La anacronía colombiana

Lun, 07/08/2017 - 04:45
Como llamar a esa manía que tiene la sociedad colombiana de vivir en un anacronismo político, social e ideológico. A ese patinar en un lodo ancestral que no nos deja
Como llamar a esa manía que tiene la sociedad colombiana de vivir en un anacronismo político, social e ideológico. A ese patinar en un lodo ancestral que no nos deja vivir en contemporalidad con el resto del mundo, y sin  ninguna visión de futuro. Apego enfermizo a un pasado que hemos dado la categoría de omnipresente y omnipotente. En todas las etapas de la historia del país estamos refiriéndonos a algún evento anterior al que consideramos como determinador del presente que vivimos, como si fuera una serpiente que se come a si misma, un eterno retorno a las desgracias anteriores: una manía, una tara o una maldición. Edgar Morín sostiene que la perspectiva que tenemos del pasado depende de la visión que tenemos de él desde el presente, y esta visión de pasado nos debe servir para hacer una prospección del futuro. En Colombia la perspectiva del pasado nunca se actualiza desde la privilegiada situación que da verlo en su integridad, y al contrario, los factores que determinaron esos hechos siguen vigentes imponiéndose sobre toda razón o análisis. El país nunca salió de la experiencia de las guerras fratricidas con una enseñanza que nos alejara de ellas, nunca supero los odios y las venganzas, y se borró de la conciencia colectiva la idea de una sociedad que superara sus diferencias sin recurrir a la violencia. Esta manía de ser anacrónicos, de repetir el pasado en vez de construir desde el presente un futuro distinto, hace que en Colombia siga vivo el enfrentamiento a muerte, literalmente a muerte, entre izquierda y derecha que vivó el mundo en La Guerra Fría. Desde las dos orillas ideológicas se ve al otro como un enemigo al que hay que eliminar, y no como el balance necesario para que exista una democracia plena. La preeminencia de la violencia sobre el debate de las ideas, hace que lo verdaderamente fundamental para la sociedad quede relegado a un segundo plano, perpetuando la causas mismas de la violencia y la guerra. Tantos años que transcurrieron en la última guerra contra la guerrilla mas grande que ha existido, y el posicionamiento de un discurso interpretativo dominante que potencializó el anacronismo de vivir en un permanente conflicto armado, no dejan que el increíble privilegio  de vivir en paz sea entendido por la mitad de la población, y lo que es peor, no deja nacer la prospección de un futuro que, claramente, es mas esperanzador sin el espanto de la guerra. Empecemos a superar esta terrible manía de creer que el pasado es el modelo que debe tener nuestro presente y la imagen del futuro, como un espejo que enfrentado a otro nos da infinitas imágenes de lo mismo. Aislemos el pasado, observemos su devenir y aprendamos a no repetirlo, vivamos un presente con la conciencia de estar escribiendo una mejor historia futura, superemos la ANACRONIA.
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