosteniendo. Es una forma patán de ejercer funciones públicas”. Pérez dice que la publicación de un mapa, entregando a Bajirá al Chocó “perturba las relaciones cordiales entre los dos departamentos”.
En todo caso, para el gobierno Santos el tema estaría resuelto y el secretario privado de la Presidencia, Alfonso Prada, ya está preparando la agenda oficial para entregar el nuevo mapa (primero) y celebrar la ceremonia protocolaria “con bombos y platillos (días después).
Los diputados de Antioquia han sido fuertes y han hablado hasta de buscar la federalización. No ocurre lo mismo con los congresistas del departamento, cuyas voces no se han sentido con vigor. Y si alguien ha hablado, no se ha sentido, como sí lo ha hecho el gobernador Pérez.
