Las grandes figuras del deporte colombiano históricamente han salido de los lugares con menos recursos, y al parecer la intención del Gobierno Nacional es que así siga siendo.
Es una premisa que abarca el universo de ‘Pescaito’, de los lugares donde surgió Pambelé, o las trochas donde comenzó a pedalear el ‘Jardinerito’. Desde allí tomó impulso el deporte colombiano, y todo indica que deberá seguir siendo así gracias al recorte presupuestal que sufrirá el deporte en el 2018.
Indignante resulta, para el sector deportivo, que el presupuesto estatal para las necesidades del deporte en el país baje de 530 mil millones a 183 mil millones de pesos para el año entrante, lo cual calificó el presidente del Comité Olímpico Colombiano, Baltazar Medina, como “indignante”.
Mientras la renqueante justicia colombiana no llega al fondo del saqueo a los recursos de las obras de los Juegos Nacionales en Ibagué, el premio a quienes, con sudor, pasión y esfuerzo, hacen quedar a Colombia bien ante el mundo, es quitarles recursos.
Ya el dinero está asignado para las obras que, ojalá, se entreguen para los Juegos Bolivarianos de Santa Marta, este año, y los Juegos Centroamericanos y Del Caribe en 2018 en Barranquilla. Pero el deporte no es solo el cemento que ojalá no se roben nuevamente, es tener una delegación fuerte, bien preparada y con objetivos claros.
Rio 2016 le dejó muchas alegrías a Colombia, a pesar que durante ese ciclo olímpico hubo sendos recortes presupuestales. Ahora la situación no solo no es diferente, se agrava y hace que empeore la calidad con la que nuestros deportistas puedan prepararse para sus compromisos internacionales.
La política hacia el deporte claramente no es seria, ya que sigue siendo manejada por un instituto con cuotas burocráticas, dependiente de un ministerio que tiene otra clase de prioridades, y con un vaivén que pasa desde la emoción de darle un carro y una casa a los medallistas olímpicos hasta un grosero recorte presupuestal que inclusive pone en riesgo la participación de Colombia en los Juegos Sudamericanos en Cochabamba, Bolivia, el año entrante.
Por lo pronto el fútbol seguirá siendo el deporte rey frente a opción de generar recursos, públicos y privados, con todas las luces encendidas a su favor, mientras los futuros héroes rumbo a Tokio 2020 deberán seguir trabajando como lo ha hecho tradicionalmente el deporte colombiano: “Con las uñas”.
Por: José Gabriel Celis.
