Juan Guillermo Gómez Ospina era un joven abogado tan brillante que fue becado por la Universidad de Harvard. Días antes de viajar, cuatros hombres lo acorralaron en el barrio Rosales, de Bogotá, y lo asesinaron para robarle el celular.
Por suerte, si cabe en la tragedia, los criminales fueron capturados. Pero sucedió lo fatalmente inesperado: dos de ellos fueron dejados en libertad por “vencimiento de términos”. Los familiares del joven asesinado, agobiados por las trapisondas jurídicas, le enviaron una carta al presidente Santos, y le preguntan "¿Qué clase de personas son las que tenemos administrando nuestras normas, leyes y la justicia de un país dizque en búsqueda de la paz?"
Por esas mismas fechas, el fiscal del proceso jurídico contra la empresaria Alexandra Garcés Borrero, por el contrato de Invercauca, tuvo un accidente de tránsito y se suspendió la diligencia a cuadras del Palacio de Justicia de Cali.
Estos hechos ocurrieron aproximadamente hace once meses, y de ahí en adelante el proceso ha sido suspendido mas de una decena de veces con explicaciones que rayan en lo insólito:
En dos ocasiones porque se pinchó el auto del fiscal; una vez porque sufrió un dolor en la columna vertebral y otras por las siguientes causas:
Porque el ascensor no servía.
Porque la oficina del respectivo juzgado fue declarada en cuarentena sanitaria, aunque el resto del Palacio no.
Porque el fiscal y el abogado defensor llegaron cinco minutos tarde.
Porque les dieron mal el número de la oficina y se extraviaron buscándola.
Cuatro veces porque el juez y el fiscal no “estaban preparados”.
Porque al fiscal se le olvidó el día de la audiencia o porque se le cruzaron varias diligencias.
Porque se olvidó colocar el nombre de la empresaria en el trámite de una diligencia y la más reciente -la semana anterior- porque la juez señaló que la “complejidad” del pleito le requería más tiempo para resolver la apelación.
Desde luego que estas suspensiones tienen soporte jurídico. Pero llama la atención la coincidencia de nimiedades para postergar un proceso.
Seguramente -por razones más insulsas- muchos colombianos siguen en las cárceles colombianas, sin que los jueces definan su situación jurídica.
Postergar, aplazar, dilatar…son verbos que se conjugan todos los días en la justicia, sin vergüenza y sin sanción.
Excusas de los jueces que rayan en lo insólito
Lun, 29/09/2014 - 18:29
Juan Guillermo Gómez Ospina era un joven abogado tan brillante que fue becado por la Universidad de Harvard. Días antes de viajar, cuatros hombres lo acorralaron en el barrio Rosales, de Bogotá, y