La ETA sin espoleta

Mié, 02/11/2011 - 00:02
Para combatir al estado español, la banda terrorista ETA usó los explosivos con espoleta o con detonador de radio. Además, las armas de fuego de corto y largo alcanc

Para combatir al estado español, la banda terrorista ETA usó los explosivos con espoleta o con detonador de radio. Además, las armas de fuego de corto y largo alcance. ETA es una organización, por supuesto clandestina, compartimentada al más alto grado, compuesta por hombres y mujeres vascos, de buena formación profesional, católicos y “facionalistas” radicales, cuya principal aspiración es la independencia de la “nación vasca”, sometida, según ellos, a la corona española. Contrario a lo que sucede en Colombia, donde estamos unificados por un idioma y una religión (mayoritaria, pero no obligatoria), una Constitución y partidos políticos nacionales, pero divergentes, España tiene regiones realmente diferentes en idiomas y por ende culturas, partidos y corrientes que requieren de un tipo de autonomías federativas con una monarquía que hace parte de su simbología unitaria como Estado.

Los vascos han sufrido graves enfrentamientos con el estado central, especialmente durante el franquismo. Pero estabilizada la democracia con una monarquía constitucional, la ETA decidió obtener la “independencia” por la vía violenta, propósito que quiso lograr utilizando las “diferentes formas de lucha”, (similar al Partido Comunista colombiano y las Farc). Para ello impulsa organizaciones civiles partidistas que a la postre son declaradas ilegales por sus evidentes vínculos con los terroristas como fue el caso de Batasuna. Esta constante del estado español, especialmente en manos de los jueces pertinentes, es un elemento fundamental en la lucha contra ETA, además de la presión estable y eficiente de la Policía y de los servicios de seguridad que no bajaron la guardia desde que ETA declaró la guerra. Pero necesario es decir que la mayoría del pueblo vasco no respalda a los terroristas y, por el contrario, la ciudadanía democrática también es víctima de sus actuaciones. Desde 1968, ETA ha causado cerca de novecientas víctimas mortales.

Cansados de guerra y desarmados en las prisiones donde conformaron el Colectivo de Prisioneros Etarras, tanto en las cárceles de varones como de mujeres, la merma de los militantes libres o en actividades clandestinas es tal, que la cantidad de encarcelados parece ser mayoritaria. Y estos prisioneros vienen expresando su opinión de terminar la violencia y buscar un camino de paz. Por otro lado, el nuevo partido vasco, Bildu, que interpreta bandera independentistadesde la izquierda abertzale, ha ganado terreno. ETA, que para su vocería conforma a Sortu, organización partidista de su cuerda, aspira a ser reconocida legalmente antes de las elecciones generales del próximo 20 de noviembre. De allí que se abra una amplia corriente de opinión en este sentido de abandonar las armas y los explosivos como forma de lucha, pero con dificultades en la agenda previa a las elecciones.

A ello se suma la disolución de Elkin, grupo de comisarios políticos de ETA que actuaba al interior de la izquiera abertzale y se declaró dispuesto a colaborar con la Comisión Internacioal de Verificación del alto al fuego que preside el abogado surafricano Brian Currin. Esta comisión es propuesta unilateral de ETA, sin reconocimiento del estado español, pero de bastante significado. Aunque el 90% los 732 presos de ETA, al apoyar la declaración de Gernica, señalan que se necesita una paz sin vencedores no vencidos, el PNV, partido Nacionalista Vasco, que agrupa mayorías electorales, dice que el pueblo vasco nada le debe a ETA, aunque comparte la determinación de su renuncia a la violencia. Una reciente conferencia de personalidades y organizaciones realizada en San Sebastián, Euskadi, con personajes como Gerry Adams (Irlanda Norte) y Kofi Annan (ex ONU) confirmaron esta tendencia que concluyó en la determinación unilateral etarra de renunciar a las armas.

La lección para Colombia puede sintetizarse así: 1. La colaboración internacional, en especial los gobiernos de países limítrofes, es vital en la lucha contra el terrorismo. Lo contrario es grave para la soberanía y la paz nacionales. 2. Los presos de las organizaciones ilegales son un conjunto humano que puede desempeñar un papel importante en los procesos de impulso a la desmovilización. 3. El radicalismo criminal de los terroristas debe combatirse, no solo con la firmeza democrática, sino que exige el compromiso de la élite y bases de los partidos en la defensa de las instituciones y de la Fuerza Pública. 4. La opinión ciudadanía no debe despistarse con los cantos de sirena que emiten los enemigos de la democracia cuando proclaman treguas unilaterales, entrega parcial de secuestrados, invocaciones a la paz mientras disparan y secuestran. Solo la determinación manifiesta de renunciar a la violencia y a la guerra, la entrega de armas y la disolución de las estructuras militares ilegales son señales aceptables para un diálogo inter partes. A partir de allí, o simultáneamente, podemos hablar de leyes o actos legislativos para abrir caminos de paz y reconciliación.

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