La feria de los perdones

Dom, 09/12/2018 - 01:00
La nefasta premisa de “Todas las formas de lucha” perteneciente al método de expansión del comunismo, no sólo es vetusta, sino nociva porque connota la permisividad de cualquier conduc
La nefasta premisa de “Todas las formas de lucha” perteneciente al método de expansión del comunismo, no sólo es vetusta, sino nociva porque connota la permisividad de cualquier conducta con tal de lograr su objetivo: la toma del poder para instaurar tan torpe sistema político. La ilimitación de tal proceder para alcanzar esta meta incluye la simulación, el engaño, la mentira y la corrupción; pequeñeces –dicen y piensan los sectarios– comparadas con el paraíso que se lograría al establecer tan excelso sistema. En esto el comunismo se aparenta a la religión: hay un objetivo fijo y “superior”, así que el resto, sin importar su malevolencia, es considerado arandelas sin mérito de atención con tal de alcanzar el cielo. Por ejemplo, el Islam que no ha superado la Edad Media hostiga a Occidente para regresarlo a tan sombría época; para ello sus “héroes” se inmolan con la fe de que en un ficticio más allá los recibirá su dios y una horda de huríes para retribuir sus valerosos actos en pro de la causa celestial, la que incluye mortandades provenientes de actos terroristas. Que importa hermano musulmán, que importa camarada, la lucha por la alucinación por descarnada que sea vale el rastrojo de desgracias que se dejan a la vera. Reiterativo sería insistir en los pormenores de la historia del alfil de la izquierda radical colombiana a quien en video evidenciaron enzarzado en una de sus tantas censurables formas de lucha: sus manos “impolutas” contando fajos de billetes cuya procedencia ha sido incapaz de explicar de manera creíble. Innecesario ser avezado investigador para entender que en este hecho hay una intención dudosa, un acto de sospechosísima legalidad, un ocultamiento que la cámara indiscreta, pero intencionada, del “donante” captó como testimonio de la bajeza. Ante la irrefutabilidad del bochornoso hecho de recaudo subrepticio de dinero, sólo pudo el autoabanderado de la moralidad política del país salir con tartamudeces semánticas a pedir perdón al pueblo (al supuesto suyo, precisó) por este acto –carente de ética y estética– que él tilda de ingenuo, mas no de delito. Ingenuos seríamos nosotros de escucharle sus sibilinas explicaciones. Y es que con este señor andamos de perdón en perdón; perdones tácticos que orquesta con su pandilla. La lista de misericordias que el país ha acordado a este dizque campeón de la honradez son innumerables. Se le indultó por sus actos de rebelión y terrorismo cuando “patrióticamente” con su movimiento M19 asedió al país. Luego, este generoso (¿inconsciente?) país hizo ojos ciegos para no incriminarlo cuando en asocio con Pablo Escobar –el más execrable narcotraficante de todos los tiempos– su movimiento subversivo irrumpió en el Palacio de Justicia ocasionando una gran mortandad, inestabilidad al país y la destrucción de los archivos que incriminaban a toda esta banda narco-terrorista. Perdón por haber admirado y colaborado con el “comandante” Chávez, el gran aniquilador de Venezuela. Allí el amnistiado guerrillero, junto con su compinche Pablo Iglesias del movimiento populista español “Podemos”, fue asesor del creador del fatídico socialismo del siglo XXI, del que este país arruinado, hambriento y en bancarrota no ha podido aún liberarse. Política y suerte que el contador de billetes reservaba para nuestro país. Perdón por su paso como Alcalde de Bogotá, en donde se dedicó a la acción proselitista, ignorando el componente de gestión. Su objetivo principal fue hacer de este puesto, ganado con escasos 700.000 votos, una plataforma de lanzamiento para la toma del gobierno nacional; allí no escatimó en repartir contratos a manos llenas entre sus cortesanos. La corrupción como forma de lucha, al tiempo que criticaba la de su predecesor. Perdón por haber destruido el sistema de recolección de basuras del Distrito Capital y cuyo malintencionado efecto persiste hasta nuestros días; las investigaciones y sanciones en su contra están en curso. Para mayor manipulación Aguas de Bogotá tomó la función de recolector de basuras y la ETB fungió como eje de comunicaciones, es decir de propaganda de sus desatinos. Perdón por incendiar al país con paros y manifestaciones de toda índole para impedir que el gobierno actual ejecute su labor, para ello no duda en asumir la tutoría del gran desorden estudiantil, que con pretextos de una mejor educación busca hacer fracasar al recién entronizado Presidente, elegido democráticamente. Que le importa la conflagración del país, es una forma de lucha. Y ahora cuando el video atestigua de su nuevo pecado, nos relanza con el mismo método del perdón táctico y manipulador. Acude a la compasión judeocristiana a la que sabe el pueblo colombiano es propenso. Un perdón al que la masa es proclive porque hace parte de sus convicciones religiosas. Se unge falazmente con el sacramento de la confesión que transforma en pública. Así planea este incoherente, digo pecador, hacer olvidar el embolsillamiento de dineros injustificables. Una apropiación de dinero tan obscura que hasta el mismo señalado como dador lo niega y el beneficiario se confunde en explicaciones, en las que hasta dice ignorar si esta millonada recibida es un aporte o un préstamo. Infantilismos con los que intenta el adalid de la moral tapar tan indebida acción. Otra forma de lucha. ¿Cuántos perdones más pretende obtener el paladín de la decencia? Quiera la sensatez y la precaria justicia de nuestro país que esta vez sí se abra una concienzuda investigación, que logre determinar al menos la procedencia de estos anómalos fondos, que ya algunos atribuyen al narco “Loco” Barrera y otros a su camarada de monte, “Montes” (vaya congruente patronímico), quien misteriosamente pasó de guerrillero comunista a pujante y próspero empresario; las indagaciones actuales arrojan que en gran parte debe su fortuna a los numerosos contratos que obtuvo bajo la Alcaldía del contador de billetes, mientras este continúa insistiendo que el donador/ prestamismo/ aportador es el arquitecto Vélez, quien niega tal cosa. Todo parece indicar que la aparición del video incriminador es el resultado de un ajuste de cuentas entres bandidos: el receptor y el donador. Ya que le quedó difícil al quijotesco receptor del dinero negar su identidad grabada o de calificarla de montaje, su defensa consiste en desvirtuar la legalidad de la distribución del video. Muy similar a lo que ocurrió con los computadores del terrorista Reyes, camarada del ahora acusado, dado de baja en Ecuador y con cuyo contenido merecían estar en prisión los allí nombrados. Para desvirtuar la evidencia se declaró la información allí almacenada ilegal, posiblemente alterada, falta de custodia y por tanto sin valía legal. La estrategia del perdón hace parte de la implementación del eslogan de “Todas las formas de lucha”. Ojalá el candor no continúe gobernando nuestros espíritus generosos; una cosa es la clemencia y otra, bien distinta e inapropiada, la candidez que conduce al desbarrancadero comunista, denominación desprestigiada que es camuflada por sus impulsadores. Que la justicia actúe, sin distingos, sin benevolencias malentendidas, sin a prioris de buena fe. Esta debe ser la atinada forma de lucha.
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