El transcurrir es una condición ligada a la existencia que no siempre logramos comprender en su plena dimensión por nuestro temor a las consecuencias del paso del tiempo. Cuando caminamos experimentamos algo que se asemeja a ese transcurrir, mientras un pie pisa firme en el presente el otro se desplaza al futuro dejando atrás el pasado.
Cuando nos empeñamos en mantener la mirada en los pasos dados y no en los que estamos por dar, entorpecemos el ágil desarrollo del transcurrir. La mente tiene la posibilidad de observar el pasado o la de imaginar el futuro pero muy rara vez se pueden mantener las dos miradas al unísono. Por eso es importante tener en cuenta que hay momentos para el repaso y otros para prever el futuro, así no tropezaremos manteniendo un pie en tierra firme mientras que el otro se desplaza en el aire.
Estos años de desgobierno han impedido que el país camine con pie seguro y, con la mirada perdida, hemos ido de tropezón en tropezón sin poder avanzar. Por suerte ya entramos al conteo regresivo de los días que le restan de gobierno al peor presidente de la historia de Colombia. No cabe la menor duda de que quien lo remplazará será el que surja como candidato único de la oposición quien, muy seguramente, saldrá de las filas del Centro Democrático. Tampoco hay que dudar de que su gestión será radicalmente opuesta a la pésima de Juan Manuel Santos lo que abrirá horizontes en los cuales fijar nuestra mirada en un venturoso porvenir.
Me atrevo a plantear tres consideraciones a tener en cuenta si queremos mirar el futuro como el lugar en el que nuestras aspiraciones de un país prospero se vuelvan realidad. La primera es terminar con el lastre de un acuerdo de paz, ya sea haciéndolo trizas, como proponen algunos, o hacer valer la decisión tomada en el plebiscito de desconocerlo o negarle su existencia. La implementación de las más de trescientas páginas escritas en Cuba llevarían al país a una ruina económica y moral, lo que sabemos de sobra y vemos reflejado en la dura situación del hermano país de Venezuela.
La segunda es que quien elijamos como próximo presidente asuma con firmeza su posición como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de la República. El país ha sido llevado a una terrible situación de inseguridad que supera la que recibió Álvaro Uribe después del desastre del Caguan. Contando con cerca de medio millón de efectivos, el Ejercito, la Armada y la Fuerza Aérea tiene toda la capacidad de enfrentar a sus enemigos si cuenta con quien los lidere como ocurrió de 2002 a 2010.
La tercera condición es la de llegar a gobernar con el claro propósito de devolverle la justicia a los colombianos. Salta a la vista que la impunidad y los beneficios otorgados a los narcoterroristas de las FARC, como a los corruptos, son un grave precedente para la construcción de un país que quiera tomar la ruta del desarrollo.
El lastre que pretende dejarnos el presente gobierno no nos permitirían mirar el futuro con renovada fe. En menos de un año iremos a elecciones y, aunque nos llena de esperanza pensar que muy pronto arrojaremos por la borda todo el lastre que nos está hundiendo, tenemos por delante el serio compromiso de hacer respetar el voto popular
En menos de un año
Mié, 21/06/2017 - 10:35
El transcurrir es una condición ligada a la existencia que no siempre logramos comprender en su plena dimensión por nuestro temor a las consecuencias del paso del tiempo. Cuando caminamos experiment