¿No les parece como raro que en Colombia sin que hayamos tenido un gobierno de izquierda, (porque por mucho que se esfuerce con lo de la paz, el de Santos no tiene nada de izquierdoso), la única oposición que realmente existe con opción de poder sea la derecha? Es como si el péndulo de la historia aquí oscilara solamente para un lado, del centro a la derecha y de la derecha al centro. O mejor de la centro-derecha a la derecha extrema
La izquierda democrática, atomizada en personalismos y fracasos locales, luce disminuida y para no desaparecer del todo se pega como las migas de hierro al imán, a ese imán que es la cabeza del péndulo y se deja arrasar de un lado al otro.
Ni siquiera las opciones de centro puro que de cuando en cuando aparecen en Colombia (cuidado con confundirlas con el Puro Centro Democrático), como los verdes, los Nuevos Liberalismos, Firmes, etc., han logrado subsistir por fuera de esa fuerza gravitatoria de la derecha y el centro neoliberal y que ha dominado el espectro político de Colombia en toda su vida republicana.
Esto es más claro que nunca, ahora, cuando la única oposición al gobierno de Santos proviene del uribismo, un movimiento que se está armando (en sentido figurado, espero) para arrasar en las próximas elecciones, mientras que la izquierda ahí, perdida, sin líderes, sin propuestas, sin posibilidades. Eso sí, con individualidades muy importantes como Navarro, Clara López o Robledo, cada uno empujando por su lado y desgastándose en un esfuerzo inútil por mantener vivos unos idearios de izquierda democrática.
Antonio Navarro, ¿Quién mejor que él, exguerrillero, exconstituyente, exalcalde y exgobernador, tendría los elementos para un gobierno de izquierda moderno y democrático? Sin embargo, se encuentra embolatado en una montonera sin claridad ideológica que se autodenominó “Pido la Palabra” y no ha querido o podido presentarle al país una propuesta que avance más allá del descontento con los partidos de la Unidad Nacional.
Clara López, mujer valiosa, alcaldesa más que decorosa salió ilesa de la herencia maldita que le dejaron los Moreno Rojas, pero no logra darle al Polo Democrático la conexión popular que le abriera las opciones de poder, tal vez porque su talante, un poco autoritario y arrogante, no puede despegarse de su estirpe de bogotana de ilustres apellidos.
Y Jorge Robledo, un inteligentísimo Senador, un hombre que habla con sensatez, que no se le arrodilla al poder, ni a los halagos, alguien que se ha ido ganando espacios en los medios de comunicación y respeto en sectores de opinión. Robledo obtuvo una de las más altas votaciones al Senado pero está solo, inmensamente solo en su Moir y en ese Polo, que no logra consolidarse. Cómo le hace de falta a Robledo un partido, un buen partido de izquierda, porque como en el fútbol, los goles no se hacen sin equipo y sin director técnico.
Entonces la oposición queda en manos de Uribe, con su desbordada dialectiva, con su violencia verbal tuitera, con su incipiente partido y sus débiles precandidatos presidenciales, pero sonando y haciendo que la política de Colombia gire en contra o a favor de él, dividiendo el país en uribistas y antiuribistas. Y eso, aunque no nos guste, es hacer política, de esa que la izquierda democrática no hace, esa que solamente se hace en boca de los voceros de la guerrilla en a la mesa de La Habana. Como si la Paz fuera de exclusiva propiedad de las Farc.
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http://blogs.elespectador.com/sisifus/2013/02/01/la-historia-los-absolvera/
Oposición a la derecha
Mar, 05/02/2013 - 01:03
¿No les parece como raro que en Colombia sin que hayamos tenido un gobierno de izquierda, (porque por mucho que se esfuerce con lo de la paz, el de Santos no tiene nada de izquierdoso), la única opo