La censura a la información del canal NTN24 por parte del gobierno de Nicolás Maduro sólo es otra muestra de sus políticas autoritarias. Nada más parecido a las dictaduras tradicionales que la declaratoria de guerra a la libertad de información.
La máscara de legalidad se les está derritiendo como si se tratara de un pegote de cera que con el calor se diluye para dejar paso al verdadero rostro de un gobierno cavernícola, que no consigue afianzarse en el poder y se tambalea como un borracho pendenciero.
Gobiernos verdaderamente de izquierda como el de Uruguay, no se les ocurre limitar la libertad de expresión y de comunicación. Su autoridad no proviene de la fuerza militar y la cooptación corrupta del Estado, sino de la fuerza moral de sus convicciones y de la coherencia en sus acciones.
Pero claro, pedirle eso a Maduro, un hombre que escaló en el chavismo a fuerza de una lealtad incondicional con Chávez, un hombre que ha tolerado la más descarada corrupción, alguien cuyo único mérito fue ser señalado por su padrino en su lecho de muerte, es imposible.
Maduro no gobierna, simplemente se la pasa de acusación en acusación como si las responsabilidades no fueran suyas. Los desastrosos resultados económicos del chavismo, según él, se deben a la especulación y el inconformismo ciudadano es, en su simpleza de pensamiento, una acción coordinada entre la oposición fascista y expresidente colombiano Álvaro Uribe. De ahí que no tenga ninguna fuerza moral, ninguna coherencia ideológica, ninguna autoridad propia.
Sus armas no son el debate en condiciones de igualdad democrática, sino la grosera represión y la censura. Maduro le teme a la libertad de expresión, a la libertad de movilización y a la controversia, porque en esas libertades pierde y él no se puede darse el lujo de perder. Ese entramado de poder se le derrumbaría como castillo de naipes al menor soplido.
A quienes les molesta que se lo critique seguramente consideran, como él, que oposición es de derecha y creen que quienes lo criticamos en Colombia somos todos “uribistas”. Para mí esas personas también le tienen miedo a la libertad, el mismo miedo que ha tenido el gobierno cubano en todos sus larguísimos años de dictadura y el mismo miedo que ahora tiene el régimen venezolano.
La oposición venezolana es débil, es verdad, y algunas personas de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) son de derecha, es cierto. ¿Pero acaso la derecha no tiene derecho a la protesta? Ese es otro tema, porque lo que hay que destacar es que hacer oposición sin garantías es algo heroico. ¿Qué tal que en Colombia el Polo o la UP o la Alianza Verde tuvieran que hacer oposición sin medios, sin plaza pública, perseguidos por la policía? Eso es lo que está pasando en nuestro vecino país. De ahí que decir que la oposición venezolana es de derecha no es sino una legitimación del autoritarismo. El mismo argumento que en momentos infames de nuestra historia se utilizó para perseguir la oposición de izquierda.
Afirmar que quien critica a Maduro y a su régimen corrupto está del lado de Álvaro Uribe es una macartización infame. Se parecen a ese presidente vacío de entendederas que afirmó sin siquiera ponerse colorado que fue el expresidente colombiano el que llenó las calles de Caracas la semana pasada.
¡Ay, pobre Venezuela gobernada por un tirano con tanto miedo a las libertades y tan pocas ideas es su cabeza!
Postdata: ¿Qué mal le ha hecho Bogotá al Padre Chucho para que ahora venga a querer gobernarla?
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¿Quién le teme a un titular?
Lun, 17/02/2014 - 15:15
La censura a la información del canal NTN24 por parte del gobierno de Nicolás Maduro sólo es otra muestra de sus políticas autoritarias. Nada más parecido a las dictaduras tradicionales que la de