Lecciones de amor patrio

Dom, 06/07/2014 - 15:45
La explosión ha sido masiva. El comportamiento de la Selección le ha ofrecido a la gente el vehículo para expresar como nunca su amor por Colombia.

El júbilo y el sentido de pertenencia que han
La explosión ha sido masiva. El comportamiento de la Selección le ha ofrecido a la gente el vehículo para expresar como nunca su amor por Colombia. El júbilo y el sentido de pertenencia que han invadido las calles de pueblos y ciudades, desde el comienzo del Mundial, dan muestra de la incondicionalidad de ese amor. Un amor que no repara en la falta de oportunidades de la mayoría de los colombianos para acceder a un trabajo que le permita desarrollar sus talentos. Un amor que, por el contrario,  se regocija en los veintitrés jugadores nacionales que sí han tenido esa oportunidad y cuyo éxito hoy nos convoca como país. Cosa arriesgada por demás, hablar de amor patrio. Concepto del que suelen echar mano gobernantes y políticos, con propósitos utilitarios. Tan utilitarios que en sus retóricas y discursos suele venir desvirtuado. Distinto a lo que ocurre cuando esa expresión surge masiva y espontánea en la población. Como hoy lo estamos viviendo. O cuando un James o un Cuadrado, o cualquiera de sus compañeros, lo transmiten con la camiseta o a través de los micrófonos. Esta lección se acompaña de sentimiento. Lección y sentimiento deben ser atendidas por el gobernante. Por el gobernante que gana su reelección en las urnas por móviles distintos a sintonizar con la gente. Pero seguirá estando lejos de sintonizar con la gente si persiste en sus conductas. Si persiste en gobernar sin amar realmente a la patria. Y no es amar a la patria volver con el cuento de “el mercado hasta donde sea posible, el Estado hasta donde sea necesario”, primero, porque en su gobierno el mercado ha hecho lo que ha querido, y, segundo, porque el crecimiento económico del cual se ufana, se sostiene en un Estado que permite al gran capital obtener sus ganancias, teniendo en cuenta sus costos pero no los de la naturaleza ni los del capital humano nacional. Como no es amar a la patria, pretender seguir manteniendo sin correctivos a esta economía de mercado que niega a la mayoría de colombianos la iniciativa privada y reduce sus posibilidades a los beneficios escasos y lentos de la política social. Como tampoco es amar a la patria, pretender combatir la desigualdad, conservando intacta la economía de mercado que la produce y reproduce; como si fueran dos cosas aparte. Como tampoco es amar a la patria, seguir permitiendo el uso de los escasos recursos públicos que produce esa economía de mercado, según los intereses particulares de los políticos aliados a su gobierno. El gobernante reelgido sigue dando muestras de no amar a la patria. No hay en él una buena ilustración de lo que eso es. La hay sí en la gente del común que va por la calle o detrás de un balón.
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