La farsa taurina

Dom, 08/01/2012 - 00:01
¿Puede haber en Colombia algo tan recurrente y aburridor como el Reinado de Cartagena? ¿Puede haber algo más elitista que las frijoladas de Doña Olga Duque de Ospin

¿Puede haber en Colombia algo tan recurrente y aburridor como el Reinado de Cartagena? ¿Puede haber algo más elitista que las frijoladas de Doña Olga Duque de Ospina? Sí. Y la respuesta está en las plazas de toros.

Cada año, por estos días, nos vemos enfrentados al absurdo despliegue que le dan medios de comunicación y páginas sociales a las corridas de toros en el país. De repente, Colombia se vuelve un país amante de los toros: en los noticieros hacen notas sobre las corridas; en la prensa escrita aparecen impresionantes reportajes gráficos con la mejor verónica de la jornada; en la radio hay transmisiones impactantes con verdaderos poetas del ruedo. ¿De cuándo acá tanta fiebre?

Pongamos las cosas en perspectiva. Colombia es un país futbolero. Por eso todo el año nos embuten balompié por doquier. La gente habla de los equipos del rentado nacional, pero también sufre con el Real Madrid, el Manchester y el Milán; hay quienes faltan al trabajo para ver en directo la final de la Champions; y no son pocos los que se saben de memoria los cinco primeros puestos del ranking de selecciones que hace la Fifa.

¿Cuándo pasa eso con la tauromaquia? A parte de nuestra anual ‘Temporada Taurina’, en los noticieros nunca hablan de toros. Jamás se sabe quien está toreando en la Plaza de las Ventas o en la Monumental Plaza México. No conozco a la primera persona que tenga el álbum con las estrellas del toreo, ni mucho menos el que sepa cuánto se gana “El Juli” o Morante de la Puebla.

Claro, es que es NUESTRA temporada taurina, entonces, tenemos que destacarla, dirán algunos.

Siendo así, ¿entonces por qué no destacan NUESTROS juegos nacionales de judo? ¿Por qué razón las emisoras no transmiten NUESTROS juegos nacionales de bolos?

Es que esos deportes no son tradicionales, responderán.

Entonces háganme el favor y transmiten los juegos nacionales de tejo desde el Coliseo Municipal de Madrid (Cundinamarca), porque ese sí que es un deporte tradicional, reflejo de nuestra cultura ancestral.

No va a pasar.

Ahí es donde uno se da cuenta que más allá del espectáculo de la corrida (censurable para algunos y admirable para otros), lo que de verdad mueve a algunos colombianos hacia las plazas de toros es el show mediático y las ganas de figurar. No vano por estos días las páginas sociales se llenan de fotos de grandes personajes de la política y los negocios quienes con sus mejores galas asisten a la plaza para ‘dejarse ver’, pagando hasta 350 000 pesos por entrada.

Y claro, si va la crema y nata de la sociedad, pues ahí deben estar las cámaras y los micrófonos para captarlos en todas sus poses, admirando el espectáculo taurino y haciendo un cubrimiento especial sobre ese evento tan único que reúne a lo más granado de las ciudades donde se celebran dichas corridas.

Al final de cuentas, pasa lo mismo que con las reinas. A todos terminan contándonos y volviéndonos importante un evento que a pocos les interesa, pero que por ser de élites, entonces merece ser amplificado cuál si fueran las elecciones presidenciales.

Faltó hablar de la corrida como tal. ¿Tortura o arte? Eso es harina de otro costal.

@colombiascopio

juanpablocalvas@gmail.com

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