El Banco de la República se ha especializado en traer exposiciones menores de grandes nombres que no significan un aporte real al mundo cultural. Nada tiene mérito y nos hacen creer que esta alta cultura que puede ser mejor, alta costura.
Últimamente han presentado exposiciones que son reductos insignificantes. Trabajos con pergaminos de una función diplomática como fue la exposición de Joseph Beuys. Y, de esa exposición, el peor resultado fueron las ingeniosas propuestas criollas sobre la escuela del maestro alemán. Todo desproporcionado, de mal gusto, con un pésimo manejo de los recursos (sí a alguien se le ocurre por ejemplo, derrumbar muros y colgar pianos) y lo peor, viene a ser lo importante: el mal criterio para una gran oportunidad. Pero, es verdad, que la Luis Ángel Arango perdió su gran rumbo. En vez de hacer lo que supo hacer, se ha dedicado a conceder espacios a lagrimosas exposiciones sin mérito con ocupación histórica pero sin función cultural. Lástima porque es el ejemplo de la gestión cultural en América Latina. No sé más del mundo, pero ha sido ejemplar.
Interceptores Phantom, 1964.
Nuestra próxima exposición que se abre el 9 de agosto es Gerard Richter y, me adelanto porque le tengo miedo a la miseria, a la omisión, a la falta de información, al trabajo curatorial realizado para el tercer mundo en vías de desarrollo sin pronóstico viable. Sería más conveniente, mostrarle al público un solo buen trabajo, pero traen con gran bombo y platillos, obras menores que no muestran el enorme carácter y la fuerza del arte Alemán.
La exposición que se inaugura la semana entrante es toda una incógnita interesante. Otra que viene de Alemania, Gerard Richter quien nació en 1932 y pertenece a la brillante generación después de la Segunda Guerra Mundial, donde Alemania se les queda la estrella Nazi grabada en la conciencia de todos.
Sin título, 1983.
Richter logró abandonar a la Alemania del Este cuando el muro dividida la sociedad de forma radical y se radicó en Dusseldorf donde pudo compartir experiencias con los otros grandes seres alemanes como Sigmar Polke o el mismo grupo Fluxus.
Al realizar el experimento Pop donde utilizaba la base de la imagen con la fotografía o recortes de los medios de comunicación, comenzó su etapa que llamó con acierto: Capitalismo Realista, donde buscó y logró alterar la composición del espacio pictórico. También trató de invertir lo vivido mientras reorganizaba lo subjetivo con lo objetivo, trastocaba el presentimiento de los límites de dónde comienza lo público y dónde lo privado y para experimentó en repensar su historia mientras puso en tela de juicio, dónde se encuentran los límites de lo implícito con lo explicito. Porque ha sido, tanto un narrador de su mundo social de la guerra como un hombre sentimental que recoge en sus obras las imágenes de su mundo familiar.
Lesende, 1994.
En 1966, continuó con sus experimentos naturales y se percató de una difícil categoría que es la geometría abstracta y de allí encontró un camino libre para la abstracción matérica porque estaba impresionado con el arte informal de la corriente española de Antoni Tapies.
Fue transformando foco nítido a fotos borrosa en movimiento continuo y, de allí pasó a una pintura imprecisa y expresiva texturas y llegó, como buen alemán, al expresionismo y se encuentra al lado de seres inolvidables en la historia del arte como Julian Schnabel, Anselm Kiefer o Georg Baselitz.
A este hombre le gusta la analogía con el presente, la síntesis de los tiempos. Y, entiende el arte cuando dice, que ha pesar de su vida entre fuerzas y tensiones, que el arte es una bella expresión de la esperanza.
¿Será otra exposición para el tercer mundo?
Dom, 05/08/2012 - 00:03
El Banco de la República se ha especializado en traer exposiciones menores de grandes nombres que no significan un aporte real al mundo cultural. Nada tiene mérito y nos hacen creer que esta alta