Quedan pocos días para que los bogotanos decidan quién será su alcalde para los próximos cuatro años y según las últimas encuestas, la más fuerte posibilidad se baraja entre dos opciones: Petro y Peñalosa. Durante las dos últimas semanas hemos visto a Peñalosa más comprometido con las clases menos favorecidas, pedaleando hasta en el último y más escondido rincón de la ciudad, compartiendo almuerzos y desayunos en sectores populares, hablando con comerciantes, vendedores ambulantes y madres cabeza de familia. Pero lo que más le ronda en la cabeza al padre del sistema de transporte masivo, Transmilenio, es mejorar la lenta movilidad de la ciudad, víctima de obras inconclusas y empañada por el último escándalo de corrupción de la administración de Samuel Moreno, amigo de vieja data del rival de Peñalosa, Gustavo Petro.
En manos de los bogotanos está ahora la decisión de marcar el tarjetón a favor de un candidato que con hechos concretos en su periodo anterior, elevó a Bogotá a un ejemplar modelo de desarrollo en América Latina y que sirvió como espejo para países como México, Chile y Ecuador, entre otros; ó simplemente preferir a Gustavo Petro, un hombre que al parecer denuncia casos de corrupción por conveniencia y que hizo parte del Polo Democrático, el mismo partido al que perteneció el hoy cuestionado exalcalde Samuel Moreno.
Hay que apostarle a los hechos y no a las palabras, obras son amores y no buenas razones. Un reto bien alto tiene Peñalosa para disminuir los índices de inseguridad de la ciudad, que bajó considerablemente en sus administraciones anteriores y que le permitieron quitarle a Bogotá el calificativo de una de las ciudades más peligrosas del mundo. El esfuerzo será grande pero no imposible para Enrique Peñalosa; con la visión emprendida años atrás, trabajará a toda máquina para recuperar el espacio y tiempo perdidos; todo con el propósito de cumplir su meta de vieja data, convertir a la capital de Colombia, en una gran metrópoli para el año 2025.
Ante todos esos retos, tiene más posibilidades Peñalosa, porque ya lo ha demostrado en el pasado, mientras que el señor Gustavo Petro, a la hora de la verdad, parece ostentar más como un camaleón, que cambia de parecer y de cara, según sea su conveniencia.
Incluso, ¿Qué pensarán quiénes lo apoyaron cuando estuvo en el M-19 y en el Polo Democrático?
Más vale votar por el candidato de las ideas serias y permanentes en el tiempo, que cumple lo que promete y no por Petro, que terminó dándole la espalda a quienes al comienzo lo apoyaron.
Señores bogotanos, en sus manos está la responsabilidad de rescatar a Bogotá de la hecatombe en la que se encuentra o en preferir a quien hace eco a viejos discursos que solo han quedado en palabras.
¿Están ustedes dispuestos a soportar más inseguridad, más obras inconclusas, menos civismo y menos inversión, ante las difíciles circunstancias que enfrenta la ciudad? ¿Qué prefieren un Petro, quien quizás tenga buena intención, pero sin la experiencia requerida y con una hoja de vida poco recomendable?
¿No es mejor votar por Enrique Peñalosa, un hombre decidido a ponerse la camiseta por Bogotá, dispuesto a recorrer punto a punto a la ciudad para reactivar y mejorar los anteriores planes de infraestructura, vivienda social, educación, salud y el novedoso sistema de transporte masivo, para atender la demanda que requieren los ciudadanos?
En sus manos está la elección.La Pde Petro ola Pde Peñalosa. Las dos únicas P fuertes que quedan para llegar al poder de Bogotá.