¿Oler flatulencias es beneficioso para la salud?, ¿nos invaden los medios con estudios?

Hace unos días, mientras me ocupaba en la hipnotizadora y trivial tarea de saltar de link en link y abrir pestañas en el computador, me topé con una noticia de la prensa inglesa cuyo titular traduzco así: “Oler pedos puede ser beneficioso para la salud”. De inmediato, cómo no, procedí a leerla. El artículo explicaba que un profesor de la Universidad de Exeter, una institución pública de Gran Bretaña, había realizado el particular estudio, que arrojó además interesantes conclusiones. Oler pedos, decía, “podría ayudar a evitar el cáncer, los accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos y la demencia, han dicho los científicos”. Todo se sustentaba en que las flatulencias tienen, entre otros componentes, uno llamado sulfuro de hidrógeno, que puede ser útil para evitar un daño mitocondrial y prevenir riesgos de cáncer o ataques al corazón. Al terminar de leer, imaginé el escándalo que habría suscitado la noticia en Colombia. De inmediato las redes sociales habrían explotado, en Twitter se posicionarían al menos dos tendencias del tema, y, desde luego, los medios, indignados, empezarían a preguntar a los encargados de la investigación o a los directivos de la universidad lo siguiente: “¿Y no le parece que podrían invertirse esos recursos, todo ese tiempo de investigación, en otros estudios más importantes?” “¿No es un despilfarro, en un país como Colombia, aprobar presupuestos para investigaciones tan inciertas? Aquel pensamiento, basado en una situación hipotética, fue reemplazado por otro más real. Advertí que día a día vivimos atrapados entre decenas, cientos y miles de estudios publicados por las más diversas universidades o institutos. Lo corroboré leyendo varios portales y oyendo la radio. ¿Y por qué tanto estudio? La respuesta, creo, es que hablar de nuevos estudios ofrece lo que se ha llamado ‘moneda social’,  que no es otra cosa que tema de conversación. Haga el ejercicio. Encienda la radio, espere un rato y no tardará en escuchar: “Jorge, ¿sabía usted que la gente que acostumbra dar abrazos podría ser más longeva?” O: “Esta noticia es para usted, Sofía. Imagínese que científicos australianos han descubierto que bañarse con agua helada mejoraría el desempeño sexual. ¿Qué dice, cambiaría una ducha caliente por un chorro de agua fría a la cinco de la mañana?”. ¿Por qué nos atacan con esa abrumadora cantidad de información descontextualizada? Ese tipo de noticias abren de inmediato una charla entre los periodistas, quienes capturan la atención de los oyentes, que prestan atención al debate. La mayoría de estudios registrados en medios tienen que ver con relaciones sentimentales, sexo, vejez, dieta…Lo que le preocupa a casi todo el mundo. Unos días después de leer la nota de las flatulencias, llegó a mis ojos la siguiente nota de Internet: “La caca de gato puede ayudar a curar el cáncer”.  Más abajo se decía que el Grisel School of Medicine at Dartmouth-Hitchcock Medical Center, en Estados Unidos, había descubierto que un parásito que se encuentra en las heces de los gatos podría servir para crear una vacuna contra la enfermedad. Sin  embargo, los estudios insólitos no son los únicos que se publican. Todos los días aparecen nuevas investigaciones que no hacen sino confundirnos sobre los temas más cotidianos: un día el café es bueno para la impotencia y al otro es desencadenante del cáncer linfático. Un día el chocolate es la poción mágica de Ásterix y luego el causante de gastritis temprana en la población menor de doce años. Un día es bueno dormir de medio lado y al otro es mejor mirando al techo. Un día tomar una copa de vino es sano para el corazón y al otro es mejor medio vaso de whisky en las rocas. Si uno se rigiera por lo que dicen los estudios, se volvería loco. Contradicción tras contradicción. ¿Y de qué sirven tantos estudios? ¿Por qué nos invaden con tanta información que, en la mayoría de los casos, no es más que un supuesto, un vaguedad? Como dije antes, dan de qué hablar y buscan captar la atención de la gente con temas que afectan a cualquier persona. Yo creo que lo más sano es pasar de largo y no atender a las recomendaciones de los estudios sobre nuestras costumbres. Me quedo con lo de siempre: coma bien, duerma bien, haga ejercicio y no fume. Para qué más.  Considero que está lejano el día en que la caca de gato cure el cáncer, como lejos está el día en que uno agradezca el pedo del vecino. Cuando la gente no niegue los pedos y, en cambio, se enorgullezca de expedirlos. @izquierdogerman