Hoy, más allá de su dramática crisis humanitaria, política, social, moral y hasta de integración nacional, el país se ve confrontado por un espíritu de fronda que antagoniza a los venezolanos sobre las posibles, eventuales y deseadas fórmulas que cada quien, o cada grupo, tiene para resolver por sí mismo todos los males que nos aquejan.
Mientras cada uno de nosotros se mantiene en sus treces, la situación se agrava día a día y cuando alguien -o algunos- pretenden desarrollar o esbozar nuevas ideas, que permitan construir caminos que conduzcan a una solución diferente a las que, hasta ahora, se han ensayado sin éxito, las jaurías provenientes de distintos confines ideológicos o políticos se desatan en las redes sociales y proceden a caerle, literalmente a dentelladas, a aquellos que tengan la osadía de explorar pensamientos que no coincidan con las posiciones ya conocidas y establecidas.
Sin embargo, afortunadamente, hay personas en nuestro país que no se conforman con repetir como letanías los argumentos de unos u otros, e intentan construir hipótesis novedosas para solucionar lo que hasta ahora pareciera imposible.
Las circunstancias que nos rodean se parecen cada vez más a un tornado que terminará destruyéndonos sin que importe cuál era nuestra tesis o nuestro punto de vista para resolver la crisis.
Todavía hay tiempo, aunque no en demasía, para que superemos nuestras visiones particulares y le demos algo de consideración a las nuevas ideas que surjan. Quien sabe si por allí terminamos de encontrar la llave que nos abra la puerta a una solución.
La innecesaria diatriba
Jue, 01/11/2018 - 11:04
Hoy, más allá de su dramática crisis humanitaria, política, social, moral y hasta de integración nacional, el país se ve confrontado por un espíritu de fronda que antagoniza a los venezolanos s