El cártel del hambre

El 31 de mayo pasado escribí un artículo titulado “Estómagos vacíos, violencia asegurada”. En dicha columna, puse en evidencia -y con material  fotográfico y documental a bordo- algo que era un secreto a voces: el Plan de Alimentación Escolar (PAE) es una farsa que no ayuda en lo más mínimo a los niños de las instituciones públicas, pues lo que les dan como desayuno es poco menos que desperdicios para animales, y, sin embargo, el mentado programa estatal, enriquece los bolsillos de los inescrupulosos, que viven de la tragedia y la desgracia ajena. Cité como ejemplo principal del “robispicio” el departamento de Córdoba, pero advertí al mismo tiempo que el mal ejemplo se repetía a lo largo y ancho de la geografía nacional. Esos contratos son entregados a los “calanchines” de los políticos y tienen varios propósitos, como lo son financiar campañas, comprar apoyos y, por supuesto, aupar el crecimiento económico de una élite de mercaderes de la infamia que se alimentan del hambre de los menos favorecidos. Tan pronto mi investigación fue publicada, empezó a surgir un mayor cúmulo de evidencias y el tema se volvió un asunto de interés para la prensa nacional. Recibí sendas comunicaciones de la Contraloría y la Procuraduría, en las que se comprometían a iniciar las pesquisas del caso, para verificar la inversión de los recursos y dar con los funcionarios responsables de tan execrable proceder. Por mi parte, oficié a la Fiscalía, a fin de que se inicie una indagación penal que logre individualizar a los “empresarios” que están detrás de todo este horror. Como lo dije en su momento: hay robos de robos, pero, sin duda, los que se cometen contra los presupuestos destinados a la salud y a la educación son los más abominables, y, por eso mismo, deben ser perseguidos con todo el poderío y la contundencia del aparato estatal. Si bien esos carteles han sido promovidos históricamente por los gobiernos de turno, llegó la hora de extirpar ese maridaje perverso, que lo único que produce es más violencia. El Contralor General ha tomado cartas en el asunto y de qué manera. Edgardo Maya Villazón conminó al Gobierno Nacional para que decrete la figura de la emergencia, ante la desastrosa realidad que afronta el Programa de Alimentación Escolar (PAE), en todo el país. “El programa no puede continuar en este caos y se hace necesario de manera urgente crear, por parte del Ministerio de Educación, una Unidad Administrativa Especial que lo dirija y que maneje todos los recursos destinados al mismo. Es prioritario aplicar los correctivos que sean necesarios, dado que son miles y miles de niños, en todo el país, los que se han convertido en víctimas de este programa y no en sus beneficiarios, como debería ser”, declaró el Contralor. De acuerdo: esa plata no puede seguir siendo manejada por algunos mandatarios locales y seccionales, que carecen de los escrúpulos y la condición humana, para entender que la alimentación de los niños pobres es sagrada e intocable. Aplaudo la decisión del Contralor, pero creo que, además del Control Fiscal, a esto hay que incluirle cárcel, para generar un precedente lo suficientemente contundente y enviar con ello un mensaje inequívoco a la sociedad: el que le meta mano a la comida de los niños habrá de podrirse en una mazmorra. Que la justicia avance, caiga quien caiga, no importa quién esté detrás; lo fundamental aquí es someter a la ley a todos los responsables, porque un país con hambre jamás podrá alcanzar la paz. La ñapa I: ¿A propósito del tema, qué tendrán que decir al respecto las flamantes empresarias Katia Rosado y Leda Guerrero? La ñapa II: Espantoso el fenómeno de drogadicción y venta de alucinógenos en los colegios. Urge un plan de contingencia para salvar a nuestros niños.