El primer día de clases en el colegio o universidad la pregunta obligada es ¿cuál es el horario de clase? Un inicio desafortunado porque es el reflejo de la programación sistemática que viven los estudiantes: copiar, memorizar, evaluar, seguir horarios, rutinas y un sin número de procesos estandarizados. Son como robots tratando de seguir su protocolo para lograr un resultado.
Esta serie de prácticas que provienen de la antigüedad, más precisamente de un modelo Prusiano del siglo XVIII el cual está basado en enfoques conductuales que buscan centrarse en el estudio de una “conducta” para controlarla y predecirla (Pavlov, 1925). Para este modelo la motivación, la creatividad y el pensamiento crítico es ajena al estudiante y, por el contrario, promueve la dependencia del profesor, las estructuras educativas rígidas y los planteamientos primordialmente teóricos.
El mundo actual y la empresa global está lejos de ese enfoque que sigue imperando en las escuelas e incluso universidades. Modernidad no es tener una computadora con acceso a Internet, es innovar en el aula para que el estudiante sea capaz de construir conocimiento, adoptar nuevas estrategias pedagógicas, generar pasión por el aprendizaje, trabajar colaborativamente, y desarrollar un juicio crítico para pensar y actuar.
Andrés Oppenheimer advierte que la innovación implica una “constelación de factores”. No es una fórmula mágica ni una receta; son factores interviniendo entre sí y con el medio, propiciando la atmósfera adecuada para que surja la creatividad.
Volteemos la escuela, quizás necesitamos una “escuela al revés” donde el estudiante aprenda en casa y haga las tareas en el aula. Con esta premisa el señor Salman Khant está revolucionando la educación en Estados Unidos.
Él creó una plataforma llamada khanacademy.org totalmente gratuita, que contiene cientos de videos con ejercicios y explicaciones de matemáticas principalmente. El estudiante va a su casa, mira los videos y aprende conceptos, luego regresa a su clase a terminar los ejercicios que aprendió. ¡Eso es innovar!
Otro ejemplo a destacar es Voox o Busuu donde se aprende idiomas de una forma diferente a la tradicional. Al menos eso fue lo que logró Edilson García Vargas un joven guarda de seguridad de un centro comercial que, gracias a la innovación en la forma de enseñar de estas aplicaciones, pudo hablar cinco idiomas en sus ratos libres y mejorar sus condiciones de su servicio (Semana Educación, 2017). Definitivamente, la innovación está centrada en transformar el “cómo” sin embargo, su objetivo mayor es replantear el “qué” original, generando de esta forma un nuevo y mejor conocimiento
¿Cómo crear mejores ambientes para innovar en la educación?
- Necesitamos redefinir lo que significa el éxito académico. Los profesores deben considerar las prioridades en el aprendizaje y establecer cuáles son las habilidades de pensamiento que esperan desarrollar en sus estudiantes. Existe una inmensa información que no se requiere en los procesos pedagógicos y que en consecuencia no deberían ser evaluados, tales como definiciones, clasificaciones o descripciones inútiles. Por el contrario, todo aquello que implique una mayor significación, es decir, actividades donde el estudiante pueda ser desafiado a implementar, analizar, evaluar, criticar o crear. Competencias todas necesarias para el siglo actual.
- Se requieren ambientes de aprendizaje progresivos, que involucren la personalización de las actividades (con ayuda de las plataformas tecnológicas) y desde luego conectividad que permita al estudiante, buscar, clasificar, analizar y generar conocimiento a través de la red.
- Finalmente, mejorar la práctica docente. En mi libro “DOCENTES E-Competentes: Buenas prácticas educativas mediadas por TIC” resalto que “los retos que plantea la tecnología al sistema educativo actual, se relacionan más bien con la formación y preparación del profesorado, para asumir su papel como guía en la incorporación de estas herramientas tecnológicas en el aula; que con la necesidad de recursos o equipamientos en las aulas”. Los recursos como aulas equipadas y la formas como se pueden utilizar van de la mano, necesitamos que todos estos recursos, humanos, tecnológicos, y económicos, se direccionen hacia la innovación.