Exceso de abogados

Mar, 20/06/2017 - 03:02
Según la Corporación Excelencia para la Justicia, Colombia es, después de Costa Rica, el país con más abogados con 438 por cada 100 mil habitantes. Nuestro sistema político ha sido dominado por
Según la Corporación Excelencia para la Justicia, Colombia es, después de Costa Rica, el país con más abogados con 438 por cada 100 mil habitantes. Nuestro sistema político ha sido dominado por los graduados en leyes a pesar de que los últimos presidentes muestran una mayor diversidad de profesiones. Este es un país de abogados pero sobretodo uno donde la mentalidad de los abogados ha permeado todo. Los ingenieros son especialistas en demandas, los economistas saben de contratación, los periodistas son duchos en normas constitucionales y hasta los artistas saben de juzgados. En un país sin justicia, todo gira alrededor de los abogados y no se toma ninguna decisión trascendental sin consultar a un togado. Los abogados escriben los códigos e inspiran las leyes para que su negocio sea próspero. Por ello este es un sistema donde el procedimiento es más importante que el sentido de justicia, donde las formas se imponen sobre el fondo y donde los tinterillos son más eficaces que los juristas. La decadencia de la magistratura es paralela a este proceso de devaluación de la justicia. Se perdió la dignidad y coherencia de todo el sistema y un juez municipal se atreve, sin vergüenza ni sanción, a fallar en contra de los preceptos de las altas cortes. Incluso en los más altos niveles, las interpretaciones son contradictorias, la jurisprudencia no tiene ningún valor y la cosa juzgada es siempre un asunto relativo. Un empresario vive en la incertidumbre permanente de que sus derechos y obligaciones puedan ser modificados caprichosamente por cualquier autoridad judicial. Pero lo más grave de la proliferación de abogados es que refleja un estado de ánimo conflictivo en el conjunto de la sociedad. Preferimos un pleito a cualquier forma de arreglo. El infractor sabe que recurrir a la justicia es una enorme ventaja porque el procedimiento es largo, costoso y corrupto. El bandido tiene más garantías que el ciudadano y por lo tanto los corruptos siempre piden ser investigados por la justicia pues saben que es un escenario favorable para ellos. Demasiados abogados y pocos ingenieros o científicos es revelador de una sociedad donde es más fácil bloquear unas iniciativa que hacerla prosperar; donde destruir es más fácil que construir y donde todos hablan de justicia mientras vivimos en una sociedad violenta e inequitativa. Muchos abogados y poca justicia. Debería ser al revés.    
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