En estos días vemos con preocupación cómo en diferentes medios de comunicación están aumentando el reporte de noticias de violencia extrema contra niñas, niños y adolescentes. Sólo en el caso de Bogotá en dos semanas se conocieron las muertes violentas de 5 menores de edad en circunstancias crueles y que generaron indignación. Incluso la directora de Medicina Legal manifestó públicamente su preocupación por las cifras de violencia contra la infancia en el país, señalando que cada dos días en el país es asesinado un niño o una niña.
Aseguró también que los exámenes médicos legales por presunto delito sexual practicado en menores de edad aumentaron, al pasar en 2017 de 20.338 casos a 22.788 en el año 2018 y con un aumento en la población entre 10 y 13 años.
Además de presentar un panorama muy preocupante con el aumento de suicidios en la población infantil y adolescente que pasaron de 253 a 267 entre los años 2017- 2018.
Coincidimos con la preocupación que tienen la mayoría de personas en el país, de los medios de comunicación, de la directora de Medicina Legal, pero consideramos también que esta preocupación debe ser constante, la situación de la infancia del país es compleja, no sólo en estas últimas semanas, meses, incluso años. Es una realidad que desafortunadamente siempre ha estado presente.
Precisamente en el marco de esta preocupación y del conocimiento de estas cifras tan dolorosas, el país y el mundo se alistan para conmemorar el 16 de abril el día contra la esclavitud infantil.
Fecha en la que no sólo se le rinde un homenaje a la memoria del niño paquistani Iqbal Masih, quien fue asesinado a los 12 años, por su activismo social contra la esclavitud y la explotación de miles de niñas y niños. También es un día para recordar y llamar a la conciencia frente a un delito que afecta de manera muy profunda la vida de infantes y adolescentes.
En Colombia con tristeza tenemos que decir que si hay niños y niñas que pueden estar viviendo condiciones muy cercanas a lo que es la esclavitud, por lo menos llevan vidas de explotación y deben enfrentarse a la violencia, al abuso, al maltrato, a toda clase de vulneraciones de sus derechos humanos, no se encuentran en el sistema educativo, no tienen acceso al disfrute del tiempo libre, a la recreación, viven a diario expuestos a cualquier cantidad de riesgos en las calles, muchos son captados por grupos delincuenciales, otros son explotados sexualmente, hay, aunque no lo creamos, quienes son convertidos en esclavos para el servicio doméstico.
Como Concejal de Bogotá, tuve la oportunidad de investigar y acercarme a este tema para descubrir que existen muchas maneras y formas en las que son explotados laboralmente las niñas y los niños en el país, y como siempre lo he dicho frente a otros temas, Colombia cuenta con un marco normativo importante para prevenir y erradicar las peores formas de trabajo infantil, además de regular y vigilar lo que se denomina trabajo liviano a partir de los 15 años con el permiso del Ministerio de Trabajo.
Sin embargo, y pese a que tenemos que reconocer que se han efectuado avances importantes, persisten las fallas, el desconocimiento de la ley y los problemas en las rutas de atención.
De acuerdo con el DANE, en el país cerca de 790 mil niños, niñas y adolescentes entre los 5 y los 17 años de edad trabajan, de los cuales el 30% están por fuera del sistema escolar.
Así mismo las afectaciones tanto físicas como psicológicas que corre la población infantil en situación explotación laboral son muy altas. A nivel psicológico, un niño que trabaja está expuesto a una situación de maduración prematura. En la calle establecen relaciones con personas de diferentes características y edades que influirán para bien o para mal en su formación. A nivel físico, estos menores de edad sufren problemas dermatológicos, gastrointestinales, entre otros problemas de salud.
Solo para que tengamos presente un dato escabroso frente a los riesgos que pueden correr los niños y niñas en explotación laboral, la mayor cantidad de víctimas de la “bestia” Luis Alfredo Garavito fueron niños que se encontraban trabajando en la calle.
Son muchas las estrategias que se pueden implementar para enfrentar este flagelo. Esta el fortalecimiento y aumento de las jornadas escolares, que permitan a los niños, niñas y adolescentes tener más tiempo en los establecimientos educativos empleando su tiempo en actividades que les permitan crecer física y espiritualmente. Es necesario que a las familias se les genere conciencia sobre los efectos nocivos que tiene el trabajo infantil, como la perpetuación de la pobreza, menos posibilidades de conseguir un trabajo calificado a futuro, y lo que es peor, la posibilidad de ingresar a la delincuencia, y enfrentarse a situaciones de abuso y consumo de sustancias psicoactivas.
Hoy en día este tema me preocupa mucho, en el contexto de la migración de población de Venezuela a nuestro país. Cada vez es más frecuente ver a niños y niñas venezolanos en situación de explotación laboral, en condiciones lamentables, no podemos dejar a estos niños solos y a su suerte, ellos también son nuestra responsabilidad.
Este 16 de abril nuestra invitación es a comprometernos con la protección integral de nuestra infancia, a no tolerar ningún tipo o forma de vulneración de sus derechos, hay mucho por hacer, informémonos sobre el tema, hay líneas donde podemos denunciar, por ejemplo ICBF tiene la Línea 141. Actuemos la responsabilidad del cuidado de la infancia es asunto de todos.
Día contra la esclavitud infantil
Mar, 16/04/2019 - 06:05
En estos días vemos con preocupación cómo en diferentes medios de comunicación están aumentando el reporte de noticias de violencia extrema contra niñas, niños y adolescentes. Sólo en