La Historia dice que una de las frases latinas más empleadas en el senado romano, antes de la tercera y definitiva guerra púnica (entre Roma y Cartago), fue “Carthago delenda est” ("Cartago debe ser destruida"). Lo sostenían quienes atizaban el deseo de que la capital púnica quedara hecha sal y desapareciera para siempre.
Eso era en el ayer remoto. Hoy, la frase más empleada o insinuada es “Duque debe ser destruido” (“Duque delenda est”). Corre por cuenta de sus enemigos ideológicos (Petro, comunistas, Farc, Polo, etc.,) y políticos (liberalismo, la U, Cambio Radical, etc.), empeñados en expulsarlo del poder. Entre quienes así lo percibimos está Lorenzo Madrigal (seudónimo del caricaturista Héctor Osuna), quien, en su columna de El Espectador (1abril2019) afirma que “una avalancha de críticos y combatientes le tiene puesta la mira a Iván Duque para tumbarlo”.
Esos críticos y combatientes están combinando todas las formas de lucha en dos frentes: el retórico y el fáctico. Del primero hacen parte opciones como columnas periodísticas, debates en radio, televisión y en línea, cartas (supuestamente) de los lectores, declaraciones de personajes y entidades internacionales, encuestas amañadas, entrevistas mediáticas, editoriales de publicaciones impresas y virtuales, mensajes y tendencias en las redes sociales, caricaturas, avisos pagados, cartas de ciudadanos “representativos”.
Quienes buscan tumbarlo queman neuronas para presentarlo como un presidente inepto y desorientado, una marioneta del expresidente Uribe y un lacayo de Estados Unidos, centrado en los problemas de Venezuela y ausente de los del país, sin logros para mostrar y una “honestidad-bobada”, carente de norte y lleno de decisiones erradas, etc. Ejemplos, dos de exministros de Santos: Guillermo Perry en El Tiempo (31marzo2019), afirma que Duque “llegó al poder sin ideas precisas de lo que quería hacer desde el trono”, y Luis Felipe Henao en El Espectador (1abril2019), dice que “han transcurrido ocho meses del Gobierno y no vemos nada que dé esperanza”. Un tercero, Ramiro Bejarano, alfil de Samper, sostiene en El Espectador (31marzo2019): “La estrategia del subpresidente Duque para ponerle fin a esta delicada situación [la minga] es infantil, mezquina y peligrosa”.
Y a propósito, respecto del frente fáctico, las acciones de quienes buscan derrocar a Duque incluyen mingas, marchas dentro y fuera del país, paros, caminatas, manifestaciones, ataques terroristas, atentados a la fuerza pública, secuestros, asedios, incendio de vehículos, obstrucción y destrucción de vías… Contexto en que se sitúa la advertencia del dirigente petrista Gustavo Bolívar al mandatario, vía twitter (29marzo2019): “Presidente Duque: no subestime a los indígenas. Ya se unieron los de todo el país. Recuerde que en Ecuador tumbaban presidentes cada seis meses. Esos pueblos tienen una fuerza y una resistencia a prueba de amenazas”. Como quien dice, “hagámonos pasito”.
En 1939, Alemania invade a Polonia con la “Blitzkrieg”, o “guerra relámpago”, táctica militar consistente en lanzar una oleada de potentes ataques para sembrar la confusión en las filas enemigas y tomarlas de modo súbito. Esa es la impresión que dan ahora los enemigos de Duque y Uribe al valerse de los frentes retórico y fáctico con el fin de intentar desbancar al presidente con ataques de “Blitzkrieg”.
En mi columna en Kienyke del 4 de agosto de 2018, antes de que se posesionara, le deseaba a Duque tener la claridad necesaria para “aceptar que la oposición a su gobierno no será constructiva. A sus gestores y ejecutores los impulsan la rabia y la venganza por la derrota que les propició, a lo que se sumará el rencor que profesan hacia el expresidente Uribe”. Dicho y hecho. Por ello es difícil comprender el asombro del general (r.) Henry Medina Uribe, quien, en El Colombiano (29marzo2019), se desahoga así: “Frustrante constatar que cuando creíamos que la sensatez y la paz eran posibles, surge de nuevo la crisis, la discordia, la polarización, la virulencia, la frustración y la miopía”. Háblese, mi general, con quienes andan proclamando, con la palabra y los hechos, “Duque delenda est”, a ver qué le responden.
Hago parte de los millones de colombianos que creemos en la idoneidad del presidente, que va en sus tiempos, de los cuales ni siquiera lleva la cuarta parte. Esperamos lo mejor en su gestión en beneficio de los ciudadanos de todos los estratos, sin desconocer las limitaciones propias de la condición humana y de un país como el nuestro, colmado de expectativas, muchas inviables.
INFLEXIÓN. ¿Se dejará tumbar Duque de las mingas indígenas y alienígenas, de los fecodes y estudiantes, de los transportadores y querubines? “Es muy difícil hacer predicciones, sobre todo cuando se trata del futuro”, sentenciaba el beisbolista estadounidense Yogi Berra…
“Duque delenda est”
Sáb, 06/04/2019 - 05:38
La Historia dice que una de las frases latinas más empleadas en el senado romano, antes de la tercera y definitiva guerra púnica (entre Roma y Cartago), fue “