Un conocido exmagistrado escritor, le ha zampado dos columnas agresivas en El Universal de Cartagena, al Dr. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub Magistrado de la Corte Constitucional. Algunos ven curiosa la súbita arremetida del jubilado jurisconsulto. Pero es clara la razón de su ira, ya que –bien jubilado- devengaba, como decía Raimundo Emiliani, “la bicoca” de veintidós millones de pesos ($22.000.000.oo), hasta que una reciente y aplaudida decisión de la Corte Constitucional, de la cual Pretelt fuera ponente, racionalizó su pensión que se redujo a $14.200.000; es decir, su ingreso mensual por concepto del regimen pensional privilegiado, que tumbó la ponencia de Pretelt, bajó en $7.800.000. Y ¡qué furia! ¡que ira!
Vale la pena recordar las razones de la desazón del exmagistrado de la burocracia judicial, -porque ellos se repartían territorialmente sus zonas de influencia correspondiéndole a éste Bolívar, Córdoba y Sucre – Todo se basa en uno de los fallos más trascendentes de la Corte Constitucional, que reajustó las pensiones de todos los Congresistas y Magistrados al tope de 25 salarios mínimos mensuales vigentes, y puso fin a los privilegios abusivos a esta prestación. Esa decisión puede considerarse un hito en la búsqueda de la equidad laboral y salarial en el país. La manera como se venía interpretando la normatividad en materia pensional, conducía a la generación y al mantenimiento de discriminaciones que se traducían, por un lado, en la profundización inadmisible de las carencias en los sectores más desprotegidos de la sociedad colombiana, y por el otro, en el establecimiento de ventajas desproporcionadas en favor de un grupo privilegiado de personas instaladas en una situación socio-económica superior, negligentes en muchos aspectos frente al resto de la población. Echa mano el exmagistrado de las raíces familiares de Pretelt a quien pretende estigmatizar como “proveniente de las tierras de Bashar al-Asad”. El exmagistrado-escritor lo sabe bien, porque fue vecino del abuelo del Magistrado -Francisco Chaljub- y de sus hijas, entre ellas la madre de Jorge Ignacio. Pero también conoce a los Pretelt, todos conocidos por el economicamente-acongojado exmagistrado; desde el abuelo Manuel H. y al padre, Abel Antonio, Olga la religiosa, gente trabajadora y honesta, juntos aprendieron de trabajo y por supuesto, a respetar lo ajeno. Los conoce bien. Por eso son extraños sus ataques xenofóbicos, afincados en la incomodidad de haber perdido lo que nunca fue justo que tuviera. No tiene razón exmagistrado, no en un país tan pobre, tan disminuido por las inmensas diferencias en el ingreso de unos pocos privilegiados que se autodespachan sin reato. No debió extrañarle que un hombre criado en valores verdaderos no se sintiera impedido o acobardado para estudiar en la Corte los problemas de desigualdad generados por las cuantiosas pensiones devengadas por un grupo poderoso al cual usted pertenece. Aunque quizá haya olvidado de qué y de quién habla. Porque después, su trasegar por tierras cordobesas fue efímero: Lo llamaron como rector de una prestigiosa universidad y tan solo dos meses después lo regresaron a su tierra natal. La comunidad académica no soportó su prepotencia, su vanidad, ni sus exigencias sin límite. Se creyó, el único capaz de regentar ese cargo y pensó ser insustituible. Se cansaron de su pose superior y le dijerón adiós… Por otra parte, de su trayectoria como exmagistrado, no se conoce sentencia alguna con mediano alcance jurídico, pues aquella Sala donde estuvo, era el escenario lamentable de la repartija burocrática. De su calidad de escritor, recuerdo haber oteado, sin soportar la tortura de haberlas terminado de leer, algunas obras sobre liberalismo y personajes de la historia política. “Obras” que ayudaron a amasar una gorda jubilación ahora parcialmente adelgazada. Sería grato ver que tuviera la honestidad de hacerle saber a sus lectores, que su lamento iracundo obedece unicamente a un resquemor injustificable: su pensión se ha visto menguada. Exmagistrado, dedíquese a vivir bien con sus catorce millones mensuales. Mas del 80% de los colombianos viven con menos del 10% de eso. Vivirá con dignidad, seguro, y tendrá que reconocer –después de la resaca- que en vez de haber agredido al ponente, y llorar el fallo, esa medida, trascendente, ayudó a aliviar la inequidad de un país, que como el nuestro, no resiste más desigualdad. O tenga el pudor de atacar en otros escenarios que no desnuden la inconformidad que le produce el que le hayan menguado el botín. Mostrar la bilis suele dejar en cueros el alma humana… @sergioaraujoc¿Le tocaron el bolsillo exmagistrado?
Jue, 31/10/2013 - 07:26
Un conocido exmagistrado escritor, le ha zampado dos columnas agresivas en El Universal de Cartagena, al Dr. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub Magist