Que no se enrede la pita

Mañana se completan tres años del gobierno de Juan Manuel Santos y, como es costumbre, los aniversarios sirven para hacer balances. Cada cual valora las cosas desde su particular punto de vista, por lo que la verdad sobre este trienio es polémica y sólo el tiempo (el que se mide en horas, no en páginas) decantará las posiciones. Para el presidente Santos, las cosas han salido bien como le aseguró a El Espectador, cuando dijo que “estamos transformando a Colombia”. Según él, su gobierno ha disminuido la desigualdad y la miseria, ha hecho una revolución en infraestructura, garantizado gratuidad en educación, cobertura universal en salud y crecimiento económico con baja inflación, empleo y disminución del déficit fiscal. Para el último año se concentrará en el proceso de paz y probablemente en reelegirse o elegir un sucesor que no lo traicione (Sería acaso ¿Vargas Lleras?), pero sobre todo en no dejar prosperar candidatos como su primo hermano doble a quien critica con una frase demoledora: “Imagínese a Pacho Santos gobernando este país”. En contraste con esa edulcorada visión presidencial, están los ácidos balances de Álvaro Uribe y del mismo Pacho Santos, en la derecha, o del Senador Jorge Enrique Robledo, en la izquierda. Para la derecha, este gobierno ha fracasado, claudicó frente a la guerrilla, le devolvió legitimidad y la graduó de interlocutora política, cuando debía tratarla como terrorista y narcotraficante. Además cometió la deslealtad de hacerse amigo de los peores enemigos de Uribe. Santos traicionó su legado, dice Uribe. Quebró los tres huevitos de la seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social. Nada ve de bueno la derecha Colombiana en el gobierno y se prepara para vencerlo el próximo año con listas al Congreso y candidato presidencial propio. Por el lado de la izquierda las cosas tampoco se ven bien para el presidente. El gobierno es calificado como inviable. Dice Jorge Robledo, principal vocero del Polo, que “después de escuchar a Santos, el pasado 20 de julio, creería uno que vivimos en el paraíso…El presidente es diestro en el arte de impostar y se la pasa pintando una realidad que no existe.” Lo peor para esta mirada crítica de la izquierda son los TLC que empobrecen el campo y esa la marcada preferencia del gobierno por favorecer a sus oligarcas amigos. Izquierda y derecha coinciden en la crítica despiadada al gobierno y eso podría llevar al equívoco de creer que son la misma cosa Uribe y Robledo. Pero no hay tal. Basta revisar temas fundamentales para encontrar las diferencias: Paz significa guerra y campo significa AIS con Uribe; para la izquierda Paz es negociación y el desarrollo agrario es de la mano del pequeño y mediano productor. Para que las cuentas no se enreden, en momentos electorales como en el que estamos entrando, es fundamental aprender a leer estas diferencias. De lo contrario, se correría el riesgo de que la izquierda sirva de soporte para que la derecha recupere el poder y eso sí que sería un gran enredo, como cuando se le enreda la pita a una cometa. ¡Se estrella con el suelo! www.margaritalondono.com http://blogs.elespectador.com/sisifus/