Quo Vadis Emiliani y Matraca

Sáb, 19/03/2016 - 06:46
Recibo un mail de los asociados chilenos anunciándome la visita a Bogotá para la semana del 21 al 24 de Marzo y pidiéndome el favor de coordinar las reuniones con las personas claves que por los ne
Recibo un mail de los asociados chilenos anunciándome la visita a Bogotá para la semana del 21 al 24 de Marzo y pidiéndome el favor de coordinar las reuniones con las personas claves que por los negocios deberíamos visitar. Miro el calendario y encuentro una semana “Apasionada” en días bloqueados, rojos. Paradójicamente denominamos festivos incluso a los de la pasión y muerte de Jesús. Comunico de inmediato la necesidad de aplazamiento de las jornadas y me responden completamente extrañados sobre la naturaleza del “descanso” forzado que tiene nuestro país. Eso de la ley emiliani en medio de una semana santa es difícil de entenderlo, más lo es explicarlo. Esta vez la llamada La Semana Mayor, con tres días feriados hace más que honor a su nombre. Para muchos pasa desapercibida, para otros es su compromiso sagrado con su religiosidad cristina, mientras que para otro grupo de personas es su consagrado refugio con el teatro del mundo que se cita en la ciudad y un muy buen y numeroso grupo de familias que emprenden el éxodo automático vía avión, automóvil o flota. Me encantaría poder incluir la palabra “trenes” pero imposible en este país. Tiempos han pasado desde que la programación de la televisión y la cartelera de cine año tras año nos obligaba a ver las larguísimas, inolvidable y clásicas producciones de Jesús de Nazaret, Moisés, Espartaco, Cleopatra (Liz Taylor), Los 10 mandamientos, La Pasión de Cristo o Ben-Hur (C. Heston). Y en plena adolescencia nos cambiamos para otras pasiones como el Jesus Christ Superstar de Andrew Lloyd Weber con esa “no sé como amarlo” que le cantaba María Magdalena. Reparé en ver esta semana que nos deparaba y encuentro que se ofrecen innumerables y variados programas para todos los gustos. De verdad que me resulta sorprendente que maravillosa y varia oferta de actividades con derroche de música clásica, paseos ecológicos, teatro, conferencias, todo casi todo por hacer. No encontré por ninguna parte invitaciones para unirse a las tradiciones y ceremonias religiosas que le hacen honor al verdadero sentido y origen de la consagración de la semana santa, como la visita a los monumentos, el sermón de las siete palabras, las velas y sirios y algo que jamás volví a ver y cuya forma tan particular e ingeniosa y su sonido aún reposan en mi memora desde niño: la “matraca” el Instrumento de percusión formado por una rueda de tablas en forma de aspa que al girar son golpeadas por pequeños mazos; produce un ruido seco y desagradable. La gran paradoja son los debates interminables que se dan para que este país se abra a lo amplio, a lo diverso, para que los otros cultos no católicos tengan lugar y cabida y el país deje de ser consagrado al Corazón de Jesús, para que las comunidades como la LGTBIxyz tengan sus derechos y espacio, y muchísimas otras causas; pero jamás, nunca los he visto y asumo que no los veremos a estos sectores de la población , ni unidos ni por separado intentando reformar la ley emiliani, que es genéticamente católica, apostólica y romana, para que este país no tenga tantos “feriados” para que esos días se vuelvan productivos. Ahí si ya no. Ahí si la semana santa es universal y sirve a todos por igual, por eso me permito proponer formalmente adicionarle a nuestro escudo nacional junto al gorro frigio y el cóndor que ya no hay y a Panamá que ya no es nuestra, una matraca , que podría identificar a muchos con la doble moral.
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